El sismo de ayer de 7.1 en la escala de Ritcher con epicentro en el centro del país que causó daños y muerte, sobre todo en la Ciudad de México y en los estados de Morelos y Puebla –en Veracruz solo el susto– acaparó la atención noticiosa.
Por coincidencia en la misma fecha que el gran terremoto que devastó la Ciudad de México hace 32 años, el de ayer, ocurrido poco después de haberse realizado simulacros anti-sísmicos, aunque no tan destructivo como aquel, dejó una estela de daños y luto que conmueve a la Nación.
Las imágenes del colapso de edificios, el pánico, dolor y solidaridad humana, registrados por los actuales aparatos móviles de transmisión instantánea permitieron la inmediatez de la información.
El reporte oficial de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación hasta el cierre computaba 216 muertos, de los cuales, 71 se localizaban en Morelos, 86 en la Ciudad de México (uno de los casos más impresionantes el derrumbe de una escuela al sur de la ciudad, donde murieron 22 menores y había 38 desaparecidos), 43 en Puebla, 12 en el Estado de México, 3 en Guerrero y 1 en Oaxaca. Aparte, de los heridos, desaparecidos y atrapados entre los escombros. La tarea de rescatistas de la sociedad civil y de las autoridades por la noche todavía se desplegaba en las áreas siniestradas.
Los desastres naturales, por desgracia para México, han venido hilvanados en este mes, el sismo del pasado 7 de septiembre, seguido del huracán Katia, se suma el terremoto de ayer. En estos momentos de tragedia es importante la capacidad de convocatoria a la solidaridad para reunir apoyos a la población afectada, tanto el gobierno como las organizaciones de fines no lucrativos deben cubrir esa necesidad colectiva de organización (Yúnete, favor de abstenerse).
A diferencia de hace 32 años cuando el gobierno de la República, entonces presidido por Miguel de la Madrid, se quedó pasmado, sin saber que hacer –la solidaridad civil cubrió la omisión–, lo que le fue duramente cuestionado, ayer Enrique Peña Nieto reaccionó de inmediato; acreditó que la clase gobernante aprendió de aquel error, iba a volar hacia Oaxaca, canceló ese viaje y permaneció en la Ciudad de México para hacer frente a las tareas gubernamentales de apoyo a la población afectada.
En esta ocasión al estado de Veracruz no le fue mal. Salvo daños menores en algunos edificios, el saldo fue blanco. Al menos.
Entre temblores
En el Congreso del Estado, donde persiste la ruptura entre los grupos legislativos opuestos al PAN, debido al golpismo de este partido y su negativa a rotar la presidencia de la Junta de Coordinación Política conforme a la ley y los acuerdos suscritos, se disolvió la sesión de la Diputación Permanente; se quedaron solos los de la bancada del PAN y su satélite PRD. Al presentarse el telúrico movimiento, salieron por piernas los cinco diputados del PRI, Morena y Juntos por Veracruz que participan en la permanente, y no regresaron a la sesión.
Pese al vacío, los 5 del PAN que quedaron con su peón del PRD aprobaron todo. Luego los del PRI objetaron la legalidad de los acuerdos, alegando la falta de proporcionalidad en la representación en la Diputación Permanente.
Van por todo, sin consensos
Mientras tanto, entre otros temas que aprobaron los panistas se destaca la convocatoria a un periodo extraordinario de sesiones para el próximo 28 de septiembre; agendaron aprobar nuevos créditos para el año de Hidalgo a los alcaldes salientes, continuar con el negocio de las concesiones a largo plazo en el servicio de alumbrado público, un paquete anti-corrupción, un negocio del Poder Judicial (Edel-Yunes) para concesionar la construcción y mantenimiento de 17 ciudades judiciales, batear la despenalización del aborto para no ser excomulgados y les resten votos desde el púlpito, aprobar el presupuesto del Congreso a gusto del Bailador y Chico Fuentes y hasta redistribuir las comisiones.
No se ven las condiciones para los acuerdos, la polarización de las bancadas anticipa que habrá choques, la diputada Mantarola y Sergio El Bailador quieren manejar toda la agenda, el presupuesto, la Mesa Directiva y la Junta de Coordinación Política.
El corre corre en Pacho
En Pacho Viejo, a los del juzgado penal les agarró el temblor durante la audiencia con el ex secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez, acusado de enriquecimiento ilícito, tráfico de influencia e incumplimiento del deber; los empleados y custodios huyeron despavoridos, dejando solo momentáneamente al “capitán Tormenta”, educado en el canto y la delación, que ya lo tienen como preso de confianza.
El presunto inocente
Antes del terremoto, el ex gobernador Fidel Herrera entró a la radio con Ciro Gómez Leyva para explicar por qué no acudió a la cita que le hicieron de la Fiscalía del Estado como investigado en la denuncia que presentó la Secretaría de Salud por el uso de medicamentos clonados en quimioterapias; clamó su inocencia y hasta encomió su gestión en los programas de salud y cancerología, su joya de la corona; justificó su solicitud de amparo de la justicia federal y acusó motivos políticos en su investigación, el odio jarocho histórico que le tiene su némesis, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares. Dice Fidel que está en la Ciudad de México en un pequeño despacho, “con la frente en alto, con las manos limpias, la conciencia tranquila y la satisfacción del deber cumplido”, una ráfaga de frases hechas para el declamador sin maestro; pero mejor no viene a Veracruz.
