Caballo Que Alcanza, Gana

Norma Meraz

COLUMNA DE OPINIÓN

2021-07-15

Quién diría que el presidente Andrés Manuel López Obrador anhelaría hacer de este gobierno, un gobierno “empresario”.

Retroceder 50 años en la historia y, en lugar de eficientes servicios públicos, convertirse en un gobierno gerencial, es negar que sólo la competencia puede sustituir a un sistema arcaico y antidemocrático.

Me tranquiliza no perder mi capacidad de sorpresa.

El mismo presidente de la república apenas cumplió su tercer año de gobierno, y se apresura a dar los nombres de sus colaboradores que integran la lista de aspirantes a sucederlo en Palacio Nacional.

López Obrador afina la forma más moderna de distraer a la opinión pública de los problemas ingentes por los que atraviesa el país.

Como buen maestro del malabar, el residente López Obrador inventa un “mentirometro” para acusar -o acosar- a los periodistas y/o comunicadores, para sólo ver la paja en el ojo ajeno, cuando él miente a placer. Prometió exhibir los resultados de sus exámenes médicos hace casi un año, y ni para cuando.

Una fresca mañana se dispara como escopeta destapando una retahíla de personajes que compitan por la sucesión presidencial; anuncia la creación de una empresa distribuidora de gas LP que venderá a precios bajos los cilindros de 20,30 y 40 kilos, los repartirá en las zonas más pobres. ¿Habrá calculado ya el presidente de cuánto será el subsidio para que el gas no suba de precio, y por cuánto tiempo? Amén de la infraestructura necesaria para llevar a cabo tal dislate a costa de quienes cumplimos con el pago de nuestros impuestos, y proletarizar aún más a la clase media -que tanto detesta -, además de haber tomado en cuenta que México importa el 60% del gas que consume y que los precios de este insumo se rigen de acuerdo con el mercado internacional. Lo que debe hacer el gobierno es modernizar sus sistemas de almacenamiento y distribución de gas y gasolina ya.

Los destapes para la sucesión presidencial es un genial distractor para movernos la mira de los verdaderos problemas; distrae a la sociedad y a los funcionarios suspirantes, porque al abrir la baraja le quita presión a su personaje favorito y divide la cargada.

López Obrador sabe que hay que darle una sacudida a MORENA para legitimar su movimiento, pues en estos años MORENA no ha logrado institucionalizarse y, aunque a él le fastidia la vida partidista, sabe que ahí conserva -en parte- su capital político. Vale preguntarse: ¿hasta qué punto su movimiento le genera funcionalidad, si es una verdadera cena de negros sin dirigente ni liderazgo? Aunque para eso cuenta con López Obrador.

La tragedia de la Línea 12 del Metro tensó las ligas entre los dos aspirantes que están a la vista, y esto absorbe mucho oxígeno político que distrae a los protagonistas de sus responsabilidades, por más que digan que cada uno está de lleno en su tarea.

¿Qué perfil surgirá para un candidato a la Presidencia? ¿Cuáles serán las credenciales que debe tener el candidato a suceder a Andrés Manuel López Obrador? Habría que contrastar proyectos, más que candidatos.

La oposición, si va coaligada, tendrá la necesidad de llevar un candidato con perfil empático con la masa votante, pues entre más fragmentada vaya la oposición más posibilidades tiene MORENA de llevar la delantera, siempre y cuando los pleitos internos no rompan la unidad partidaria.

¿Por qué no llevar a cabo una reforma política que permita realizar elecciones primarias? Modernizar la vida democrática le haría bien al país y quizá ninguno de los mencionados aspirantes llegue.

Caballo que alcanza, gana.

¡Digamos la Verdad!