A los veracruzanos no nos quedará más que “mentárselas”
+ ARRIEROS SOMOS, por Renato P. Vásquez Chagoya
Zona Sur
Renato P. Vázquez Chagoya - 2014-05-12
Ya en el estado de Veracruz estamos viviendo lo mismo que en otros estados de la república.
No pasa semana en que no sean secuestrados todo tipo de ciudadanos y lo último, que secuestren niños.
Fue baleado un representante del gobierno del Estado en el tramo Acayucan-Jáltipan.
El pasado viernes, fue “rafagueado” un miembro de la Policía Federal Preventiva, con fatales consecuencias.
En la capital del Estado, casi todos los días se suceden balaceras.
Los robos a casa habitación son a pleno luz del día, así como los secuestros.
Las extorsiones siguen “floreciendo” como jardín en primavera.
Mientras, las autoridades policiales, horas o días después, efectúan retenes para la revisión de automóviles y automovilistas, originando tremendo desorden vehicular y tiempo perdido de quienes son “revisados” en su trayecto.
A pesar de esos “operativos” los conductores manejan sin precaución alguna, pasándose los altos y violando permanentemente los reglamentos de tránsito y los de civilidad.
Está pasando, sin pasar nada
Las autoridades policiacas, al instituirse el Mando Único, nos alegraron el ojo, desfilando con sus caballos, perros, motocicletas, innumerables vehículos, bien armados y mejor pertrechados, suponemos. Nos dieron cátedra de disciplina y gallardía. Como dicen los chavos: Nos dejaron con el ojo cuadrado.
Pero hasta ahí.
Hubo otro fenómeno. Como casi siempre andan encapuchados, ya no sabemos con quién tratamos. Antes, con nuestros modestos policías municipales, sabíamos cuál de ellos era el que intervenía a algún ciudadano, quién pretendía sancionarnos o quien se preocupaba por nuestra integridad personal y patrimonial. Y también sabíamos cuál de ellos se quería “pasar de rosca”, inventando faltas administrativas con las cuales extorsionarnos.
Nos enojaba que nuestros policías municipales se dedicaran a cuidar cantinas y convivieran sin disimulo con las meseras de esos lugares. Creíamos que con los elementos del Mando Único la situación iba a cambiar.
Nada… y como dijera alguien: “También son humanos y… la carne es débil”.
Y, lo más triste, ya no vemos que patrullen la ciudad. Ya no los vemos constantemente en nuestras calles.
Cubrir las apariencias
Nuestras autoridades políticas están “mortificadas” porque en algunos lugares del Estado, se reporta la existencia de “autodefensas”.
Es más, no quieren oír hablar de ello.
Las autodefensas es un mecanismo de protección personal y patrimonial que existe desde el principio de la asociación humana. Dígame si no.
Cuando se instituyó la primera autoridad en las tribus, el que mandaba necesitó de quien lo protegiera y quien cumpliera con sus instrucciones para aplicar los dictados y órdenes de “su” autoridad. ¿Cómo lo llamaríamos? ¿Guardias, policías, militares, paramilitares, o autodefensa?
Nuestras mismas autoridades, del nivel que sean, ejercen su poder a través del Ejército, de la policía, llámese como se llame y de cuerpos de seguridad, pagados por el Estado, es decir, pagados por los ciudadanos, que los protegen primordialmente a ellos y al poder que detentan.
Sin embargo, se asustan y se muestran sensibles cuando se habla de “autodefensas” y uno se pregunta ¿por qué negarse a la realidad, si el mismo presidente de la república reconoce su existencia?, y hasta mandó a Michoacán a un funcionario de sus confianzas, que basado en la ley, los reconociera, los organizara, registrara sus armas, los censara y permitiera su funcionamiento.
¿Por qué aquí no?
¿Sólo con armas podremos defendernos?
¿No existen mecanismos de organización civil que nos permitan preservar la seguridad y tranquilidad de nuestras poblaciones?
¿Por qué no ponernos a trabajar en buscar soluciones y no negarlas?
Negando su existencia no se va a resolver el problema.
¿Quién se beneficia?
Tardará algún tiempo todavía para saber si las autodefensas en Michoacán son los apropiado para resolver el problema de la inseguridad, cuando la autoridad oficial no alcanza a resolverlo.
Pareciera que está funcionando, pero… en el fin de la semana pasada ya aparecieron las primeras discrepancias entre quienes las crearon y el representante del gobierno federal.
Habría que preguntarse que si la existencia de las autodefensas obliga a los delincuentes a emigrar o inhibir sus actividades, no es este el primer paso para erradicar gradualmente la delincuencia en nuestras comunidades.
Si la existencia de las autodefensas beneficia la tranquilidad y la seguridad en nuestros pueblos, ¿por qué entonces no fomentar su creación y funcionamiento?
Muchos se preguntan si la reticencia oficial a las autodefensas no radica en el temor de que se exhiban los verdaderos motivos para su rechazo.
En el Estado de Veracruz, pareciera que nos seguimos rezagando en todos los aspectos y el más grave es el de la seguridad de la población.
Y créame, ¡No hay derecho!
Usted escoja…
Uno se pregunta cuál es el medio idóneo para protegerse de un secuestro.
Unos opinan que el mantener un perfil bajo.
Otros, que mantener permanentemente un cuerpo de seguridad a su servicio.
Otros, preferirían abandonar el lugar y cambiar de residencia. ¿Cuántos pueden hacer esto?
Muchos más, restringir al máximo las salidas de su domicilio y evitar toda convivencia. Qué nadie sepa de uno.
Una más, integrarse a los grupos delincuenciales.
Hay otra, en el borde de la desesperación, que por descabellada suena a locura.
Andar por el mundo como hombre-bomba, para que nadie -¡nadie!- se acerque a uno. Y si alguien se atreve, ¡adiós café!.
Desde luego, esta última solución es una inmolación, pero efectiva que desalentaría totalmente este tipo de actividad.
Total, que la que usted escoja, es una vida de horror, que nadie merece.
Como en las películas
Los ciudadanos en el estado de Veracruz no contamos con facilidades para poseer armas ni para portarlas. Somos un pueblo muy respetuoso en ese sentido, pero quienes ejercen la delincuencia no, de tal manera que los ciudadanos siempre estamos en desventaja.
Quienes delinquen lo hacen sabiendo que tienen ventaja física al poseer armas y utilizar la violencia, que el ciudadano común no ejerce.
Eso trae el recuerdo de una escena de la película “La Cucaracha”, en la que actúa María Félix, dirigida por Emilio “El Indio” Fernández.
En un encuentro entre rebeldes y ejército, a sus seguidores se les acaban las municiones. Ella es informada, y de inmediato ordena que a falta de balas, se le tire al enemigo las armas.
Al no contar con armas que tirar, le preguntan qué van hacer.
La generala, sin pensarlo responde: “Miéntenle la madre, que eso sí les duele”.
A los ciudadanos veracruzanos, no nos quedará de otra, más que… “mentárselas”.
Minucias
En algunos ayeres toqué el tema de las expresiones en desuso.
Resulta que los términos “atardecer” y “anochecer” ya no se utilizan. Ahora se usa la expresión “tarde-noche”.
Pero, mi sorpresa fue mayúscula, cuando la semana pasada leí que se utilizaba la expresión “mañana-tarde”, en vez de utilizar el término correcto y preciso de “mediodía”.
Y como ya no da pena hacer este tipo de “innovación” al lenguaje, de una vez, propongo que al “amanecer” ya no se le diga así. Que ahora en adelante, se le llama “noche-mañana”, para evitarnos la fatiga.
Al paso que vamos, van a ser necesarias varias “reformas educativas”…