Las desaparecidas en Veracruz

Columna de Arturo Reyes Isidoro

Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

2012-03-05

De lo dicho en forma por demás irresponsable y temeraria además de insensible por parte del subprocurador de Justicia de la Zona Regional Centro Xalapa, Antonio Lezama Moo (en su fotografía que publicó en primera plana el diario Notiver se le ve cara de siniestro), en el estado, de 2000 hasta octubre de 2011 habría habido 5 mil 231 felices novios quienes se habrían llevado a igual número de mujeres pero cuyos familiares en forma irresponsable –según se deduce de lo dicho por el señor Lezama Moo– no lo han entendido así y terminaron por darlas por desaparecidas haciendo la denuncia correspondiente ante las autoridades de la Procuraduría General de Justicia.

En vísperas del Día de la Familia –se celebra el primer domingo de marzo–, el jueves el subprocurador acabó de matar las esperanzas de miles de familias veracruzanas al minimizar el problema de las desaparecidas en el estado declarando que “se van con el novio o con las amigas”. Queriendo tomar el contenido por el continente, trató de justificar su aseveración expresando que de las que han desaparecido, “últimamente han aparecido cinco muchachas que se han encontrado”, aunque como bien apuntó la reportera Brisa Gómez, de la agencia de noticias AVC, no dijo si fueron encontradas con vida, aunque el funcionario matizó luego afirmando que “se han ido con los novios o con unas amigas a otros lugares”, “situación que generalizó «para la mayoría» de los casos de desapariciones reportadas”.

La cifra de 5 mil 231 mujeres desparecidas en el estado, la mayoría adolescentes y jóvenes, la reportó el entonces procurador Reynaldo Escobar Pérez (renunció el 7 de octubre de 2011) a la Comisión Especial de Feminicidios de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, quien en su momento dijo que de esos números habían sido halladas 808 aunque tampoco precisó si con vida o muertas. Pero un hecho contundente que desmiente al subprocurador Lezama Moo y que hace ver la gravedad de su declaración al minimizar el problema es que una de las desaparecidas y que no se fue “con el novio o con las amigas a otros lugares”, Gabriela Arlene Benítez Ybarra, fue encontrada muerta en un paraje de esta capital tres meses después de que su madre Bárbara Ybarra denunció su desaparición, caso que, similar a lo que ahora hace Lezama Moo, trató de minimizar Reynaldo Escobar Pérez, ahora candidato del PRI a la diputación federal por Xalapa Urbano, al insinuar públicamente que su desaparición obedecía a una mala relación madre-hija e incluso llegó también, en forma grave e irresponsable, a motejar a la señora Ybarra con un apodo sin haber hecho una investigación ni tener pruebas que sostuvieran su versión.

Como es común en él por su seriedad, agudeza y profesionalismo, el columnista-reportero-investigador, periodista Luis Velázquez Rivera, publicó entre el 19 y el 23 de enero pasado un trabajo periodístico en cuatro entregas dedicado precisamente a las desparecidas en Veracruz en donde da nombres, edades, fechas, , lugares, detalles, y cuyos primeros párrafos resumen el panorama: “En su página web, la Procuraduría de Justicia de Veracruz denuncia la lista de niñas y mujeres desaparecidas de norte a sur de la entidad, no tan solo a partir del año 2001, en el segundo año del alemanismo, sino todo el Fidelismo y hasta el primer año de gobierno de Javier Duarte. En unos casos publica la fotografía. En todos, la descripción física de la persona extraviada, con la fecha en que fuera levantada, omitiendo, claro, el estado y el número de la averiguación previa así como de la investigación. Y/o en todo caso, sin informar si los agentes de la procuraduría y la policía de la secretaría de Seguridad Pública continúan rastreando pistas. O lo que es peor tantito, si de plano el expediente ya fue archivado, y aun cuando la familia conserve la esperanza de que sus parientes pudieran estar vivos, la policía da como un hecho que nunca, jamás, regresarán a casa. Ni vivos ni muertos”.
Esto último parece confirmarlo, desgraciadamente, el subprocurador de la zona Xalapa, Antonio Lezama Moo, pues al minimizar el problema y mostrar desinterés por la verdadera suerte de las desparecidas diciendo que se fueron con el novio o con algunas amigas, no es difícil imaginar que los respectivos expedientes están archivados y que no se investiga ni hay interés por hacerlo ni se hará. Censurable, condenable a todas luces, sin ningún atenuante, es la actitud de este señor en mala hora encargado de procurar justicia, pues ya que no ofrece resultados que digan a los familiares si deben conservar su esperanza de hallar con vida sus seres queridos o en el peor de los casos si ya deben rogar a Dios por su eterno descanso, por lo menos debiera tener palabras de respeto, de aliento, de consuelo, de esperanza para quienes sufren. Más en tratándose de mujeres, se ve que el subprocurador no tiene madre, ni esposa, ni hijas, ni hermanas ni familiares mujeres que pudieran ser víctimas también. Dios lo proteja de que nunca le suceda algo como lo que viven más de cinco familias veracruzanas.

Extraña que hasta ahora el resto del Gobierno del Estado ha guardado silencio sobre lo dicho por Lezama Moo, con lo que puede pensarse que avala lo declarado. Extraña porque finalmente el funcionario representa a la Procuraduría General de Justicia y por extensión al Gobierno del Estado, con lo que podría entenderse que su postura al respecto es la postura oficial del Gobierno de Veracruz. Nadie lo corrigió hasta ahora cuando es evidente que su actitud no corresponde con la del gobernador Javier Duarte de Ochoa, quien a diario da muestras de que no minimiza el problema de la inseguridad, que sin duda tiene que ver con las desaparecidas, e insiste en que lo que más le preocupa es la protección, la seguridad y la tranquilidad de las familias veracruzanas, y sus acciones y compromisos con el Ejército y la Marina así lo demuestran. Lezama Poo debió haber sido cesado de inmediato.

Pero extraña también que entidades como el DIF, las ONGes, los colectivos de mujeres, las candidatas al Senado por el PRD, la misma Iglesia católica que normalmente hace críticas en forma velada a este tipo de actitudes, la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, las diputadas federales y locales, las presidentas municipales y los partidos políticos, han guardado silencio y nadie ha protestado ni ha pedido que el señor Lezama Moo rectifique, ofrezca disculpas a los familiares de las víctimas y se comprometa a ofrecer informes sobre el estado que guardan las denuncias y averiguaciones si es que las hay.

Por lo que se ve, las familias de las desaparecidas en Veracruz están solas por cuanto hace a las instituciones oficiales y las que no lo son también, solas no solo en su dolor sino en su esperanza de saber si sus seres queridos están vivas o dónde están. Desde aquí, mi abrazo y mi solidaridad a todas ellas y la seguridad de que muchos ciudadanos, jefes de familia, compartimos su preocupación y su lucha por saber y por hallar a sus hijas, a sus hermanas, a sus nietas, a sus sobrinas, a sus cuñadas. Pese a lo que digan deshumanizados como este señor Lezama Moo, no perdamos las esperanzas. Nunca.