Inversiones en Nanchital, sueño bicentenario

+ Arrieros somos, por el C.P. Renato P. Vázquez Chagoya.

Zona Sur

Renato P. Vázquez Chagoya - 2014-06-30

Cuando leí la nota “Invertirán 5 billones de dólares en el Puerto de Nanchital”, en la página 7 de la Sección Coatzacoalcos de Diario del Istmo del pasado martes 24 de junio de este año, mi imaginación empezó a volar, vislumbrando una región sur de Veracruz de ensueño, donde todo era riqueza y todo sobraba, por las oportunidades que se iban a presentar.
Y me imaginé que el sueño de Tadeo Ortiz de Ayala de 1824 estaría por cumplirse, de ver uno de los puntos de la ribera del río Coatzacoalcos de convertirse en el emporio poblacional y económico.
Y como no iba ser eso posible, si la compañía Servicios Portuarios de Nanchital, Veracruz, S. A. de C. V. (SPINVER), a través del Licenciado Sinclair Díaz informó que debido a que se concluirá próximamente el mantenimiento del puente Coatzacoalcos I (habilitar el puente levadizo), existe la posibilidad de que se inviertan cerca de 5 BILLONES de dólares, algo así como 65 BILLONES de pesos, en Nanchital para:
1.- Construir y operar un astillero en el puerto de Nanchital, que sería el más grande de América Latina,
2.- Construir bodegas, patios y depósitos de almacenamiento,
3.- Convertir al recinto portuario de Nanchital en uno de los más modernos y funcionales de México
4.- Construir un aeropuerto de carga y una terminal de usos múltiples, que sería el más grande de su género en México.
5.- Construir zonas de terminal de ferris y de carga,
6.- Construir un recinto estratégico fiscalizado,
7.- Construir muelles,
8.- Construir sistemas de agua potable y drenaje
9.- Construir y operar la distribución eléctrica e iluminación y líneas de conexión,
10.- Construir una red de caminos,
11.- Construir líneas de ferrocarril que alimenten al puerto,
12.- Efectuar dragado del puerto, del embarcadero y cuencas,
13.- Construir una barda perimetral, y
14.- Construir oficinas administrativas.
¿Para qué tanta inversión?
Según los inversionistas, el propósito es construir y dar mantenimiento a embarcaciones de cualquier tipo, cuyo mercado ha sido convenido con las navieras de todo el continente americano y quizá del mundo.
El licenciado Marco Antonio Fraga, presidente administrativo y de Finanzas de SPINVER, manifestó a Diario del istmo, el pasado 23 de junio del presente año, que para llevar a cabo tan ambicioso proyecto han establecido alianzas con otros inversionistas y con los gobiernos estatal y federal.
La inversión de 5 billones de dólares, no incluye la construcción de un aeropuerto de carga ni la terminal de usos múltiples, que parece, debe ser realizada con inversión del gobierno federal. Quizá también necesita inversión estatal o federal, la construcción de caminos y otros rubros de infraestructura.
Las obras, al parecer, iniciarían en el mes de octubre de este año, y se haría en tres etapas.
Esta inversión abriría un mundo de posibilidades no sólo para los vecinos de la región sur, sino de todo el mundo.

Me caí de la nube en que andaba

El pasado viernes 27 de junio del presente año, en la página tres de la Sección Xalapa, en un “apartado” que se hace de la entrevista a la diputada local Mónica Robles Barajas, al leerla se empezaron a “desinflar” mis sueños.
Para empezar, Marco Antonio Fraga, representante legal de SPINVER:
+ Cambia la fecha del inicio de las obras. De octubre que se había señalado originalmente, la adelanta para julio de este año.
+ Cambia el monto de la inversión inicial, que de 5 billones de dólares, la reduce a 100 millones de dólares.
+ Cambia el monto total de la inversión de 5 billones de dólares a sólo 500 millones de dólares
Y eso no fue todo.
Federico Lagunes Peña en su columna “De Políticas” del mismo día, incluida en la página 4 de la Sección Coatzacoalcos, puntualiza:
1.- Que el delegado federal de la Secretaría de Economía, José Antonio Manzur Beltrán, desconoce el proyecto.
2.- Éste a su vez, informó que había tenido comunicación con el secretario particular del coordinador general de Puertos y Marina Mercante Guillermo Ruiz de Teresa, que afirma ignorar todo del proyecto y que el gobierno estatal no tiene conocimiento alguno del tema.
3.- La presidente municipal de Nanchital Brenda Manzanilla Rico, informó que le fue presentado un proyecto de hace seis años y que nunca ha platicado con el señor Fraga.
4.- “…API de Nanchital está a punto de perder la concesión. La desaparición de la APINAL se dará en este mismo año…”.
Total, la billonaria inversión en dólares cada día que pasa se está reduciendo y al paso que vamos se va esfumar como mis sueños.

¿Cuál sería el sueño de Tadeo Ortiz de Ayala?

Y como estamos hablando de sueños, vamos a recordar los sueños del que fue considerado en su época como el primer estadista de México.
Tadeo Ortiz de Ayala fue comisionado en 1823 por el gobierno federal para inspeccionar la región del Coatzacoalcos, con el propósito de establecer las bases y fomentar el establecimiento de población en el Istmo de Tehuantepec.
Ortiz de Ayala, desde La Fábrica –ahora Minatitlán– rinde un informe al gobierno federal el 7 de octubre de 1824, refiriéndose a la inspección que realizó en “La región del istmo de Coatzacoalcos…”.
Refiere Ortiz de Ayala:
“…no se desconoció la importancia política, y ventajosa posición marítima del Istmo; empero a pesar de una expedición costosa y dilatada, que medio dio a conocerla, no se adelantó un paso ni a la población ni al fomento por los medios conocidos; de proteger la agricultura y el comercio, quedando todo reducido a mal fortificar el punto de la desembocadura del río, estableciendo un destacamento de milicias sin armas ni disciplina”.
“El reducto del fuerte no es más que un semicírculo débil y mal colocado, con 8 piezas de a 16, frente al cuartel, edificado con suntuosidad a más de 30 años por un contratista con el gobierno español, que por el interés de cierto corte de maderas construyó, desembolsando 20 ps., cuyo edificio amenazando ruinas se podría reparar con 4 o 5 ps. La guarnición de milicias sin disciplina ni arreglo es de 25 a 30 hombres mal armados y casi desnudos, y su morada unas miserables y desabrigadas chozas, que no hacen honor a la nación”.
Describiendo su inspección hace recomendaciones sobre el establecimiento de población: “Los parajes altos recomendables por su posición y caudales para poblaciones y establecimientos son tres: “El primero es el Nanchital, sito a la derecha del río lo mismo que los otros dos (entiéndase esto, tomando el río en su verdadero curso, es decir, como quien baja de sus cabeceras al mar) e inmediatamente que se sale del canal o gran bahía, cerca del cual corren varios arroyuelos, que saliendo de las lomas contiguas a la antigua granjería del cangrejal, forman una ciénega y desaguan en arroyo Grande hacia su emboque”.
Los otros dos, son “…la loma o cerrito elevado de Cuatajapa por donde justamente sale el arroyo que le da el nombre y con alguna hondura admite canoas hasta cosa de legua y media del pueblo de Ixhuatlan…” y “El tercero es Paso Nuevo, paraje que sí como se levanta la loma gradualmente en tres puntos pegándose hasta el río y atándose con las colinas y collados…”.

¿Nanchital, pueblo antiguo?

Si usted se sorprende que en 1824 ya se mencione a Nanchital, prepárese para saber que la antigüedad de población en ese lugar o sus cercanías, es contemporánea a los de otros pueblos que recibieron la colonización española a partir de 1522.
Antonio García de León, nuestro estudioso vecino jaltipanense, en un estudio que realiza y tituló “La isla de la Concepción: fragmento de una larga historia…”, cuya fecha desconozco, dice:
“El bajo Uxpanapa y el San Antonio forman el terreno fluvial de la isla de la Concepción, un bajo anegadizo que cobijó a varios asentamientos desaparecidos en el siglo XVII, entre ellos Hueytan (we-ytan), el “sitio grande” (ubicado por Stroza Gali, en 1580, en la ribera derecha del San Antonio, probable nombre nahua de la isla entera y parte del “Corregimiento de Gueytan-Ataco” (we-ytan-a-talko), uno de los principales núcleos de tributarios de este corazón de la antigua provincia de Coatzacualco, cuya capital del mismo nombre, rebautizada por los españoles como Villa del Espíritu Santo, se hallaba en la banda derecha, un kilómetro más debajo de la desembocadura del San Antonio sobre el río principal (“a dos leguas río debajo de la isla”), antes de ser abandonado por sus habitantes ante el acoso de los corsarios.
“Coatzacoalcos, kowa-tsakwalko, significa “en el adoratorio de la serpiente”, –o simbólicamente “casa de culebras despoblada” –, como poéticamente la llama la Relación de 1580, en posible referencia al sacrificio de Quetzalcóatl en sus costas, según una remota tradición local y del Altiplano.
“Más hacia la marina, cerca del actual Nanchital, se hallaba “Guatepec” (kowa-tepe k, “cerro de la culebra”), lugar del nacimiento mítico de wisito-poch, el “colibrí zurdo”, el Huitzilopochtli local”.
¿Qué le parece?
Con esto resulta que Nanchital también se agrega a los pueblos que son sorprendidos por la Conquista y Colonia Española, iniciada en 1519 y terminada con el movimiento de Independencia en 1821. Pueblos como Cosoleacaque, Jáltipan, Sayula, Oteapan, Chinameca, Acayucan, Tacoteno, Moloacán, Ixhuatlán, Minzapan, Oluta, Texistepec, y otros más.
Y por eso, no es extraño que al realizarse obras en el área cercana al actual Nanchital, se encuentren vestigios arqueológicos que confirman la existencia de población desde hace tiempo y que ahora, en el Siglo XXI, se esté cumpliendo el pronóstico de Tadeo de Ortiz de Ayala.

Primer astillero durante la Colonia Española

Alrededor de 1720 surgen tres proyectos para el establecimiento de astilleros criollos. Dos para la isla de Cuba –La Bahía de Jagua o Sagua y, La Habana– y uno, para el Coatzacoalcos, según lo refiere Enrique Cárdenas de la Peña, en su libreo “Escondite de Culebras”, editado en 1986 por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. El de La Habana es una realidad en 1725.
Francisco Guiral –señala Cárdenas de la Peña– recomienda que se instale el astillero en la banda del Golfo, sobre el Istmo de Tehuantepec. Recomienda a Coatzacoalcos como lugar ideal para la ubicación por las ventajas que ofrece, entre otras la abundancia de madera de cedro, pinzapo, haví, y quebrahachas, “tan regulares para fábricas de navíos, cuanto no se hallarán mejores ni con más conveniencia”, que puede arrastrarse río abajo mediante balsas.
Guiral sugiere también, el establecimiento de una carnicería por cuenta del rey, los beneficios del maíz, control del pulque, tejidos y demás. Recomienda que al fabricarse navíos de porte superior a 60 cañones, siempre deberá construirse al mismo tiempo, una fragata, para aprovechar los desperdicios de las piezas principales y estropeadas. La brea que producen los indios vecinos de Alvarado y Acayucan debe venderse en exclusiva al astillero. También, para salvaguardar todo género de pertrechos y aún para la fábrica, sugiere la construcción de un baluarte o reducto de madera y tierra.
Mucha agua, situaciones y tiempo transcurre entre la propuesta y el inicio de los trabajos en el astillero. Lo que no señala Francisco Guiral “que el problema mayor para cumplir con las construcciones es la falta de numerario en las cajas del virreinato”.
Ya para 1730 –señala Enrique Cárdenas de la Peña–, Felipe V ordena la erección del astillero de Coatzacoalcos, por lo que instruye a Francisco Álvarez Barreiro se traslade a Veracruz, se entreviste “…con el teniente general Rodrigo de Torres y Morales –comisionado de La Habana para erigir el astillero –, y reconozca el río de Coatzacoalcos, amén del paraje elegido para las gradas del astillero y la erección de un fuerte”.
“La confección definitiva del proyecto la formula el ingeniero Juan Gelabert, desde La Habana: reconoce que la fortaleza resulta indispensable ante el posible temor de ser saqueado el lugar por levantados, piratas faltos de víveres, o cualquier intento para quemar las naves en construcción. Llama a su escrito “Relación y cálculo en el proyecto del fuerte y Real Astillero de Coatzacoalcos”.
Añade Cárdenas de la Peña:
“La responsabilidad de la obra recae, en efecto, en Juan Antonio García, quien actúa como ministro principal y director superior en lo administrativo; el citado Álvarez Barreiro como ingeniero de las obras y comandante de la guarnición; y Francisco del Castillo, a quien como técnico se le encomienda el corte de las piezas para la construcción de un navío de 60 cañones. La hechura corresponderá al nombre de la Nueva España, cuando esté concluida”.
“…el comienzo de la fábrica del navío ha corrido desde el 5 de abril previo. Están edificados ya el almacén, la iglesia y algunos jacales para alojamiento de soldados. El 18 de noviembre arriba a Coatzacoalcos 132 piezas, las primeras recibidas en el astillero”.
Sigue pasando agua, mucha agua por el río Coatzacoalcos.
Continúa Enrique Cárdenas de la Peña:
“A mediado de febrero de 1734 el navío está listo para deslizarse sobre la grada, pero los vientos contrarios retrasan la operación hasta el 1 de marzo, en que se realiza la operación con entera felicidad… Para fines de mayo, el navío hállase en Veracruz. Aún no enterado del asunto, José Patiño desde la península instruye el 7 de julio de este año al nuevo virrey, Juan Antonio de Vizarrón y Eguiarreta, para que active el celo de Juan Pinto y de una vez termine la embarcación; a la vez, da cuenta al comisario de la decisión formal en relación a la clausura del astillero”.

Segundo intento del astillero en Coatzacoalcos

Es extenso y abundante lo expresado por Enrique Cárdenas de la Peña, en su libro “Escondite de culebras”:
“…por decreto el 21 de junio de 1777, comprometido tal vez por su reciente formación, el Real Tribunal de Minería colabora con Bucareli: hace la donación al rey, a los tres meses de fundado, de 300 000 pesos para la construcción de dos navíos de guerra y, poco más tarde, de otra cantidad igual para la restauración del astillero de Coatzacoalcos”.
“Por real orden, el 29 de diciembre de 1777 se solicita a Bucareli la remisión del proyecto y presupuesto de las obras de defensa y también de las gradas y edificios que debe tener. El virrey, en agosto de 1778 remite lo solicitado, tanto en lo que se refiere a defensa cuanto en lo que complete el astillero. Planos, perfiles y cotizaciones son turnadas a la península. El proyecto propone que ante todo se hagan las gradas para poder empezar a construir barcos. La construcción del astillero y su fortificación deben correr por cuenta de la Real Hacienda. Nada tiene efecto”
“Las últimas noticias sobre el intento de reapertura del astillero de repente desaparecen. El proyecto ambicioso no cuaja, sin saber por qué”.

Astillero en La Fábrica, ahora Minatitlán

El mismo Tadeo Ortiz de Ayala, relata que en esa época “… el joven laborioso anglo americanos D. Juan Baldwin, emprendió a costa de sacrificios increíbles y está por concluirse inmediato a La Fábrica… uno de los mejores establecimientos y astilleros del mundo…”.

Astillero en Coatzacoalcos en el siglo XX

Según el boletín número 32 de “Informar”, de junio de 2011, desde 1940 se intentó establecer un astillero y un dique seco en el puerto de Coatzacoalcos, promovida por el general Heriberto Jara.
El gerente de Puertos Libres Mexicanos, Modesto Rolland, se opuso a su construcción al carecer el proyecto de una adecuada planeación.
La confrontación epistolar duraría cerca de 15 años, para que en 1956, por órdenes del mismo general Heriberto Jara se iniciara la construcción del astillero y dique seco de Coatzacoalcos.
Este astillero, según lo que he entendido da servicio a la Secretaría de Marina, en cuanto a la fabricación y mantenimiento de embarcaciones de la Armada de México. No sé si estoy equivocado.

Lo que hace la imaginación

Cuando leí la primera noticia, puse mi mente a trabajar.
Enseguida vi que habría trabajo para la gente del sur de Veracruz, para la gente de todo el Istmo de Tehuantepec, para la gente de los estados vecinos y para la gente de toda la república, además de los extranjeros que vendrían a plantar sus dólares en esta región.
Vi a cientos de vehículos dirigiéndose a las nuevas instalaciones para ofrecer sus productos y servicios, o buscando una oportunidad para invertir en forma complementaria.
Vi a gente emprendedora que ofrecía alimentos, ropa, calzado, diversión y disipación a cientos de trabajadores y a sus familias.
Vi a los comercios de la región en incesante actividad, en plena bonanza como nunca se había visto.
Vi crecer la infraestructura mejorada en todos sus aspectos, con súper carreteras, con pasos a desnivel, con adecuados señalamientos y hasta con alumbrado en todas sus extensiones.
Ya me soñaba con la oportunidad de tomar un avión en uno de los aeropuertos de la región y también, tomar un crucero que saliera de nuestras costas del Golfo de México, partiendo de Coatzacoalcos.
Vi que lanchas y yates surcaban nuestro río, porque al fin la bonanza nos permitía la facilidad de disfrutar lo que otros gozaron porque tuvieron los recursos que a nosotros se nos había negado hasta ahora.
Me imaginé una zona sur pujante, cuyo progreso fue interrumpido con la triste realidad de un despertar brusco e incierto.
No se cumplió, pero no hay que desanimarse.
Quizá algún día no muy lejano, el sueño de Tadeo Ortiz de Ayala, se cumpla.
Lo que se recuerda, es posible que se haga realidad… algún día.

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