EPN en Los Tuxtlas: Dentro del evento la fiesta, afuera las protestas

+ Indígenas y campesinos arremetieron contra un vehículo de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indios. + Granaderos presentes para contener a manifestantes, no llegaron a la confrontación.

Zona Sur

Edgar Pucheta.- - 2015-02-17

Desde las 6 de la mañana, promotores y coordinadores del programa Sin Hambre se encontraban apostados en la unidad deportiva de la Escuela Secundaria y Bachilleres Isaac Ochoterena (ESBIO), de San Andrés Tuxtla. A los beneficiarios de todo el catálogo de programas sociales y asistenciales, los citaron desde las 8 de la mañana para irles entregando acreditaciones para facilitarles el acceso. Todo controlado, no dejaron pasar a nadie que no se supiera el guión, las porras y el bailecito ensayado para arropar a Enrique Peña Nieto en San Andrés Tuxtla, donde si le aplaudieron.

El acceso.

Afuera de los muros que circundan una extensa área de canchas de soccer y baloncesto, el sol requemaba la piel de centenares de personas que seguían llegando para ir pasando gradualmente por las vallas de control y acceso. Tres retenes por pasar, el primero con la acreditación, el segundo con sensores de metales y una revisión minuciosa al punto de vaciar los bolsillos de cada persona que ingresaba. Solo periodistas previamente acreditados podían pasar equipo fotográfico y de video, menso radios.

Al ciudadano, previa invitación por conducto de las promotoras de Prospera y Sin Hambre, se le permitía el paso sin cámaras, ni plumas y mucho menos botes de agua, el agua se les regalaba en bolsas de polietileno que terminaron tapizando todo el camino hasta el templete. No querían ningún objeto que pudiera usarse como proyectil. Adentro les darían paliacates en tonalidades lila, naranja, verde y gris, como la paleta de color de los programas de la Cruzada Contra el Hambre, para celebrar con porras ensayadas su segundo aniversario.

El escenario festivo.

En el interior de la unidad deportiva no había sol arrasador, las bondades de una moderna carpa extendida en toda el área, así como sillas y gradas bien acomodadas, permitían a las asistentes estar cómodas y hasta pararse en sus lugares con espacio suficiente para bailar al ritmo del cantante jarocho Jerry, que con su repertorio de covers ambientó la larga espera. Un escenario festivo, pues.
La llegada.

Enrique Peña Nieto arribó a las 13 horas con 20 minutos, se había indicado que estaría llegando 20 minutos antes pero tuvo un retraso que no se molestó en justificar. Llegó por aire, no pudo ver las destrozadas carreteras de cerca, no pudo sentir uno sólo de los baches de los Tuxtlas. Al interior del complejo de carpas y vallas, se le unió el Gobernador Javier Duarte de Ochoa, a una distancia considerable, fue relegado pero al mandatario estatal no le importó que lo dejaran atrás, sólo Peña Brilló, mientras, Duarte, brevemente fue arropado por dos o tres reporteros, entrevistado brevemente, no ocultó su emoción por la visita de su jefe máximo que al parecer, con todo y la distancia en la que se le rezagó, vino de buenas y a consentirlo.

Los discursos.

Duarte abrió el acto con su discurso, le siguió Paula Angélica Hernández Olmos, Coordinadora Nacional del programa Prospera quien resaltó las bondades de los programas asistenciales y dio la numeralia de los alcances anunciando la entrega de 4 mil huertos de stevia para productores tuxtlecos, contando a 27 mil 933 familias beneficiadas con las tarjetas del programa Sin Hambre, 95 mil 26 nuevos beneficiarios afiliados a Prospera, 197 mil 640 nuevos beneficiarios para Liconsa, 120 nuevas tiendas Liconsa, 10 mil 620 comités comunitarios, en resumen, mucha pobreza, el paternalismo crece, el subsidio es el remedio a corto plazo que no da soluciones ni empleos a largo plazo.

La marginación y el rezago social sigue siendo moneda de cambio y San Andrés es un municipio sin generación de empleos, pobre y que necesita de mucho asistencialismo social para subsistir, ese ha sido el mensaje entre líneas que todos aplauden y pocos han comprendido. Todo iba acorde al guión, tal vez, allende las bardas, había más acción.

La otra realidad.

Afuera era distinto, caras de molestia grupos de personas que eran desviadas de su trayecto de rutina por la visita del Presidente de la República, ahí empezaron las mentadas, pero eran las menos escandalosas.

Se cerró un perímetro amplio, un radio de poco más de 6 kilómetros, que no impidió que se fueran agrupando pequeños contingentes con mantas llenas de mensajes de protesta.

A lo lejos, la prensa percibió una pequeña desbandada de gente, se sospechó que intentaban manifestar alguna inconformidad pero fueron detectados, eran pocos, no se pudo comprobar, de inmediato salieron. Entonces la curiosidad hizo salir a algunos reporteros para toparse afuera con otra realidad, ahí no había fiesta ni baile.

Protestas.

Mientras se desarrollaba toda una fiesta en torno al gran Tlatoani, lejos del besamanos político y el pisoteo a la dignidad de las clases no privilegiadas, varias manifestaciones, pequeñas pero significativas, se desarrollaron al exterior.

Primero un grupo de pescadores afiliados a las cooperativas de pesca existentes en los municipios de Catemaco y San Andrés Tuxtla, protestaron con mantas llenas de mensajes exigiendo la destitución Roberto de la Garza de los Santos, Subdirector de Área de la Subdelegación de Pesca, a quien señalan por supuestos actos de corrupción y otras irregularidades, entre ellas una marcada indiferencia, dijeron, hacia los representantes de las cooperativas pesqueras.

Por otro lado, artesanos globeros ensamblaban sus dirigibles de papel de china con mensajes alusivos a los 43 de Ayotzinapa, al tiempo que un enardecido contingente de campesinos e indígenas, arremetían contra una camioneta de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indios (CDI), que forma parte de la Cruzada Contra el Hambre. Tras frenar el tráfico por casi una hora por haberle ponchado un neumático a l vehículo oficial, un grupo de Granaderos de la Policía Federal Preventiva se apresuró a contener a los inconformes, sin que se llegara a la confrontación física, quedándose todo el pleito en lo verbal.

El acarreo final.

Ya afuera nada era distinto de otros eventos políticos, acarreos, bolsas de comida chatarra con las que “atendieron” a los acarreados, las camionetas de Sin Hambre verificando que todos los tripulantes de los camiones de acarreo tomaran su autobús y sus “apoyos”, y así culminó una jornada donde lo que menos importó, fue el mensaje demagógico de Enrique peña Nieto, no muy distinto a sus discursos triunfalistas que exaltan los alcances, poco tangibles, de sus dos años y meses de gobierno.

“Ojalá viniera más seguido Peña Nieto”, dice una señora que camina entre la multitud, y añade, “al menos así tienen limpias las calles, tapan los baches y ponen el alumbrado, aunque sea por ratos”.

San Andrés Tuxtla tardo todavía unas horas más en volver a la normalidad, en descongestionarse el tráfico fluyente por la carretera llena de baches, acondicionada momentáneamente sólo para recibir al Presidente de la República.

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