#AsuntosPúblicos: JALONEOS DE LA TRANSICIÓN

+Columna de Eduardo Coronel Chiu, escrita en Diario AZ, Xalapa y Veracruz

Zona Centro

Eduardo Coronel Chiu - 2016-06-28

Aunque los dos invocan el interés superior de “Veracruz” y los “veracruzanos” como si fueran los próceres del estado, cada uno de ellos, el gobernador saliente, Javier Duarte, y el gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares, juega a sus propios intereses facciosos de poder.

Ayer escenificaron en sus propios teatros otro episodio de su enemistad política, tematizada en la campaña electoral y que se extiende a la transición del mando, un proceso prolongado de desgaste para ambos, cada uno en su posición.

No es tan grato para Duarte que se le acaba el tiempo y se acerca el momento de su rendición de cuentas, cuando esté afuera, aunque desborda cinismo. El juicio popular ya lo sabe; se va en la reprobación y el descrédito, con la percepción general de incompetencia y corrupción de él y su grupo de colaboradores, incapaz de resolver los problemas sustantivos del estado –inseguridad, economía y finanzas, entre otros. Aparte de su responsabilidad política por la derrota electoral del PRI.

Pero tampoco es el momento de Yunes Linares. Como gobernador electo, carece de facultades y recursos, no es aún autoridad efectiva, hoy nada más las ve pasar, y como ejercerá un poder con grandes limitaciones y contrapesos, sin un Congreso mayoritario de su lado, no podrá con facilidad revertir las trampas que ahora le están dejando.

Detrás de la espesa niebla retórica de sus discursos, no hay más que sus personales deseos y estrategias de poder.

Demagogia presupuestal

El caso es que ayer cruzaron discursos y actos los dos gobernadores.

El gobernador Javier Duarte, en un acto demagógico de fin de sexenio, promulgó reformas constitucionales llamadas de autonomía presupuestal –garantizar al Poder Judicial el 2% y a la Fiscalía General el 1.5%, respectivamente, del presupuesto total, cuando es sabido que nunca asignó completos los presupuestos autorizados, a todas las dependencias les mochó, a todas quedó a deber, y que en el estado deficitario en que deja las finanzas es imposible de asignar (igual que el 4% que se aprobó en primera vuelta para la UV). Pero hereda la obligación y en su caso es problema del siguiente si lo cumple o no, y de los titulares de las instituciones públicas de presupuesto garantizado si lo pelean judicialmente. Colocó Duarte otra piedra para su enemigo Yunes Linares.

Ya te acusé, ¡eh!

Por su parte, el gobernador electo, Miguel Ángel Yunes, tronó de impotencia y frustración. ¡Acusó a Duarte con el presidente Peña Nieto!, pagó cartas abiertas en medios nacionales y locales para decirle con mayúsculas y signos de admiración: ¡Urge su intervención en Veracruz!, luego se avienta una letanía de lamentaciones para describir entre medias verdades e imprecisiones los dos paquetes finales de Duarte: el que llama el paquete legislativo para la impunidad –el grupo de funcionarios que le van a sembrar– y el demoledor de las finanzas (en el que menciona, por cierto, las autonomías presupuestarias y la supuesta basificación de la burocracia a partir del nivel de subdirector).

No faltaron las frases melodramáticas: “Duarte orilla a Veracruz al precipicio” (Esa no es noticia, ¿no se había dado cuenta Yunes?), y hasta asusta con que puede venir el lobo “provocando una reacción de la sociedad que puede salirse de las vías institucionales” (traerá a la CNTE?, ¿o a los que tiraron bombas al palacio del Duarte de Chihuahua?)

Para reforzar el show, con el mismo libreto de su carta abierta, montó ayer otra más de sus conferencias de prensa; mostró las debilidades de su posición actual, acudir en carta al Presidente de la República significa que Yunes Linares carece de otros medios para bloquear las acciones de cierre de Duarte, la lejanía que tiene aún del ejercicio real del poder, hasta dentro de cinco meses.

Atrápame si puedes (catch me if you can)

Javier Duarte, en los estertores de su mandato, apresura la consumación del plan de blindaje, contención o candados, previsto como un escenario institucional para proteger su salida del poder, obstruir la posible acción penal en su contra y de su camarilla, y dificultar las acciones y la disposición de recursos a su sucesor. Pese al regateo de últimas fechas de una incipiente disidencia legislativa, el control más que absoluto del Congreso local es su fortaleza.

En su lógica de intereses, Duarte tiene que escapar de la acción de la justicia, por eso el dique principal es la Fiscalía General y su complemento para la investigación de delitos cometidos por servidores públicos, el Fiscal Anticorrupción, en el primer puesto ya colocó para 9 años a su procurador Luis Ángel Bravo, y en el segundo lleva avanzado el proceso para poner, por 5 años, a Francisco Portilla Bonilla, otro de los suyos. Para comisionado del IVAI, Gabriel Deantes, enriquecido como operador político de Duarte; otras medidas ideadas para cerrar investigaciones están en el horno. La rebotada a comisiones iniciativa para crear de última hora en el Poder Judicial una sala administrativa especializada en anticorrupción con tres magistrados de su banda propuestos y adscritos por Duarte (contra la Constitución Política). A ver cuándo la retoman y con cuál maquillaje.

Lejos de alcanzar metas

La principal debilidad de Yunes Linares es que en su corto periodo de 2 años no tendrá la mayoría en el Congreso (apenas 21 diputados, si mantiene juntos al PAN y al PRD), requiere de acuerdos para tomar cualquier decisión (con 26 votos, la mitad más uno), casi imposible que consiga las dos terceras partes del Congreso (34 votos), condición para revertir las reformas y los candados de Duarte, para destituir a los funcionarios que le heredarán.

Con el blindaje penal y administrativo que pretenden dejar será difícil que Yunes capture y sacrifique aquí a Duarte y a su banda, como lo ofreció en campaña electoral. Estaría atenido a que lo haga el Gobierno Federal; habría que ver si esa medida (como el caso del ex gobernador de Tabasco, Andrés Granier, encauzado por el Gobierno Federal de Peña) podrían aprehender a Duarte y a los suyos, con las evidencias de los desvíos de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) y la investigación del SAT sobre las empresas fantasmas, la red corrupta de compras del Gobierno del Estado. Pero ese resultado depende del Gobierno Federal, está atrapado en el juego de intereses político electorales del año entrante –elecciones municipales– y todas las elecciones, gobernador y presidente de la república, las dos principales en 2018.
Muchos factores desde hoy alejan a Yunes Linares de tener una gestión exitosa y consolidar el poder (para él y su dinastía, en primer lugar).
El arma secreta de Duarte
Esto sin contar el arma secreta de Duarte para que ninguna oposición, ni ningún otro gobierno, sea viable y eficaz después de su paso devastador: la quiebra de las finanzas del estado para varias generaciones. Se le atribuye admirador del dictador Francisco Franco, pero le queda más el arruinamiento y la corrupción del Estado de las postrimerías decadentes de la monarquía francesa previa a la revolución, cual parodia de Luis XV: “Después de mí, el diluvio”.

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