Cada mañana, desde hace más de una década, el comedor comunitario ubicado en la colonia Nueva Mina abre sus puertas con un solo propósito: brindar un plato de comida caliente a quienes no tienen nada.
Sin embargo, hoy sus responsables enfrentan una dura realidad. Las despensas están casi vacías y la fila de personas necesitadas crece cada día.
El comedor —ubicado en la esquina de Manuel Campillo y Revolución, en lo que fuera el templo parroquial Divina Providencia— recibe diariamente entre 60 y hasta más de 80 personas, muchas de ellas en situación de abandono, desempleo o marginación social.
Juliana Reyes Castillo, quien está al frente de este espacio, explica con preocupación que ya no cuentan con los insumos necesarios para seguir sirviendo alimentos. “Lo que tenemos alcanza apenas para unos días. Cada jornada vienen más personas, algunas registradas, otras nuevas, todas con hambre. Y nosotros ya no tenemos con qué cocinar”, relata.
Este comedor atiende de martes a viernes de 8:00 a 15:00 horas y los fines de semana de 8:00 a 11:00 horas. Aquí no se discrimina a nadie: jóvenes sin empleo, madres solteras, adultos mayores o personas en situación de calle son bienvenidos.
Se solicita ayuda solidaria
En estos momentos, se requiere con urgencia alimento fresco y no perecedero para continuar con la labor. La lista de necesidades incluye:
•Verduras como papa, zanahoria, tomate, cebolla, chayote
•Pollo, carne de res o de cerdo
•Huevos
•Frutas o jamaica para preparar aguas frescas
•Longaniza, queso, leche y otros productos de la canasta básica
“Todo lo que pueda donarse será recibido con gratitud”, afirma Juliana. “Nos mantenemos únicamente gracias a la caridad de las personas. En estos tiempos, el hambre no espera y nuestras manos ya están vacías”.
El comedor ha publicado también en redes sociales su llamado, apelando a la solidaridad de la comunidad cristiana y de quienes deseen compartir desde lo poco o mucho que tengan. “Dios ama al que da con alegría”, recuerdan con fe.
Las personas interesadas en ayudar pueden acudir directamente al comedor en la dirección mencionada o comunicarse a través de los voluntarios de la parroquia.
