El día que Yunes Linares embarró a Beethoven

Bernardo Gutiérrez Parra

Desde El Café

2017-09-05

Este domingo, al rendir su informe de labores, el senador Héctor Yunes Landa aprovechó el viaje para decirle a Miguel Ángel Yunes Linares, lo que quieren restregarle en la cara cientos de miles veracruzanos incluyendo a gran parte de los 792 mil 628 que votaron por él para llevarlo a la gubernatura.
De entrada, Héctor dijo que Veracruz vive su peor crisis, producto de la ominosa corrupción del gobierno que recién salió, y profundizada por la incapacidad absoluta del gobierno sordo que lleva ya nueve meses en el cargo.
El autodenominado “Gobierno del cambio” -dijo Héctor- ha resultado una gran estafa. Veracruz nunca había enfrentado una crisis tan grave como la que hoy vive en materia de deuda pública, de pobreza y de inseguridad. No es casualidad que ocho de cada diez veracruzanos reprueban su gestión y que no reconozcan ningún avance.

“No debemos olvidar que quien hoy nos intenta gobernar, en campaña se vendió a sí mismo como justiciero, pero hoy aplica una justicia selectiva, llegando al extremo de vender impunidad a quienes había señalado (de ladrones y corruptos)” dijo el senador.

Y fue más allá: “Su gobierno sufre de cuadriplejía. Hay una parálisis total de todos sus miembros para realizar su tarea. Son funcionarios incapaces de extender la mano a los veracruzanos que la necesitan”.

Dijo que el cuadro clínico se agrava para Veracruz “con un gobierno que además de cuadrapléjico, es ciego, sordo y mudo. Es ciego porque no ve la inseguridad, la que atribuye a un problema de percepción. Y es sordo porque no es capaz de escuchar a los comerciantes que demandan más seguridad y el pago de los adeudos pendientes.

“Tampoco escucha a la Universidad Veracruzana ni a los gobiernos municipales, víctimas también del desfalco financiero. Y a la vez es mudo porque no se comunica, porque calla ante la protesta social que es reprimida; y porque guarda silencio cuando el Congreso le exige cuentas sobre el ejercicio del presupuesto”.

En síntesis, si no le dio con la cubeta fue porque no había cubetas, pero verbalmente Héctor Yunes tundió al gobernador Miguel Ángel Yunes Linares como nadie lo había hecho hasta ahora.

Lo vergonzoso para el gobernador es que no desmintió a su acusador y sólo alcanzó a decir: “Yo no respondo a ofensas”.

Pero nadie lo ofendió, lo que le dijo Héctor son verdades irrebatibles. Y Miguel Ángel Yunes no tuvo capacidad de respuesta, lo único que se le ocurrió fue embarrar a Beethoven.

El gobernador aprovechó que Héctor lo acusó de sordo, ciego y mudo para manifestar: “Yo sólo digo que no hay razón para ofender a los discapacitados”, que por encima de sus debilidades han salido adelante. Fue entonces que salió a relucir Beethoven de quien dijo que a pesar de estar sordo compuso la Novena Sinfonía.

Vaya manera tan burda, pedestre y pobre de escurrir el bulto la que tuvo Miguel Ángel. Héctor nunca se burló de quienes tienen capacidades diferentes y seguro estoy que nadie se sintió ofendido. Como no se habría dado por aludido el mismo Beethoven si viviera.

Beethoven, a diferencia de Miguel Ángel Yunes, era un sordo que quería oír y oír de todo. Desde alabanzas hasta recriminaciones, desde aplausos hasta críticas.

El gobernador de Veracruz no quiere oír nada.

No hay sordo que no quiera oír, ciego que no quiera ver y mudo que no quiera hablar. Lo que si hay son sujetos que prefieren no ver, no oír y callar ante los problemas, como Miguel Ángel Yunes, por ejemplo. A éste en concreto se refirió Héctor Yunes. Y jamás a sordos como Beethoven ni a ciegos como Helen Keller.

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