A la espera de los plazos legales de la competencia interna, el senador del PRI, José Francisco Yunes Zorrilla, se perfila ya como el candidato a gobernador del estado para el periodo 2018-2024.
Las circunstancias se acomodan para él tanto por el ascenso en el Gobierno Federal de la figura del secretario de Hacienda, José Antonio Meade –en cuyo grupo político participa–, para candidato del PRI a la Presidencia de la República, como el reagrupamiento del priismo en el estado en torno suyo.
El senador Pepe Yunes reúne las cualidades personales, de preparación, honestidad y experiencia para ofrecer al electorado de Veracruz una alternativa al mal gobierno precedente, no sólo al de Fidel y Duarte, del PRI, sino también al actual de Miguel Ángel Yunes, del PAN-PRD, que a 10 meses de gobierno ha exhibido una gran incapacidad para afrontar los problemas fundamentales del estado, sobre todo en materia de inseguridad, finanzas públicas, desarrollo económico y social, además de crear un ambiente antidemocrático y represor.
Como es sabido, Pepe Yunes, pese a su militancia en el PRI, no puede decirse que haya formado parte de las camarillas corruptas de las administraciones del PRI y evidentemente tiene un mayor empaque democrático y de gobernabilidad que los aspirantes visibles de otras fuerzas electorales.
El viernes pasado, con motivo de su cumpleaños, una selección de líderes políticos, preferentemente del medio rural, aunque también hubo de otros sectores, reconocieron a Pepe Yunes como el líder del momento.
En otros sectores sociales importantes del estado, igualmente crece la idea de que el senador Pepe Yunes Zorrilla es el único capaz no solo de cohesionar al priismo de Veracruz y relanzarlo, sino también de adherir a otras capas del electorado desencantado por el falso cambio, para rescatar al estado de la dictadura familiar impulsada por el gobernador Yunes Linares, que a través de su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez amenaza con hacerse transexenal. Por lo que se ve, Pepe está listo para dar la batalla.
Azules y Morenos
Miguel Ángel Yunes Márquez, el junior del gobernador, aún alcalde de Boca del Río, sin ocultar su programación sucesoria familiar, como si el estado de Veracruz fuera su reino y el Poder Ejecutivo una monarquía de transmisión hereditaria dinástica que solo validará la elección, anda en abierta campaña electoral. El pasado sábado le arreglaron reuniones de “trabajo” con alcaldes de la zona norte como pretexto para hacer proselitismo a su favor.
Los de Morena, en su estilo, también hicieron futurismo. La diputada local Tanya Carola Viveros Cházaro, en el marco de su Primer informe de labores, aprovechó para destapar como candidato de Morena a gobernador del estado a Cuitláhuac García, el mismo candidato que perdió la elección a gobernador el año pasado. Casi en la misma línea de perseverancia o necedad de López Obrador, con la diferencia que AMLO efectivamente es carismático y con luz propia, y Cuitláhuac solo se cuelga, en la marca de Morena y la popularidad de aquel, pero no es suficiente.
Palos de ciego
La ruptura en el Congreso del Estado manifiesta en la sesión extraordinaria del pasado jueves, con la inasistencia de 23 diputados de las fracciones de Morena, PRI y Juntos por Veracruz en protesta al golpismo del bloque conformado por el PAN-PRD y dos comparsas, uno del Panal y otro del PVEM, 27 diputados que tomaron los acuerdos del día, podría quedar en solo la estridencia del momento, pero sin ninguna reversión legal de las decisiones adoptadas por los que se apoderaron de la escena y la apariencia de legalidad.
Y es que aunque el bloque dominante ha incurrido en vicios y decisiones de cuestionada legalidad, como la negativa del PAN a rotar la presidencia de la Junta de Coordinación Política y la sobre representación en la Mesa Directiva, no se ven claros los medios jurídicos y las instancias para controvertir con éxito el incumplimiento de las normas interiores del Poder Legislativo y los acuerdos entre las bancadas.
El grupo de Morena, los 12 que comanda Amado Cruz Malpica, optaron por intentar una “acción de inconstitucionalidad” ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), mientras que los del PRI y Juntos por Veracruz, 8 y 3 respectivamente, coordinados por Juan Nicolás Callejas y Kuri, acudieron a la Sala Constitucional para interponer un juicio de protección de derechos humanos, anunciando que se reforzarían mutuamente en ambas impugnaciones, en ninguna de las dos se advierte que puedan satisfacer conforme a derecho los requisitos exigidos de procedencia. Para las dos acciones se requieren que los actos impugnados de contrarios a la Constitución de la República o violatorios de derechos humanos, se concreten en actos o normas generales, rasgo que no se encuentra en la negativa a rotar la presidencia de la Jucopo o en la convocatoria a la sesión extraordinaria del pasado jueves. Con todo habrá que esperar a que las instancias socorridas, la Corte y la Sala Constitucional del Estado, emitan su resolución, oficialicen el revés.
Entonces, sin posibilidad de revertir nada, se comprenderá el error de haberles dejado a sus anchas el espacio de las decisiones el pasado jueves.
