Este tema me encanta, para mi es una de las soluciones más viables para resolver muchos de los problemas que aquejan a la economía y a la sociedad en general. En gran medida la toma de decisiones se basa en saber si hay más competidores o no. Espero que mis argumentos te lleven a pensar algo parecido. Aquí vamos.
Una competencia se puede definir como una disputa o contienda entre dos o más personas sobre algo. Todos los interesados hacen su mejor esfuerzo por sobresalir de entre sus rivales y triunfar.
¿Qué pasa cuando las reglas del juego son claras y la competencia es leal? Muchas cosas positivas suceden alrededor: primero que nada se da una equidad pues cualquiera que cumpla con los requisitos para inscribirse en tal justa tiene posibilidades de ganar. Dependerá del talento, la preparación, la disciplina, el trabajo en equipo, la mentalidad, la estrategia y otros muchos factores los que te lleven al éxito. Lo anterior aplica para absolutamente cualquier caso que se te ocurra (deportes, juegos, negocios, política, sociales, elecciones, etc.)
Cuando hay muchos jugadores que quieren exactamente lo mismo y todos saben cómo deben comportarse durante el encuentro las cosas se resuelven de manera pacífica, a veces con autoridades o en tribunales, pero pacífica.
En el caso de los bienes y servicios, con tal de ganar el mercado los competidores ofrecen mejores precios, más calidad, más garantías, una gama más amplia de productos, mejores propuestas y mayor transparencia, entre otras.
Sin embargo, cuando las reglas no son claras y la competencia es desleal, surgen muchas dudas respecto a la legitimidad de quien obtiene el triunfo, independientemente que existan otras condiciones que enojen como los monopolios, precios muy caros, mala calidad, trampas, etc.
La competencia es sana por donde lo veamos. No hay razón para no competir.
En lo personal disfruto competir, sobre todo contra los más grandes y/o más experimentados que yo. Me gusta que sepan de qué estoy hecho y cuál es mi capacidad. Me atraen los retos, me fascina la adrenalina de saberme evaluado y disfruto con responsabilidad los éxitos.
Asumo las derrotas y analizo con detalle lo que me faltó [o lo que me sobró] para no equivocarme de nueva cuenta. Aprendo mucho y perfecciono mi comportamiento para que, en mi siguiente competición, suceda lo que yo deseo que pase.
Mi reflexión hoy para ti es esta: si aspiras a algo debes trabajar duro para conseguirlo y, si en el camino encuentras a otros que quieran exactamente lo mismo que tú, tendrás que esforzarte aún más. Esto último sacará lo mejor de ti, ya verás.
