+ Columna de Eduardo Coronel Chiu, escrita en Diario AZ Xalapa y Veracruz
Zona Centro
Eduardo Coronel Chiu - 2017-02-21
Como si se lo hubiera diseñado Montajes “García Luna”, el jefe policiaco de Felipe Calderón, quien armaba la escena para el golpe mediático, o basado en su estilo, el gobernador Miguel Ángel Yunes, a falta de resultados en su gestión, ofrece ahora a los veracruzanos el show El Costco de Duarte y los diarios de Karime.
Yunes ayer salió a escena pretendiendo haber encontrado en Córdoba el tesoro olvidado por el ex gobernador Javier Duarte y su esposa Karime Macías. Su episodio es parte de la serie “Cómo no agarrar a Duarte –ni a su banda– pero aparentarlo”, cuyo título implícito, por su propósito es: Cómo desviar la atención de los problemas de inseguridad, financieros, de desarrollo, etc., no resueltos en Veracruz. Circo a falta de resultados.
No era la cueva de Alí Babá
Pero el bodegón mostrado presuntamente propiedad de la pareja prófuga de ladrones, versión jarocha de Bonnie & Clyde desde el gobierno, sólo contiene cachivaches y chucherías, objetos personales y un grupo de bienes para asistencia social, nada de gran valor económico.
El galerón tiene apilados en algunas zonas cuadros con pinturas, hay de retrato de cada uno de ellos; numerosas cajas de cartón de las que no se describió ni mostró su contenido, en otra sección, hay balones, barcos de vela a escala (no como los Yates de Yunes), camas, baúles, barriles, cofres (no se mostraron los doblones de oro), trofeos, vajillas, juegos de cubiertos; una guitarra, una silla de montar; otra sección como de tienda mayorista con muchas sillas de ruedas, y mobiliario de sala; dicen que despensas. Es un “aseguramiento” de escaso valor económico en relación con el desfalco imputado a Javier Duarte.
Las libretas del hampa y el mentiroso
También dice Yunes haber encontrado las Libretas del Hampa, los supuestos diarios personales de Karime (presentada como la cerebro del dúo, Javier sería Pinky). Documentos, según él, claves para la detección de la red delictiva y la localización de sus bienes en esta galaxia y en otras; pistas para atrapar a Duarte. Eso dice Yunes, pero su problema ya es de credibilidad, cada vez resulta más difícil creer sus exageraciones; al final, cuando se verifican sus “bombas noticiosas”, quedan reducidas a algo mucho menor. Es el caso su denuncia a los gobiernos de Fidel Herrera y Javier Duarte de cometer el pecado brutal de aplicar agua destilada como quimioterapia a niños enfermos de cáncer; después de que investigó la Secretaría de Salud y la Comisión Federal para el Riesgo Sanitario (Cofepris) encontró irregularidades, no lo que dijo Yunes; hallaron toneladas de medicamentos caducados, por lo que presentó denuncia ante la PGR, pero no confirmaron su cohetón de lengua.
Sí merezco abundancia
Lo más destacable para el morbo de la comunicación de masas fue la frase repetida en toda la página de una lujosa libreta Mont Blanc: Sí merezco abundancia (no acaso en esos días tenía un esposo obeso, abundante de carnes).
Otras libretas del hampa no tienen más que garabatos de Karime, bosquejos de mapas mentales, esquemas y listas con sus comentarios personales; una palabra, cool, hueva. Hay narraciones de escenas de la vida palaciega que ya han comenzado a filtrar, como para una noveleta ligera desde el punto de vista de la consorte del poder, Memorias del duartismo, por la first lady, como se autonombraba.
Como vemos, distractores para la masa.
Turbio procedimiento podría ser anulado
No queda claro bajo que procedimiento legal el gobierno de Yunes entra a la bodega, una propiedad privada, y toma el resguardo de los bienes ahí localizados. Duarte está bajo proceso –técnicamente con presunción de inocencia– en la jurisdicción federal por defraudación fiscal, lavado de dinero y delincuencia organizada. La PGR atrajo las denuncias por delitos del fuero común –enriquecimiento ilícito, peculado, entre otros– para reunirlas con las de competencia federal. Según Yunes –aunque le acompaña el delegado de la PGR–, precisa que la detección y el ingreso al sitio es una acción del estado de Veracruz. Se atribuye él haber hecho una “intensa búsqueda” –que no le compete, pues no es la autoridad investigadora (es la PGR). Pero aún actuando el coordinación, ¿cómo entró a la bodega propiedad de algún particular?, o incluso podría ser del mismo Duarte; el odio y el antagonismo político o el afán de montar un show no conceden la violación de derechos constitucionales para que la autoridad, cualquiera que ésta sea, funde y motive, la causa de la molestia en las personas o sus bienes. Entrar a una propiedad privada, así sea de un villano condenado mediáticamente, exige contar un una orden de cateo, precisamente otorgada por una autoridad judicial a solicitud del ministerio público y con alcances limitados. En ninguna parte de la historia de Yunes se menciona la orden de cateo, requisito vigente en el estado mexicano, que suponemos aplica al gobierno de Yunes ¿Hubo orden cateo? Si la obtuvieron, ¿por qué no se mencionó tan importante paso que garantiza la legalidad y solidez de la actuación de las autoridades policiacas? ¿No la hubo?, ¿entonces cómo entraron?
Si no cumplieron con los requisitos constitucionales, el aseguramiento de los bienes podría echarse abajo en juicio de amparo, instancia que no controla Yunes.
Circuló la versión, extraoficial, de que se encontraron la bodega a partir de una denuncia anónima de que en el sitio había un posible secuestro; aun así, la presunción de ese delito no suprime la obligación legal para la autoridad de obtener la orden judicial de cateo.
Una historia distinta de la “intensa búsqueda” es la delación. Los datos de ubicación y el permiso para entrar proceden de la persona muy allegada a la que Duarte le encargó los tiliches mientras se daba a la fuga. Las sospechas van a sus íntimos de Córdoba que hoy lo han negado, los que intercambian información o devolución de bienes en vómito negro para escapar o atenuar la acción legal por su complicidad. Ya habían dado su parte –hasta piedad le pidieron a Yunes, según él–, Moi Mansur y Jaime Porres, por eso las miradas suspicaces enfocan a Juan Manuel del Castillo, ex secretario particular de Duarte por muchos años, y al final, operador del dinero en la Sefiplan como subsecretario de Finanzas y Administración, antes de que lo postularan para diputado local y alcanzara el fuero endeble que hoy aún lo protege.
Humo distractor y falsas metas
No han capturado a Duarte pero ayer hubo show con un producto sucedáneo. En la cárcel sólo hay uno de la gran banda, Arturo Bermúdez, ex secretario de Seguridad Pública, clavado por enriquecimiento ilícito y tráfico de influencia, delitos de penalidad baja; del resto sólo uno tiene procedimiento de desafuero en la Cámara de Diputados, el ex tesorero y actual diputado federal Antonio Tarek Abdalá. Los demás ahí la llevan tranquila. Vomitan y soplan, entregan bienes bajo las condiciones que les pongan y proporcionan información.
Mientras tanto, a falta de resultados en su gestión, Yunes administra los escándalos mediáticos. Puestas en escena al estilo de Genaro García Luna, se recuerda que a causa de la alteración de los escenarios y la violación de derechos, la corte liberó a la francesa Florence Cassez, sentenciada por secuestro.
A ver si no es el espejo de Yunes, por seguir su escuela de montaje.