Familias de Tehuipango, motivo para unir esfuerzos solidarios

El Promotorado Voluntario del Congreso del Estado convoca a la sociedad veracruzana a sumarse a las acciones que promueve y participar en favor de los habitantes de Tepetlampa y Cimarrontla

Congreso

COMUNICADO - 2014-10-02

Las comunidades de Tehuipango aún arrastran carencias en materia de salud, vivienda y educación, sin embargo, la regidora de Tehuipango, María Julia Contreras Temoxtle, reconoció que se realiza un importante trabajo en ambos poblados a través de programas gubernamentales.

Este municipio de la Sierra de Zongolica está conformado por 56 comunidades, como Tepetlampa y Cimarrontla, que en los últimos años han recibido apoyo del gobierno, que desarrolla esta labor por rubros, como lo marca el Plan Veracruzano de Desarrollo: ya se dotó de techos de lámina, estufas y baños ecológicos a las viviendas, y se sigue trabajando en beneficio de la población.

Solidaridad y subsidiariedad del gobierno

La zona indígena nahua de Veracruz es prioridad en la agenda político-social de los poderes Ejecutivo y Legislativo de la entidad, por eso se suman esfuerzos para abatir las carencias en esta región del estado.

En este gran reto, el Promotorado Voluntario del Congreso del Estado apoya a las comunidades de Tepetlampla y Cimarrontla. Para ello, este 3 de octubre se celebrará una cena-baile para recaudar fondos. Las ganancias se destinarán en su totalidad a beneficio de esas comunidades, encomendadas a los 50 diputados para coadyuvar a su desarrollo.

A decir de las amas de casa Marisol Panzo Acatzigua y Sara Mayahua Cuahua, y la vocal del programa Prospera, Candelaria Sánchez, las comunidades reciben mucho apoyo gubernamental. Las mujeres perciben 890 pesos bimestrales y las que tienen hijos, por cada uno les dan 330 pesos más, algunas más obtienen del Ayuntamiento apoyos en especie y otros beneficios.

La ayuda sirve de mucho, sin embargo, se requiere acercar y mejorar servicios básicos, de salud, educación, empleo, vías de comunicación, arraigar a la población al frenar la migración, ya que los hombres se van a trabajar principalmente al estado de Sonora, porque aquí un campesino no gana ni 70 pesos al día.

El costo de alimentar y educar

Simplicio Pablo Hernández, maestro de la primaria Benito Juárez García, confirmó que en las comunidades no hay trabajo; hay familias que sobreviven con la siembra de maíz y frijol para autoconsumo, pero hay que cubrir otras necesidades como salud, educación y vestido y ganar dinero para complementar la precaria alimentación. Las mujeres se quedan con la responsabilidad de la casa y los hijos.

Por eso, urgen programas productivos, que la gente aproveche lo que hay en su entorno, como la crianza de borregos, la siembra de otros productos o el aprovechamiento de la madera, expresa el docente.

Pero para explotar los bosques. Para ello, primero hay que impulsar programas de reforestación, vigilar su cumplimiento y no exponer las montañas a la depredación. Ya existen programas de Pago por Servicios Ambientales, de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) para conservar el bosque, pero no son suficientes y la gente se ve obligada a cortar árboles para vender madera o leña, talan encinos, elite, pino y otros.

En materia educativa, Pablo Hernández admitió que como maestros bilingües es doble el trabajo que realizan para enseñar a los niños a leer y escribir, en español y náhuatl, y trabajan con muchas carencias, sobre todo, de material didáctico y equipo.

“Antes teníamos equipo de Enciclomedia, pero ya no sirve, se borraron los programas. Para mí, como maestro multimodal, el equipo de Enciclomedia es de mucha utilidad. Escribir en el pizarrón y borrar quita mucho tiempo, pero seguimos trabajando así, ‘a la antigüita’”.

A eso se suman los problemas de desnutrición. Hay niños bien alimentados que aprenden rápido, pero casi 40 por ciento de los menores no come bien; la falta de aprovechamiento es notable, no aprenden al mismo ritmo que los demás.

“Ya platiqué con los padres de familia para que les pongan unos tres taquitos con una botellita de café, pero no todos traen, y hay niños que apenas llegan con un vaso de café en el estómago”, dijo el maestro Simplicio.

La necesidad de recrearse

En el poblado de Tepetlampa, apremia rehabilitar la cancha que está a un costado de la escuela, tan pegada al cerro que durante la temporada de lluvias se inunda y queda llena de lodo, quedando en riesgo la salud de los niños, que ya no pueden jugar.

En Cimarrontla, el Jardín de Niños Josefa Ortiz de Domínguez y la Primaria Juan Aldama se localizan en una zona de muy difícil acceso y peligrosa para los menores, que tienen que caminar entre rocas y lodo para llegar al salón, con sus sandalias, zapatos o huaraches, pesados por las planchas de barro. Los habitantes piden que los diputados atiendan como prioridad la falta de servicios en los planteles, ya que en la primaria no hay ni baños.

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