EL ORDEN

Esta es una palabra que de entrada no le gusta a mucha gente pues implica disciplina y al mismo tiempo poco espacio para el libertinaje. Sin lugar a dudas existe resistencia al orden de parte de muchas personas (voluntaria o involuntariamente).

¿Te consideras una persona ordenada? Cuestionamiento simple a primera vista.

A todos nos gusta encontrar las cosas que buscamos con facilidad, que haya una secuencia clara en los trámites o procesos y que exista información puntual para ejecutar nuestras actividades en el trabajo o en la casa.

Me considero una persona ordenada, pero en ciertas ocasiones me gana el ritmo de las actividades y pareciera que hay desorden en mi escritorio, en mis anotaciones o en mis labores, sin embargo, sé con precisión dónde están mis cosas. Es decir, dentro del desorden hay orden. Al menos para mi.

¿Qué piensas de las personas que pierden todo o que no saben qué será de su vida, que no tienen un plan o que simplemente tienen su casa u oficina “patas para arriba”? En lo particular no les juzgo, simplemente pienso que son indisciplinados, tal vez sucios y que con esa actitud van perdiendo en el marcador del juego de la vida.

Ser ordenado implica que ocupes tu tiempo en pensar las cosas que vas a hacer más tarde en tu día, lo que harás al día siguiente y la semana próxima, saber con quién te vas a reunir, qué objeto tienen esos encuentros, cuál será tu posicionamiento o tu demanda, entre otras virtudes. Implica que sepas pues lo que vas a ejecutar con un alto grado de precisión dejando poco espacio para errores o equivocaciones. Prever es la palabra clave aquí.

La reflexión que te quiero compartir en esta ocasión es la siguiente: empieza poco a poco a ordenar tus cosas, tus planes y tu vida. Es difícil, lo sé, pero vale la pena. Si lo haces te garantizo que tendrás el tiempo que ahora buscas desesperadamente y además harás con él lo que quieras.

Si piensas que el orden de plano no es lo tuyo, voltea hacia atrás y mira todo lo que el caos ha hecho en tu vida. Con certeza afirmo que no son los resultados deseados.

¿Qué tal, te convencí?
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