El muro de Ferrosur que divide el municipio de Tierra Blanca

+ Los vecinos se oponen a su construcción porque bloquea el paso de agua y aire, haciendo los hogares más calientes; en el lugar las temperaturas alcanzan los 50 grados centígrados.

Zona Centro

VANESSA JOB / MILENIO - 2017-02-22

"No queremos problemas con ustedes, queremos hablar con su jefe, queremos que saquen la retroexcavadora, llévense también su revolvedora para evitar conflictos mayores", gritaba enfurecido un vecino a los obreros de Ferrosur que trabajaban en la construcción de un muro antimigrante en Tierra Blanca, Veracruz.

“¡Llévensela!”, volvía a gritar mientras a su espalda una treintena de personas paradas a unos metros de las vías de tren respaldaban sus exigencias. Los trabajadores de Ferrosur, empresa perteneciente a Grupo México, se movían incómodos sin saber qué hacer.

La tarde del 19 de septiembre pasado, pobladores de la colonia Santa Lucrecia en Tierra Blanca, Veracruz, detuvieron la construcción del muro antimigrantes, se envalentonaron al calor de la multitud y tomaron sus herramientas para cortar la estructura en la que los obreros trabajaban.

—¿Por qué no agarramos la malla y la quitamos entre todos? —sugirió un vecino.

—Eso lo podemos hacer ahorita, vamos, les tiramos todo el avance —ordenó al resto de los habitantes.

Ese día los vecinos cortaron la malla que serviría para hacer la estructura del muro. Desde entonces Ferrosur no ha continuado con ese tramo de la pared, pero la obra ya se extiende por varios kilómetros, dividiendo el primer cuadro de la ciudad con el resto de las colonias, haciendo más complicado el viaje de los migrantes centroamericanos.

“Nosotros aún seguimos en la lucha porque Ferrosur sigue insistiendo en llevar a cabo la construcción de este muro”, dice Ricardo Espinoza, habitante de Tierra Blanca, Veracruz.

Ferrosur, empresa perteneciente a Grupo México, ganó en 1998 la licitación del gobierno federal para operar por 100 años una red de más de 2 mil 600 km de vía.

La construcción del muro comenzó en 2013 y desde entonces el proyecto se ha desarrollado de manera paulatina.

“Se ejecuta con base en las necesidades de seguridad que ha identificado la empresa”, argumenta Grupo México en una respuesta por escrito a Especiales de MILENIO.

“En el municipio de Tierra Blanca hay un patio de maniobras de Ferromex-Ferrosur. Esta situación es usada por las personas en tránsito a la frontera norte que aprovechan la baja velocidad del ferrocarril para subir y bajar de éste, poniendo en riesgo su integridad física y la operación ferroviaria”, sostiene la empresa que tiene presencia en Estados Unidos, México, Perú y España, en el área de minería, transporte de mercancías y desarrollo de infraestructura.

“Es el muro de la vergüenza, el muro que está contra el inmigrante, algo que es un derecho de inmigrar para buscar mejoras de vida para ellos mismos”, dice Ricardo Espinoza, otro poblador de Tierra Blanca.

Y sigue: “Que incongruencia tan grande, estamos en una lucha por evitar el muro de Donald Trump y ellos le permiten a una empresa trasnacional venir a dividir la ciudad con un supuesto proyecto que manejan por seguridad de su empresa”.

Los vecinos también se oponen a la construcción del muro, porque la obra bloquea el paso de agua y aire, haciendo los hogares más calientes. En Tierra Blanca las temperaturas alcanzan los 50 grados centígrados.

Los pobladores también se ven afectados porque el muro, construido en zona federal por la empresa Ferrosur, limita el paso del primer cuadro de la ciudad al resto de las colonias. Cuando el tren hace sus maniobras de traspatio bloquea los accesos que la empresa dejó libres para que pudieran circular los coches. Entonces la ciudad queda paralizada hasta que el tren sigue su paso.

***

María Guadalupe Balderas es una de las habitantes de Tierra Blanca que se ha visto afectada por el muro. Con mucho esfuerzo su familia logró construir una casa a un costado de las vías del tren. La vivienda de color azul intenso pertenece a su hijo, que por ahora vive en Ciudad Juárez.

María Guadalupe está preocupada, teme que Ferrosur quiera demoler la propiedad a pesar de que ella tiene las escrituras. El problema es que la casa está ubicada dentro de los metros a los que la empresa ferroviaria tiene asignados como parte del derecho de vía que le da la concesión que ganó para operar los trenes.

“La pared llegó ahí pegadita a mi baño”, dice mientras muestra cómo el muro de concreto y alambre de púas colinda con la propiedad. Luego se dirige a la entrada de la casa, toma las llaves, abre y muestra que en el interior hay una puerta de metal que lleva directo a las vías del tren. El pasto está crecido y el acceso está casi bloqueado por la maleza.

María Guadalupe dice que pronto va a clausurar ese acceso porque no quiere tener problemas con Ferrosur. Mientras tanto los vecinos de la colonia Santa Lucrecia están decididos a no permitir que el muro se siga construyendo...

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