+ Por el C.P. Renato P. Vázquez Chagoya, director de Sotavento Diario
Zona Sur
Renato P. Vázquez Chagoya - 2014-07-07
El pasado jueves 3 de julio de este año, nos amanecimos con la noticia de que los pronósticos económicos–como en el fútbol–, están fallando.
En lo que va el semestre iban como cinco “ajustes” a las cifras de crecimiento de nuestro “México lindo y querido” y ya cuando el presidente Enrique Peña Nieto proclamaba que se estaban revirtiendo las tendencias económicas –como a la selección mexicana de fútbol–, que nos meten otro gol, perdón, que disminuyen los pronósticos de crecimiento.
Señala el Banco de México, que los analistas económicos recortaron las perspectivas de crecimiento del producto interno bruto, de 2.77 a 2.6 por ciento, que es “ligeramente” menor a la que pronostica el gobierno federal.
Total, que no atinamos ni en el fútbol ni en la economía.
Las causas de retroceso
Aquí ya empecé a preocuparme.
Los especialistas económicos le echan la culpa al retroceso, en primer lugar, a la inseguridad pública, cuando también los funcionarios del gobierno federal, del presidente para abajo, nos están diciendo todos los días que los índices delictivos están “a la baja”. Lo que indica que los analistas económicos no están en sintonía con el gobierno federal o el gobierno federal no se conecta con los analistas económicos.
También se señalan otros siete factores que inciden en la baja de la perspectiva económica en nuestro país, del Producto Interno Bruto.
1.- Debilidad del mercado interno.
2.- Incertidumbre en la política interna.
3.- Desconfianza sobre la situación económica nacional.
4.- Debilidad en el terreno de las exportaciones.
5.- El errático comportamiento económico mundial.
6.- La inestabilidad financiera internacional, y al final dejaron a
7.- La falta de cambios estructurales en nuestro país.
Todo lo anterior está provocando la inmovilidad económica en nuestro país, la falta de creación de empleos, poco circulante, falta de oportunidades y otros factores que están contribuyendo a un cuadro económico preocupante.
¿Qué es el Producto Interno Bruto?
Según los especialistas económicos:
El PRODUCTO INTERNO BRUTO es la medida de todos los bienes y servicios producidos por una economía nacional o estatal. El PIB para un país es la producción económica en un año. El PIB es considerado el indicador más amplio de actividad económica.
Un PIB en aumento significa que la economía está creciendo. Los negocios están produciendo y vendiendo más productos o servicios. Una economía necesita crecer para proporcionar un sistema económico estable y mantenerse al tanto con el crecimiento demográfico.
Cuando el PIB se reduce, se describe a la economía como en recesión. Durante una recesión, se venden menos bienes y servicios, las ganancias de los negocios se reducen, la recaudación de impuestos del gobierno disminuye y aumentan las tasas de desempleo.
¿Qué hacer para salir de la recesión?
Los expertos internacionales señalan que una de las medidas más adecuadas para salir de la recesión es que el gobierno aumente su gasto. Pero no un gasto “a lo loco”, sino destinado al renglón productivo a largo plazo, que genere mejoras competitivas. Entre éstos pueden considerarse mayor producción de productos derivados de los recursos naturales (agricultura, ganadería, minería, silvicultura, pesca, etc.), y los de infraestructura tecnológica.
Como la remuneración de los trabajadores está estancada, es necesario una política que motive el consumo, pero acompañada de una política de reducción de tasas de impuestos que permitan mayor poder adquisitivo del consumidor.
Y aquí debe recordarse que si la población no consume, no se generan ventas en los comercios ni en las industrias ni en los prestadores de servicios y por consiguiente el gobierno no percibe impuestos.
Atraer inversiones extranjeras de carácter productivo, que generen fuentes de empleo temporales durante su instalación y permanentes durante su operación.
Orientar el uso de las remesas de trabajadores mexicanos en el extranjero, cuando se reciban en el país, para que se destinen a fines estrictamente de subsistencia y el remanente a fines productivos.
Fomentar el gasto racional y provocar el ahorro, que a la larga puede ser el motor que impulse el desarrollo económico del país.
Y la última medida y necesaria: Trabajar medio día.
¿Extraño?
Sí, parece extraño, pero no es lo que usted se imagina.
Vamos a trabajar doce horas de las veinticuatro que tiene el día. No cuatro de las ocho horas que señala le ley Federal del Trabajo.
Recuerde a Japón y Alemania, después de la Segunda Guerra Mundial.
La riqueza no se crea sentados en un banquito… soñando.
Lo que se nos olvida
¿Quién mueve la economía?
¿El gobierno crea riqueza?
¿Los partidos políticos crean riqueza?
¿Los sindicatos crean riqueza?
¿Los organismos políticos crean riqueza?
¿Quién cree usted que crea riqueza?
¿Es cuestión de suerte?
¿Cuál es, pues, el origen de la riqueza?
George S. Clason, en su libro “El hombre más rico de Babilonia, nos lo dice:
1.- Lo primero, es asegurarse de un ingreso decoroso y apropiado, o una fuente de ingresos.
2.- Ya montado en la ola de la prosperidad, es menester controlar escrupulosamente sus gastos.
3.- Procure que el dinero, el suyo, se multiplique.
4.- Proteja su dinero de posibles pérdidas. Prudencia.
5.- Invierta en una casa habitación que siempre sea una inversión redituable. No la descuide y mejórela siempre para que en caso de necesidad, siga teniendo un valor estimable en el mercado.
6.- Asegure un ingreso futuro y,
7.- Aumente su habilidad para ganar. Prepárese.
No es cosa de suerte, porque –nos dice George S. Clason–: “La suerte voluble es una diosa maligna que no trae ningún bien permanente a nadie. Por el contrario, trae ruina a cada hombre sobre quien vuelca el oro que el mismo no ha ganado. Los convierte en descarados derrochadores que pronto disipan todolo que reciben, y los deja acosados por abrumadores apetitos y deseos que ellos no puede o no tienen la habilidad de satisfacer”.
Bien decía el bien recordado y estimado Don Amado Guzmán García (+): “Para triunfar existen tres cosas: Empujar, empujar y empujar”.
Suerte en sus propósitos.