+Columna de Eduardo Coronel Chiu, escrita en Diario AZ Xalapa y Veracruz
Zona Centro
Eduardo Coronel Chiu - 2017-02-13
Se le acumulan en agitada mezcla al gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares dos clases de problemas; en un plano los que no ha podido resolver –entre otros, de su inmediata responsabilidad, la inseguridad que lo desborda y que es ya un reclamo general a su incompetencia–; y el déficit financiero, el rezago de pasivos y la insuficiencia de liquidez, que usa como pretexto para una pretendida reestructura de deuda pública, oportunista, discrecional y sin transparencia.
Pero hay otros que sólo manosea a conveniencia; los que no quiere que se resuelvan, como los adeudos institucionales con acreedores del sector público, privado y social, sobre todo los abonos o nuevos pagos. A estos les da un trato selectivo y político; sólo reconoce las deudas a sus amigos, incondicionales y aliados; se reparte el dinero de modo faccioso.
Uno de estos espacios visibles son los municipios.
Adeudos a municipios y retenciones
Los gobiernos municipales ya lo denunciaron. Persiste no sólo la falta de pagos de los adeudos por participaciones y aportaciones federales que dejó la anterior administración, sino también el gobierno de Yunes ha comenzado a hacer retenciones indebidas de fondos; claro, con excepciones, al parecer no les ha retenido a los Ayuntamientos del PAN o del PRD, ni a los contados del PRI que se le doblaron –como Américo Zúñiga, de Xalapa, quien como vocero de Yunes salió a refutar a su antiguo grupo de alcaldes, diciendo que a él si le han pagado. A los demás no.
La declaración de Cosco
Este sábado, en Coscomatepec, en el marco de una reunión con los delegados del Gobierno Federal, se conoció un posicionamiento de cerca de 50 alcaldes del PRI en el que de manera abierta expusieron al presidente Enrique Peña Nieto, al secretario de gobernación Miguel Osorio Chong y al secretario de Hacienda José Antonio Meade Kuribreña, una queja por “la lamentable situación financiera y de seguridad pública que vivimos los veracruzanos”.
Los alcaldes demandaron al Gobierno Federal que el gobierno de Yunes les reconozca los adeudos, les programe pagos y además que se autorice a la Secretaría de Hacienda a entregar directamente a los ayuntamientos los recursos no ministrados y las participaciones futuras –y solicitaron una audiencia con el Secretario de Gobernación para discutir estos temas. También pidieron que la PGR active las investigaciones y se sancione a los funcionarios que desviaron los fondos federales de los ayuntamientos y a los delegados federales que se apliquen en sus tareas relacionadas con la urgencia que se vive en el estado.
La molestia de Yunes
Nada le gustó a Yunes que lo exhibieran los gobiernos municipales que no le son afines, menos que se hubieran reunido los inconformes con los delegados federales; al día siguiente despotricó contra el coordinador de los delegados federales, Ángel Isaac Ochoa Pérez, de la Secretaría de Gobernación, y los alcaldes. Atacó con que había sido una reunión de carácter político-partidista, pese a que en ese evento –que se sepa– no se planteó ninguna finalidad partidista o electoral, tanto alcaldes como funcionarios federales coincidieron por sus responsabilidades como servidores públicos, no como miembros de algún partido político. La coincidencia de alcaldes del PRI es la de los compañeros del mismo dolor; a ninguno de ellos les pagan completo los recursos federales.
También negó Yunes que se les debiera recursos de su administración a los ayuntamientos, fanfarroneando que fueran con Tula a que les informará; remitió la veracidad a la secretaria de Finanzas, Clementina Guerrero. Entró al quite el presidente municipal de Xalapa, Américo Zúñiga, esquirol del grupo que antes de arreglarse con Yunes comandó. Pero le tocó raspón del alcalde de Cosco.
Alcalde respondón
Manuel Álvarez Sánchez sostuvo que el gobierno de Yunes sí les debe a los alcaldes –recomendó se informara correctamente con su secretaria de Finanzas–, ejemplificó con uno de los fondos que nos les han depositado aún, Fondo de Infraestructura Social Municipal (FISM), otro que lo hicieron con retraso, el Fondo de Fortalecimiento municipal (FORTAMUN) y los recursos por la bursatilización del mes de diciembre –ya de la responsabilidad de Yunes– que tampoco les han depositado. A Américo Zúñiga –dijo– quizá si le han pagado a tiempo “porque tiene una excelente relación con el gobernador”.
Dos roles: oposición y gobierno
Cuando Miguel Ángel Yunes Linares era sólo gobernador electo, estuvo detrás de la toma del Palacio de Gobierno y la Casa Veracruz, la protesta de presidentes municipales afines encabezados por su hijo, el alcalde de Boca del Río, para reclamarle al gobernador interino Flavino Ríos les pagara de inmediato los adeudos con los ayuntamientos.
Hoy no le gusta a Yunes que le cobren a su gobierno. Casualmente los presidentes municipales del PAN y del PRD no se manifiestan ni reclaman los adeudos o retenciones de recursos federales.
Héctor y el vacío de liderazgo en el PRI
Ningún observador de la política del estado desconoce que el PRI vive su peor época. Fuera por primera vez del Poder Ejecutivo, relegado a una tercera fuerza en el Congreso, donde no ha sabido constituirse en contrapeso en la oposición y con una tardía renovación de la dirigencia estatal en medio de un proceso electoral para elegir ayuntamientos el primer domingo de junio.
Lo más grave es la dispersión de las fuerzas y la ausencia de un liderazgo que cohesione y dé la batalla frente al gobierno de Miguel Ángel Yunes, hoy jefe del PAN y del PRD, electo para sólo dos años, pero con proyecto de poder para perpetuarse a través de su dinastía.
El senador Héctor Yunes Landa, como se sabe, perdedor de la elección a gobernador frente a su primo, ha hecho varias veces el intento de actuar como líder estatal de oposición. Incluso con miras a volver a postularse como candidato a gobernador en 2018. Pero le ha faltado consistencia y contundencia en su acción. Ahora de nuevo sale a la escena para criticar al actual gobierno. No hace mucho anticipó que haría una evaluación del gobierno y fijaría su posición. Ayer Héctor Yunes declaró sobre la situación de la inseguridad pública –refutando la ligereza con que el Yunes gobernador se escuda, entre otras excusas, de que “es cosa de percepción”–, enumera los hechos reales de criminalidad apuntando a que no quiere aceptar la realidad; además de que juega con las alusiones a las declaraciones del gobernador de que “no tiene varita mágica” y que en los asaltos se roban “diez pesos y unas cocas”, para rematarlo con una semejanza a Trump (por cierto ya muy advertido el estilo similar, la patológica personalidad).
¿Es Héctor Yunes el líder que le hace falta al PRI para que este partido salga del marasmo en que lo dejó perder el poder político en el estado e intente la contención al gobierno opresor y faccioso de Miguel Ángel Yunes? Ya se verá.