+ Columna de Eduardo Coronel Chiu, escrita en Diario AZ Xalapa y Veracruz
Zona Centro
Eduardo Coronel Chiu - 2017-05-04
Al igual que a su jefe, el gobernador Miguel Ángel Yunes, al Fiscal General del Estado, Jorge Winckler, se le va lengua con facilidad, cuando mensajea en las redes y cuando hace declaraciones públicas sean banqueteras o no.
Esta vez Winckler no ironizó disputando los hallazgos de restos humanos en fosas clandestinas con los familiares de las víctimas de desapariciones; en particular con el colectivo El Solecito, cuyos representantes piden un día sí y otro también su remoción, señalándole falta de atención, de tacto e insensibilidad.
Todavía más imprudente, se metió con quienes sí le pueden mover el tapete; el oso de ayer, su osadía, fue atacar a los diputados, a los federales y a los locales. Como le ha ido mal en los desafueros que ha promovido, se los han rechazado –en la cámara federal se negaron a examinar el fondo para desaforar al tesorero de Javier Duarte, Tarek Abdalá y en la local no aprobaron la solicitud de declarar la procedencia contra el alcalde de Fortín, Amel Cid–, ofuscado se le hizo fácil calificar a los diputados como “bola de corruptos”.
Y si los federales, como están muy lejos, además de tener duro caparazón, no han acusado recibo, los del estado que andan muy sensibles y deseosos de actuación, enseguida le respondieron; obligándolo a una disculpa pública, casi inmediata.
Aunque es explicable la molestia del Fiscal con los diputados y válida la discrepancia de argumentos y razones en una democracia, se patinó en la forma en que expresó su desacuerdo. Y le salió caro no controlar –una vez más– su lengua.
Respondones
Unió a los diputados Winckler, pero en su contra, con excepción de los panistas, que son el tapete incondicional del gobierno, todas las demás bancadas condenaron sus expresiones.
Cuestionaron a Winkler sus resultados en materia de seguridad y persecución de delincuentes, su experiencia y falta respeto a otro poder, y le recordaron no sólo que ellos votaron a favor de su nombramiento propuesto por su jefe el gobernador Yunes, sino que podrían agendar próximamente su remoción al cargo. Frente a esa reacción, se ve que lo instruyeron a retractarse y pedirles públicamente una disculpa. Termina el episodio con la cola entre las piernas, derrotado.
Son los diputados un poder minimizado por los funcionarios de otros poderes; un cuerpo colegiado de representación política, manejable aun en su pluralismo bajo ciertas condiciones de negociación; pero en ocasiones respingan, ejercen el contrapeso que les confiere la división constitucional de poderes.
¿Otros desafueros?
Las declaraciones de ayer del fiscal Winckler sobre la inutilidad de solicitar desafueros ante la “corrupta protección” de los diputados a sus pares, contrasta con la que hizo el día previo de que vendrían más promociones de desafuero contra la banda de los duartistas, como se sabe, el grupúsculo subsiste una parte como diputados federales y otros como locales.
Esta alerta que se vio totalmente armada, acudió el Fiscal a bolearse los zapatos al parque Juárez en la mañana de un día hábil, se tomó como otros mensajes para crear expectativas, en el juego de adivinen quien, daba la pista de que los diputados en cuestión “habían sido colaboradores de primer nivel de Duarte”, apuntando que entre las áreas de investigación de irregularidades se anotaba la de Comunicación Social, un tip para seguir con el calambre al colorado Cisne Alberto Silva, diputado federal, y de paso a Gina Domínguez, a quien le han enviado señales de que la tienen en la mira.
Pero si de antemano cuenta el fiscal con que habrá complicidades, ¿qué caso tendría solicitar los desafueros, más que hacer propaganda de que van tras de Duarte y sus cómplices; otro capítulo de la agenda mediática de Yunes, de la que Winkler es un instrumento, pero en periodo de campaña electoral, además del golpeteo a López Obrador y a Morena, cuentan los del PAN (y su pequeño satélite el PRD) con el slogan de que ellos están “metiendo a la cárcel a Duarte y a los duartistas”, que todos sabemos que no corresponde a los hechos. La parodia popular en redes reporteó cómo Yunes y Wincker realizaron la aprehensión no sólo de Duarte –como se lo atribuyeron con falsedad–, sino también a la captura del mismo Luis Miguel en Los Angeles, California.
(Des) Protección a periodistas
Veracruz sigue considerado como uno de los sitios más peligrosos para ejercer el periodismo en el mundo. Ayer, con motivo de la conmemoración de uno de los varios días convencionales de la Libertad de Expresión, volvió a ser foco noticioso por la precaria protección, pero sobre todo por la impunidad de los ataques.
El New York Times en primera plana de su edición internacional titula “It’s easy to kill a journalist” (“es fácil matar a un periodista”), un reportaje sobre la situación de Veracruz. La condición vulnerable y la impunidad para ejercer el periodismo en Veracruz, por cierto, no se limita a sexenios anteriores, como lo documentan los reportajes foráneos, las organizaciones para la defensa y la cobertura informativa local, el actual gobierno de Miguel Ángel Yunes tiene ya responsabilidad en la falta de protección y en la impunidad de al menos un homicidio (Ricardo Monlui, en Yanga) y el atentado contra Armando Arrieta de La Opinión de Poza Rica, gravemente herido.
Ayer la organización internacional Comité de Protección a Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) presentó un informe “Sin excusa: México debe quebrar el ciclo de impunidad en asesinatos de periodistas”, en el que sostienen que la prensa mexicana está atrapada en un ciclo letal de violencia e impunidad y los periodistas del estado de Veracruz, en particular, corren el riesgo de ser secuestrados y asesinados.
Los miembros de ese comité intentaron entrevistarse con el gobernador Miguel Ángel Yunes; con anticipación gestionaron una audiencia por todos los canales institucionales. No los recibió, se quejaron. Anda en campaña, como Flans, Corre por el bulevar… de Boca del Río.