Antonio García de León: “Veracruz explica el origen del capitalismo”

+Por su libro "Tierra adentro, mar en fuera".

Nacionales

MILENIO - 2017-09-30

Considerado el Premio Nobel de los historiadores, el Premio Clarence H. Haring de la Academia Americana de Historia (American Historical Association) se instituyó en la década de 1960 para reconocer “al autor latinoamericano que haya publicado el libro más destacado sobre historia de América Latina en los cinco años anteriores”. Haring (1885-1960) fue un historiador estadunidense especialista en estudios latinoamericanos. Curiosamente, dos mexicanos fueron los primeros en recibir el premio: Daniel Cosío Villegas por Historia moderna de México en 1966 y Luis González y González por Pueblo en vilo en 1971. A ellos se suma Antonio García de León (Jáltipan, Veracruz, 1944) por Tierra adentro, mar en fuera. El puerto de Veracruz y su litoral a Sotavento (1519-1821) (FCE, 2011), quien fue anunciado ganador a finales de 2016.

Libro que conjuga diversas vertientes —microhistoria, historia cuantitativa, larga duración, siglo corto—, tiene su génesis en la década de 1980 cuando su maestro Wigberto Jiménez Moreno le encargó una conferencia sobre el Veracruz colonial sureño. Por lo ambicioso del proyecto es una “historia total”, como señalan en la página de la Academia Americana de Historia, pero ante todo es un homenaje que García de León le rinde a su tierra natal. La siguiente conversación es una modesta aproximación al libro.

Para comenzar, ¿puede hablarnos de las metodologías que maneja en el libro?

El libro tiene una inspiración francesa porque estudié el doctorado en Francia en los años setenta. Había leído con detenimiento los trabajos de Fernand Braudel —El Mediterráneo... y Civilización material, economía y capitalismo— donde trata de colocar toda la metodología historiográfica en función del escenario de la economía mundial. Pero además de Braudel, Eric Hobsbawm y su principio del siglo corto me dio varias ideas, porque en este libro planteo que en México el siglo XVI fue corto: comenzó en 1518 y terminó en 1592 con las reformas del virrey Velasco. El siglo XVII fue largo: empezó en 1590 y terminó en 1713, con el fin de la guerra de sucesión en España. El siglo XVIII fue corto: empezó en 1713 con el Consulado de Veracruz y terminó en 1796. El siglo XIX fue largo: comenzó en 1795 y terminó con la crisis del maíz en 1905, que dio lugar a la Revolución. El precio de la tortilla influyó en el levantamiento, aunque eso no le gusta decirlo mucho a los comerciantes. Y eso corresponde también con los ciclos económicos. Esos temas son muy curiosos, como la corrupción. Aquí existió el “cochino de Veracruz”, una red de sobornos, donde se daba mordida para que se beneficiaran ciertas compañías, como sucede hoy con Pemex y otras empresas del gobierno. Nada nuevo bajo el sol.

En síntesis, trabajé el libro en tres niveles: el nivel microhistórico; el nivel nacional, o sea, vinculé Veracruz con la Nueva España, en especial Puebla, la Ciudad de México y Oaxaca; y Veracruz en el contexto del comercio internacional, pues tenía comercio con 26 puertos de Europa, El Caribe y África (actualmente tiene con 18 o 19). Incluso tenía contacto con Filipinas, pues aunque el comercio de este país llegaba por Acapulco, gran parte de las mercancías de la Nao de China se almacenaba en Veracruz.

Me parece que su aportación consiste en estudiar Veracruz en el contexto del nacimiento del capitalismo.

Veracruz se presta mucho. Mi primer planteamiento fue trabajarlo de manera tradicional, pues pensé que estaba bastante trabajado pero no era así. Se había trabajado mucho el siglo XVIII, pero el XVI y el XVII eran desconocidos. Después me di cuenta que Veracruz era el lugar ideal para estudiar la economía mundial de ese momento, porque estaba conectado con el ancho mundo. Descubrí cosas muy interesantes; por ejemplo, que las empresas de Hernán Cortés estaban vinculadas con los capitales genoveses, de Amberes, etcétera. Después descubrí que en el siglo XVII había una red esclavista del cacao, primero de compañías portuguesas y después inglesas. Y por último, el trabajo concluye replanteándome la guerra de Independencia. Insisto mucho al final del libro que para entender la guerra de Independencia de México hay que entender el financiamiento inglés y el flujo en cantidades muy grandes de plata. Pasa de 3 millones de pesos en 1700 a 23 millones en 1800. Descubro con gran sorpresa que esa plata no iba para España: iba a Inglaterra. Incluso quienes transportaban la plata desde Veracruz eran barcos ingleses. En la guerra de España con Inglaterra, esos barcos navegaban con banderas neutrales norteamericanas y eso fue denunciado ante el rey de España Carlos IV y luego ante las Cortes de Cádiz. Ramos Arizpe hizo hasta un folleto explicando cómo era el flujo de plata hacia Inglaterra; había mucho fraude. Y el consulado de Veracruz estaba en posesión del capital inglés. Es más, el prior del consulado era un personaje de origen irlandés, Thomas Murphy, que después fue embajador de Inglaterra cuando México se independizó y apoyó la guerra de Independencia.

Pero al final eso es como decir el telón de fondo, el bajo continuo. Los detalles, las notas principales del concierto, tienen mucho que ver con la microhistoria de muchas regiones. Me metí con pueblos en particular: San Andrés Tuxtla, Coatzacoalcos...

La elección de esos pueblos tiene una organicidad, además de sus querencias.

Tenía un conocimiento del Sotavento que era un conocimiento de querencia, y también un poco como antropólogo, lingüista y músico. Hablo el náhuatl del sur de Veracruz y había conocido la región desde niño, pues nací en un pueblo donde la población era indígena. Mi conocimiento era muy de primera mano. Y luego fue ir de ese presente hacia un pasado que estaba reflejado en los documentos. Fue encontrarme casi con las mismas cosas, pero en la época colonial de los siglos XVI y XVIII. Me metí con las jurisdicciones y las alcaldías mayores; con el Veracruz nuevo, el Veracruz del puerto y las zonas interiores, la jurisdicción de Cozamaloapan y Coatzacoalcos. Veracruz llegaba hasta Tabasco, pero el presidente Santa Anna, además de entregarle a Estados Unidos parte de México, le quitó a Veracruz parte de su territorio para dárselo a Tabasco. Yo agarré la región, pero en la época colonial tenía otra conformación. El norte de Oaxaca pertenece culturalmente a Veracruz. Me metí mucho también con aspectos de historia regional.

Con Veracruz se ejemplifica lo que usted llama la “inagotabilidad de la historia”, ya que se está destruyendo un mundo y construyendo otro. Ahí entra la cuestión de cómo las razas se mezclan.

A nivel de la población local se insiste mucho en que la población africana en México es la tercera raíz, pero en Veracruz viene siendo en algunos casos la segunda y la primera en otros. En el centro, es la primera porque la población indígena fue diezmada casi desde un principio.

Como en El Caribe.

Sí, el puerto de Veracruz sufrió un proceso muy similar al de El Caribe. Y la población indígena se va a refugiar al norte de La Huasteca, hacia la sierra y hacia el sur. En el poblamiento indígena tuve que referirme a algunos elementos que se dan desde la época prehispánica; está el poblamiento español, como la Villa del Espíritu Santo, y posteriormente el poblamiento de origen africano, el negro cimarrón. La administración cuidó mucho de que estos cimarrones no fueran exterminados. Les dieron la libertad y construyeron después pueblos de negros libres.

Y ahí se rompen supuestas verdades. La historia general ha enseñado que dentro de la estratificación de las castas los negros ocupaban la parte más baja y que les iba muy mal. Usted muestra que eso no fue cierto.

Fue una población muy dinámica y privilegiada. Construyeron pueblos y un poder militar. El ataque de Drake en el siglo XVI fue desarticulado por ellos, no por los españoles. Los negros en la costa del Golfo se vuelven un poder militar y eso les da privilegios. Descubrí también que gran parte de la población negra ni siquiera era esclava. Había esclavos, sobre todo los que trabajaban en la caña de azúcar, pero eran pocos.

Señala asimismo que el proletariado no surge en las minas, sino entre la gente del puerto que trabajaba por un salario. Y aquí cabían todas las razas.

A finales del siglo XVI, en el puerto de Veracruz el trabajo de descarga de los barcos era un trabajo asalariado bien pagado. Mucha gente escapaba de los obrajes, de las haciendas y de la esclavitud para irse a trabajar allá. El virrey Almanza hizo en 1580 un reparto de tierras entre todas esas gentes libres para que sembraran e hicieran el abasto de la ciudad porque la población indígena estaba cada vez más diezmada. Entonces se creó un campesinado afro-indígena: el jarocho. En síntesis, los negros no la pasaron mal y llegaron a tener poder político. Incluso hubo un encomendero negro con cargo militar.

Una de las cosas importantes que señala acerca de las, digámosles así, “desobediencias” de Cortés, es que pide romper la forma de recoger el tributo como estaban acostumbrados en España.

A Cortés le preocupaba mucho que aquí, como sucedió en El Caribe, la población local desapareciera, no solo por los trabajos forzados sino por las enfermedades que trajeron los europeos y africanos. Cortés hizo un gran trabajo en ese sentido, aunque ha sido incomprendido en México. Cortés representa el tránsito de lo medieval español a lo moderno. Era un tipo muy culto y un gran empresario. Desde el punto de vista medieval fue un gran guerrero, y desde el punto de vista capitalista fue un emprendedor. Si pide un cambio para recoger el tributo, se debe a que, a diferencia del Caribe, aquí se encuentra con un sistema tributario ya establecido. Los aztecas eran buenos fiscalizadores, tenían una especie de SAT. Y lograron tener un piso fiscal más universal que el actual. Los aztecas, si no pagabas el tributo, te sacrificaban.

Los españoles igual tenían un registro de tributos. Decían: “a ver, cuánto es lo que ganan para que les cobremos lo justo”. Y sale el famoso Códice Mendoza, por el virrey Antonio de Mendoza, un documento de historia económica porque ahí se puede saber exactamente cuánto pagaba cada región en productos y qué clase de productos tenía. Es una maravilla. Los españoles establecieron su sistema tributario basado en lo que hicieron los aztecas. Por un documento sabemos que en Coatzacoalcos, después de que llegan los españoles, el tributo cae de 50 mil a 3 mil tributarios. Ahí está la caída demográfica bien clara y económicamente probada.

Creo que Cortés es el primero que prefigura construir un reino autónomo dentro de la Corona española, que si bien sería dependiente del rey, tendría mucha autonomía.

Como lo que se propuso en las Cortes de Cádiz.

Sí, o las actuales autonomías en España; sobre todo, la autonomía fiscal. Aunque esa idea lleva a acusar a Cortés de querer hacer un reino aparte. Cortés es el primer constructor de México y después el primer héroe de la Independencia, porque la rebelión de su hijo Martín es un acto previo a este hecho.

En este proceso de destrucción-construcción, con la caída de la población local se entra en un periodo de crisis económica, pero después hay un momento en que se estabiliza la pobreza, como usted señala.

Poco a poco se fue reduciendo el piso fiscal porque la población se fue mermando y muchas regiones de México tuvieron que ajustarse a todo eso. La colonización española es algo muy complejo, no fue una simple conquista. Los conquistadores llegan para quedarse, pero no se hacen de todo el botín de inmediato. Tan es así que los que se quedan regresan a España y no se hallan y extrañan las cosas de acá, como la comida. Un libro muy bonito de Solange Alberro cita cartas donde los españoles que están allá dicen que extrañan las tortillas y los frijoles, lo que demuestra que ya son mexicanos. Una de las integraciones más importantes es la gastronómica; la gastronomía indígena no muere y más bien se enriquece con elementos de Asia, África y Europa. Y después se convierte en una gastronomía criolla, propia de aquí.

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