Era de 200 litros, dejó huérfana a bebé de ocho meses
Policiaca
- 2011-05-05
En Altotonga, un trabajador de la construcción y operador de maquinaria pesada, pereció al ser aplastado por un tambo cargado con 200 litros de diesel.
Estos hechos se registraron la tarde-noche del pasado miércoles, cuando ingresaron al hospital de Altotonga, tres personas, una de ellas con lesiones muy graves en diferentes partes del cuerpo.
Los lesionados eran Luis Enrique Ruiz Marino de 49 años, Miguel Rodríguez Pérez de 19 años y Armando Rodríguez Pérez de 29 años, este último con lesiones graves y fractures expuestas.
Siendo internados de emergencia en el nosocomio para que les brindaran los primeros auxilios, pero uno de ellos era muy difícil que se salvara tras las fuertes lesiones que presentaba y la sangre que ya había perdido.
Esto tras el largo traslado que sufrió de más de dos horas, debido a que se dieron los hechos en la comunidad de Plan de Arenas donde se estaba construyendo un camino comuna hacia Coahuixtepec, en donde una de las pesadas maquinas que estaba operando se le agotó el combustible.
Motivo por el cual el hoy occiso, quien respondía al nombre de Armando Rodríguez Pérez de 29 años, se encontraba manejando un tambo con capacidad de 200 litros con diesel, el cual de manera desafortunada rodo sobre el ahora finado causándole graves heridas, pero no siendo el único en sufrir lesiones por esta situación.
Las otras dos personas no resultaron con lesiones tan graves al
poder esquivar el pesado tambo que no pudieron detener tras el peso del mismo, debido a que se encontraban sobre una pendiente.
En el lugar se encontraban laborando varias personas, que se encontraban metros más abajo del lugar de los hechos, estos rápidamente acudieron al auxilio de sus compañeros a los cuales como pudieron lograron sacar del lugar para poderlos trasladar al hospital.
Pero minutos más tarde Armando Rodríguez Pérez, con domicilio en calle Netzahualcóyotl numero 254, de la localidad de Ilita del municipio de Tlatlauquitepec, Puebla, perdió la vida.
El cuerpo del finado fue reclamado por su esposa, para darle sepultura, dejando en la orfandad a una bebé de apenas ocho meses de nacida.