AMLO y el poder

2018-07-05

Si estas elecciones no se hubieran celebrado este año y este mes, en estos momentos, México viviría un luto y un enfado habitual en cada competencia futbolística donde siempre nos quedamos en el “ya merito”. Pero la descalificación de la selección mexicana del Mundial de Rusia 2018 simplemente no sacudió porque el país estaba de fiesta ante lo que se podría llamar el triunfo de la democracia. No es para menos… este tipo de festejos son tan ocasionales, tan eventuales, que tienen el mismo efecto en nosotros que un eclipse o el paso de un meteoro: ¡los celebramos! con la diferencia de que los segundos son fenómenos naturales y los primeros, fenómenos político-sociales que cuando se quiere, se provocan, se generan, se hacen realidad.

II

Andrés Manuel López Obrador es un fenómeno político. No pretendo demeritar en ningún momento el triunfo de los candidatos de Morena, pero es claro que si alguien generó la avalancha de votos a su favor, fue el Peje, quien se convirtió en una especie de caudillo de la democracia, figura que creció en todo el país. El sentido de un alto porcentaje en los votos lo deja en claro: para muchos de los electores, sólo había un partido y éste era Morena.

Aunado al liderazgo que tiene AMLO, en lo particular a mí me fascina el nombre que escogió para su partido: Morena.

El PRI tuvo grandes aciertos propagandísticos en su conformación como partido. El primero, ser “Revolucionario”, cuando en su momento, serlo, ser hijo de, nieto de “revolucionario”, era una forma de “haber hecho patria”. Pasados los años, al desgastarse la “Revolución”, buscó darle el sentido de “cambio”, de “renovación”… aunque quizás el mayor acierto que tuvo fue llevar los colores de la bandera en su logo… ¿qué ciudadano mexicano podía resistirse al encanto del patriotismo?

III

Bueno, pues el Peje encontró en Morena dos elementos esenciales en la vida del mexicano… la morenita y el color de piel como identidad. Nuevamente, quizás esté equivocado, pero antes de Morena, la otra Morena más querida de México es sin duda la Virgen de Guadalupe… especulo, cual especulero que uno es, que dentro de la esencia propagandística que dio origen al nombre del partido, se pensó en que de manera subliminal, en algunas personas, hubiera un efecto espiritual como en su momento lo tuvo los colores de la bandera nacional en el logo del PRI.

Por otro lado, vivimos en un país donde el moreno, prieto o negro, es rechazado o “blanco” de burlas… ¡y eso que somos mayoría! Entonces, al crearse Morena, hace que un alto porcentaje de ciudadanos se identifique por el simple hecho de la pigmentación de su piel. Conste, insisto en que estas ideas no dejan de ser pura especulación.

Agregue al final, el desencanto en otro alto porcentaje de la sociedad por esos partidos que han pasado por el Poder… agregue el vacío en el bolsillo del pantalón del señor o la famélica despensa que lleva a su casa la señora… agregue toda la descomposición social que a lo largo y ancho del país se vive, y sume al final, un hombre que se confrontó al sistema y que hizo de los medios de difusión su mejor arma, haciendo que en millones de corazones se albergara la esperanza de un cambio.

IV

Esperanza viene de Esperar… la gente que votó este pasado domingo por un cambio total, a veces realmente no espera algo… ya se da por satisfecha por el simple hecho de haber realizado su voluntad cuando por lo regular, es el Sistema quien hace lo que quiere. Llegó al poder el hombre que ella decidió y ése es el mayor triunfo que puede haber en una sociedad lastimada, sin poder adquisitivo, ninguneada… que a veces parece despertar de su letargo, como en ese 1998… como en ese 2000… o como en este 2018, donde un solo General llevó a puro soldado a una de las victorias más apabullantes que en la historia de México, se tenga memoria.

López Obrador sin lugar a dudas es un fenómeno político-social. Y así se lo hicieron saber un Salinas, un Calderón, un Fox y un presidente Enrique Peña Nieto. Hay que reconocer en López Obrador su tesón, porque no es fácil luchar contra el poder... hasta alcanzarlo. O lo que es lo mismo: En unos meses, AMLO dejará de ser Anti-Sistema para convertirse en el Sistema, si no es que ya dio sus primeros pasos en ello.