ANHELOS

Juan Antonio Nemi Dib

Cosas Pequeñas

2012-11-26

El Presidente Enrique Peña Nieto --para irnos acostumbrando-- recibe el Gobierno de México en medio de una crisis de proporciones sin precedente, aunque se intente disimularla y para muestra unos cuantos botones:

1.- Más de la mitad de la población en pobreza; una tercera parte de la población en pobreza absoluta.

2.- Una deuda del Gobierno Federal que, sólo en los últimos seis años, creció 156% y que equivale a unos cinco billones de pesos, algo así como 385 mil millones de dólares aproximadamente. Una inflación anual superior al 4%.

3.- 27,199 homicidios “oficialmente registrados” únicamente durante el año de 2011. De muchos de ellos ni siquiera se iniciaron averiguaciones previas. La suma total del sexenio que termina podría estar en torno a los 70 mil asesinados violentamente. Porciones significativas del territorio nacional bajo el control de la delincuencia organizada; el Ejército y la Marina en las calles. Y eso sin contar con casi 3 mil secuestros denunciados en el mismo año de 2011, en los que 112 víctimas terminaron asesinadas (y... ¿cuántos secuestros no se denuncian?).

4.- Al día de hoy, 98% de los delitos que se cometen en el país, sencillamente no son castigados. Es decir, los delincuentes tienen sólo 2% de posibilidades de que se les haga pagar las consecuencias de sus actos. El reino de la impunidad. En pocas palabras, un sistema judicial ineficaz y en buena medida corrompido, que prácticamente no funciona.

5.- Prácticamente la totalidad de los sistemas de protección social de México, empezando por el IMSS y el ISSSTE, en quiebra absoluta y eso sin contar con que los expertos afirman que no pasarán quince años sin que el Seguro Popular, que hoy tanto se presume, reviente como sapo apedreado.

6.- Una salvaje economía monopólica que mantiene de rehenes a la gran mayoría de los consumidores sin que el Estado tenga la capacidad --o la voluntad-- de evitarlo (banca, telecomunicaciones, entretenimiento, transportes, farmacéutica, etc.).

7.- México en el lugar 58 de 142 en el índice de competitividad, muy lejos de Brasil o de Chile, por ejemplo. Atractivos, atractivos para la inversión extranjera como que no somos.

8.- Cito al diario EL ECONOMISTA: “En los últimos 10 años, el petróleo crudo y sus derivados incrementaron su participación en el total de las exportaciones realizadas por México de 8 a 16%, con lo cual se duplicó la dependencia que tiene el país de los productos petroleros. Con lo anterior, la participación de las exportaciones petroleras en el PIB pasó de 2.5 a 5.0% del 2001 al 2011, reafirmando que la dependencia que tiene México de los ingresos petroleros se ha reforzado, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI). Además, destaca que del 2001 al 2011 las exportaciones de petróleo y sus derivados triplicaron su aportación a la economía mexicana, al pasar de 13,191 millones a 56,317 millones de dólares. En contraste, las exportaciones no petroleras han venido a la baja. Hace 10 años, las ventas al extranjero de productos no petroleros significaban 92% de las exportaciones totales de México, en tanto que en la actualidad su participación ha caído hasta 84 por ciento.”

9.- Y quedan muchos otros temas como el deterioro ambiental, la calidad de los servicios educativos, la [in] eficiencia terminal de la formación universitaria, el desarrollo científico y tecnológico, la preservación del patrimonio cultural, el pandillerismo y la delincuencia juvenil, las adicciones, los apuros del sector agropecuario, la pérdida de la capacidad adquisitiva y la proletarización de la economía de consumo entre muchos otros, para lograr una radiografía precisa del estado en que se encuentra nuestro país.

Pretender que todo esto habrá de solucionarse de un plumazo, simplemente es una ingenuidad, una esperanza vana que, inevitablemente, causará frustración. ¿Qué se puede esperar, realmente, del Gobierno que empieza?, ¿qué acciones son viables y necesarias en este momento? Aquí algunas ideas:

Acuerdos.- Sin consenso será difícil que se puedan poner en marcha medidas efectivas para resolver los grandes retos de México. El Gobierno deberá propiciar una agenda común, en la que coincidan los principales actores políticos y económicos y, sin intereses mezquinos, impulsar realmente, con el respaldo político y la participación necesarios. Se requerirá un finísimo trabajo de negociación.

Justicia.- Sin justicia para todos, una nación no tiene viabilidad, así de simple. Limpiar a fondo los sistemas de procuración e impartición de justicia parece ser la prioridad de prioridades, para dar certidumbre no sólo a las transacciones mercantiles sino a la misma convivencia entre personas, para recuperar la confianza y restaurar la autoridad del Estado y sus instituciones, con riguroso apego a las leyes.

Seguridad.- Lo dicen los expertos: un sistema policial eficaz basado en la inteligencia, los golpes de precisión y la eliminación de las causas primarias de la delincuencia. Quitarle rentabilidad a los delitos, cortar de tajo el suministro de armas y municiones y cancelar todos los caminos para el blanqueo de dinero ilícito. Dignificar la profesión policial, convirtiéndola en un oficio deseable, bien pagado, socialmente reconocido.

Viabilidad.- Es necesario reconocer los límites del sistema institucional, propiciar un modelo de desarrollo basado en la corresponsabilidad y, también, la participación ciudadana. Hay cosas que hoy, sencillamente ya no son posibles ni deseables: la evasión fiscal, los privilegios impositivos, la improductividad. Tampoco caben ya el proteccionismo estatal, los “regalos” institucionales, los subsidios para las organizaciones que hacen política corporativa.

Equidad.- Nuevos modelos de combate a la pobreza basados en la igualación de oportunidades, capacitación y herramientas compensatorias para la autosuficiencia personal y familiar. Acceso a la salud, la educación y los satisfactores básicos como un mecanismo efectivo de desarrollo social.

Transparencia.- Habrá que tomar medidas muy concretas y muy efectivas de combate a la corrupción, la pública y la privada. La voluntad expresada en las iniciativas recientemente aprobadas deberá concretarse en un coto definitivo a las malas prácticas generalizadas que propician la torcedura de las leyes, el desvío de recursos, los privilegios, el enriquecimiento ilícito y la injusticia.

Ciudadanía.- Es momento de ejercer un sistema de ciudadanía basado en los derechos y las obligaciones, que nadie se quede sin cumplir sus deberes para con la comunidad. Sin esto, cualquier otra iniciativa fracasará.

Siempre es motivo de esperanza el inicio de una nueva administración. Que sea para bien.

antonionemi@gmail.com