Tras la alternancia de 2016 y la caída de Javier Duarte, el PRI llega abatido a las elecciones municipales
+ Las campañas han girado, nuevamente, en torno al ex gobernador Javier Duarte.
Nacionales
Ernesto Núñez / REFORMA - 2017-05-14
El escándalo de corrupción del gobernador Javier Duarte fue determinante en las elecciones de Veracruz en 2016. La exhibición de sus excesos, y un aparente abandono por parte del PRI y el gobierno federal, impulsaron la alternancia en una entidad que el tricolor había gobernado ininterrumpidamente desde la segunda mitad del siglo XX.
A pesar de la irrupción de Cuitláhuac García como candidato de Morena —un rostro nuevo que refrescó las campañas—, el beneficiario del voto del hartazgo social fue Miguel Ángel Yunes, un político priista formado en el antiguo régimen, que en 2005 renunció a su partido original y en 2008 se afilió al PAN.
Las elecciones de 2016 llevaron a Yunes a la gubernatura y a Duarte a una cárcel de Guatemala, donde espera la extradición para ser juzgado en México; pero también modificaron el mapa electoral de Veracruz, la tercera entidad con más votantes de todo el país.
Con el triunfo de Yunes (postulado por la alianza PAN-PRD), concluyó una racha de victorias priistas en elecciones locales, logradas con la movilización de estructuras aceitadas con recursos públicos. Un método perfeccionado por el ex gobernador Fiel Herrera (2004-2011), que permitió al PRI controlar el Congreso local durante cuatro legislaturas, gobernar durante varios trienios la mayoría de las alcaldías y abonar un millón 203 mil votos a Enrique Peña Nieto en la elección presidencial de 2012.
Fidel Herrera pintó de rojo Veracruz, y usó su poder local para heredar la gubernatura su ex secretario de Finanzas Javier Duarte en 2010, y para evitar que prosperaran las denuncias en su contra por desvío de recursos y enriquecimiento ilícito.
Duarte adoptó el mismo estilo y, en las elecciones municipales de 2013, logró que el PRI ganara 93 de los 212 ayuntamientos, con un millón 242 mil votos.
Con una votación similar, el PRI (en coalición con el Partido Verde y Nueva Alianza) ganó las elecciones de diputados locales y se llevó 26 de 30 distritos.
Después, en las elecciones de 2015, el PRI ganó 15 de los 21 distritos federales, con 723 mil votos (casi 200 mil más que el PAN).
Pese a la violencia e inseguridad desatadas en la entidad, el asesinato de periodistas, el aumento de la pobreza y el crecimiento de la deuda estatal, el PRI se mantenía como primera fuerza.
Pero la suerte dejó de sonreírle a Javier Duarte a finales de ese año, cuando desde el mismo PRI comenzaron a surgir reclamos por sus excesos.
Duarte perdió el control de la sucesión estatal, y tuvo que aceptar como candidato al senador Héctor Yunes Landa, quien comenzó su campaña marcando distancia del gobernador.
La contienda de 2016 por la gubernatura se concentró en Duarte y en el estado en el que dejaba Veracruz, calificado por Yunes y los demás candidatos como de "quiebra total".
El castigo en las urnas fue contundente: si en 2010, Duarte logró ganar con un millón 350 mil votos, en 2016 su partido apenas consiguió 929 mil votos. Además, Héctor Yunes perdió en los municipios más representativos y con mayor número de votantes.
En contraste, el actual gobernador, postulado por la coalición PAN-PRD ("Unidos para Rescatar Veracruz"), obtuvo un millón 55 mil votos, y ganó en Veracruz, Boca del Río y Papantla.
Pero el 2016 arrojó un resultado paralelo: el crecimiento de Morena como tercera fuerza. Su candidato a la gubernatura obtuvo más de 809 mil votos, y fue el más votado en siete de las 11 ciudades más importantes: Xalapa, Coatzacoalcos, Córdoba, Poza Rica, Minatitlán, Tuxpan y Orizaba.
Las elecciones en Veracruz del próximo 4 de junio servirán para elegir a alcaldes para los próximos cuatro años.
El mapa de arranque, considerando los resultados de 2016, coloca al PRI en desventaja, y a Morena y la alianza de Yunes (PAN-PRD) en franca competencia.
Las campañas han girado, nuevamente, en torno a Duarte
Desde que inició su gobierno, Yunes ha mantenido una persecución judicial en contra del ex gobernador y su familia, con golpes de alto impacto mediático, como la incautación de sus bienes y la divulgación de los diarios de su esposa Karime Macías, lo que podría garantizar que el PRI baje aún más en las preferencias de los votantes.
Quizás por ello, Morena se ha convertido en el segundo blanco del gobernador, quien mantiene la acusación —hecha desde el año pasado— de que Javier Duarte entregó dinero al partido de Andrés Manuel López Obrador.
En coincidencia con el discurso de Yunes, en abril se exhibió –en un video filtrado a medios– a la ex candidata de Morena a la presidencia municipal de Las Choapas, Eva Cadena, recibiendo dinero y pidiendo "una bolsita" para llevárselo a López Obrador.
Con más de 5 millones y medio de electores en lista nominal, Veracruz es uno de los estados más peleados por los partidos este 4 de junio. La reconfiguración de su mapa municipal será clave de cara a las elecciones presidenciales de 2018.