Ahora que el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) ha difundido en su página de internet los datos oficiales de la incidencia delictiva en Veracruz al cierre de diciembre de 2017, se puede corroborar el aumento irrefutable prácticamente en todo el catálogo durante el primer año de gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares.
Con las reservas de la cifra negra, es decir, los delitos no denunciados, en el primer año de Yunes, lejos de reducir los delitos, evidentemente se incrementaron.
Y ni para que niegue la veracidad de estos datos, como suele hacerlo cuando no le son favorables y proceden de alguna organización civil o medio de comunicación. Es el Gobierno del Estado la fuente de información; el Secretariado Ejecutivo del SNSP sólo incorpora los datos proporcionados por la Fiscalía General del Estado a partir de las denuncias recibidas y por las que abrieron carpetas de investigación.
Empeoró con Yunes Linares. Datos duros, no percepción
Un comparativo de los delitos denunciados del fuero común en Veracruz en 2016 y 2017, pese a que el mes de diciembre de 2016 corresponde ya a la administración de Yunes Linares, arroja con claridad la tendencia creciente de la incidencia delictiva.
De acuerdo con estos datos, en 2017, el total de delitos aumentó en 7 mil casos denunciados. En 2016 se registraron un total de 42 mil 312 delitos, cifra que se elevó a 49 mil 312 en 2017. Los delitos de más impacto todos se incrementaron, la tendencia conocida a lo largo de 2017 no tuvo variaciones al incluir el mes de diciembre. El homicidio doloso, en el cual Veracruz ocupó el quinto lugar nacional, pasó de 1,200 a 1,562, es decir, 362 casos más, aumentando también el porcentaje a casi el 60% los que fueron cometidos con arma de fuego.
El secuestro subió de un año a otro 40 casos, para contabilizar 172 secuestros. La extorsión se disparó de 192 a 444 casos en 2017 –252 extorsiones más–, el feminicidio, por primera vez presentado como homicidio con perspectiva de género, se elevó de 58 a 79, para colocar a Veracruz en el segundo lugar nacional.
En este pueblo sí hay ladrones
El delito más frecuente en el estado es el robo. En 2017 se denunciaron 20 mil 914 robos, 4 mil 12 más que el año anterior. De sus modalidades, el que más aumentó fue el robo a negocios, el cual subió de 2,130 a 4,170 –casi se duplicó.
Además, se robaron 7,948 vehículos automotores, hubo 2,008 robos a casas habitación y 1,341 robos en la vía pública; se registraron 663 robos de ganado y 13 robos a instituciones bancarias, uno de los pocos rubros que disminuyó (fueron 17 el año previo), esto sin contar los numerosos casos relatados en los medios sobre personas asaltadas dentro de la institución bancaria o en los alrededores, después de haber efectuado retiros de dinero en efectivo.
Problema central
Aunque la inseguridad pública no es el único problema que padece el estado, el dramatismo con que se manifiesta la violencia delictiva –la escenificación de la crueldad en las ejecuciones, la generalización de los secuestros, extorsión y robos– así como la impunidad e incapacidad del gobierno actual para contener y garantizar la protección a las personas, a su patrimonio y derechos ha creado un estado de temor y sentimientos de indefensión en los ciudadanos. No extraña por ello que ese tema domine la agenda pública y sea una referencia directa de los candidatos –tanto a la Presidencia de la República, por ejemplo José Antonio Meade, del PRI-PVEM, o Andrés Manuel López Obrador de Morena, al igual que los candidatos locales de estas fuerzas electorales al Gobierno del Estado, Pepe Yunes Zorrilla y Cuitláhuac García, respectivamente–; eluden en cambio una actitud crítica Ricardo Anaya, del PAN-PRD-MC, y por supuesto el hijo del gobernador Yunes Linares, quien impedido de crítica y en la idolatría paterna, evita y hasta se molesta de que le saquen el tema de la inseguridad en sus giras por municipios y zonas asoladas por la delincuencia, como le ocurrió ayer en Coatzacoalcos en una conferencia de prensa.
No se ignora que la economía local está en recesión, el desempleo crece, los niveles de ingresos son bajos y persisten grandes desigualdades –más de la mitad de la población vive en condición de pobreza– y se requiere modernizar la infraestructura carretera, los servicios de salud y educación, atraer la inversión. La corrupción y la justicia son también temas de interés, entre otros.
La promesa de campaña de Miguel Ángel Yunes Linares de recuperar la seguridad en Veracruz en 6 meses resultó puro cuento, su fracaso es evidente. Y todavía pretende heredarle el cargo a su inexperto hijo.
Por ello, se anticipa que el núcleo del debate político de las campañas electorales en Veracruz, desde el punto de vista de los retadores al cargo al grupo en el poder, que coincide con la perspectiva ciudadana, es la seguridad pública. Es la seguridad estúpido, en alusión al lema “Es la economía estúpido”, que reflejó la línea de combate electoral con que Bill Clinton ganó en 1992 a George Bush padre la presidencia de la república de USA. La semejanza será puesta a prueba.