Así viven pobladores cercanos al cementerio clandestino en Veracruz

+En diferentes localidades de Veracruz han encontrado varias fosas

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UNO TV - 2018-09-21

Los pobladores de El Arbolillo, Veracruz, en el este de México, saben que a las ocho de la noche, ya no pueden salir a pescar a la laguna.

Es la principal actividad económica en este lugar, pero ahora sus preocupaciones son otras desde que el apacible pueblo saltó a la fama este mes después que las autoridades encontraron una serie de fosas de donde han sido exhumados 174 cuerpos hasta ahora.

Cuando cae el sol, las personas que viven en este pueblo de poco más de un millar de habitantes se encierran en sus casas bajo llave. "Todos sabemos lo que está pasando", dice el pescador Ceferino Leal Yepez, de 70 años.

En este sitio, desde hace varias semanas trabajan peritos de la fiscalía del violento estado de Veracruz, en donde un criminal detenido por la policía dio a conocer el lugar donde se cavaron las tumbas clandestinas, según las autoridades.

La humilde casa que habita Leal está a menos de 100 metros del predio donde se localizaron las fosas.

Desde que las autoridades anunciaron el macabro hallazgo el 6 de septiembre, los pescadores de El Arbolillo, del municipio de Alvarado, tienen ya asumida la peligrosidad de la noche.

Ésta es una región afectada por sangrientas guerras entre los cárteles del narcotráfico.

"Sabemos que la noche es mejor para la pesca, nos deja más ganancias y con menos esfuerzos, pero con esto que pasa... ya nadie sale", relata Victoria Carmona, una mujer de avanzada edad, a unos cuantos metros del cordón colocado por la policía para delimitar el perímetro de los enterramientos.

Durante el día, los lugareños pelan crustáceos o moluscos que ponen a la venta sobre la carretera federal 180 Matamoros-Puerto Juárez, que une al estado de Veracruz con el norte y el sureste, y está atravesada por rutas empleadas por los cárteles para mover la droga o para el tráfico de gasolina robada de los ductos de la estatal Petróleos Mexicanos.

Para obtener al menos dos kilos de pulpa de jaiba, la familia de Victoria Carmona debe trabajar durante horas para ganar unos 100 pesos (poco más de cinco dólares) que apenas les sirven para comida y servicios básicos.

"Antes se podía salir a los bailes, disfrutar de la noche, salir a caminar y a visitar a las personas, regresar de madrugada o ir a pescar, pero desde que salimos en las noticias, ya no, todo ha cambiado", dice el pescador Alejandro Torres.

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