La autodefensa en Michoacán y una sociedad cansada del miedo, abusos y pobreza.

2014-01-20


Una sociedad subyugada por la delincuencia organizada, cansada de la zozobra de pensar que cualquier día puede ser el último de su existencia, es capaz de organizarse, sin importar la diferencia de clases, para hacer valer aquella máxima constitucional que determina que “la soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo” artículo 39 de la Constitución Mexicana.

El pueblo michoacano durante décadas fue olvidado, dejado a su suerte por el gobierno federal, por eso es prioridad del nuevo gobierno del presidente Enrique Peña Nieto brindar toda la atención y el apoyo a las zonas de conflicto con la delincuencia organizada, no sólo en Michoacán sino en todos aquellos lugares del país donde se requiere la mano firme del Estado mexicano en apoyo de la sociedad civil.

La presencia del Gobierno Federal en el estado de Michoacán está generarando un sentimiento de protección, de orden, pero sobre todo de supremacía de las fuerzas del Estado mexicano sobre cualquier grupo de la delincuencia organizada o de cualquier grupo que intente ser una fuerza amenazante para la paz pública y la seguridad nacional.

Muchos esperamos que la coordinación entre los tres niveles de gobierno permitan disminuir la violencia en ese punto del país, como atinadamente ha venido sucedido en Veracruz.

Si bien existe la sospecha que la delincuencia organizada está apoyando a los grupos de autodefensa. Hay voces que solicitan que éstos cooperen con el gobierno, se integren a la lucha por las vías institucionales, que el Estado actúe rápido y se haga lo necesario para velar la integridad de los ciudadanos.

Los problemas de una tierra olvidada durante años no pueden resolverse de la noche a la mañana, pero si tienen solución cuando gobierno y ciudadanos hacen frente común para combatir sus orígenes y causas. El presidente Peña sabe que en Michoacán, como en otros lugares de México, del gran problema que representa la delincuencia organizada, pero también el hambre, la pobreza y la falta de oportunidades para vivir dignamente.

Las opiniones sobre lo que representan los cuerpos de autodefensa en Michoacán pueden ser diversas, pero no debemos viciar nuestra opinión. Debemos tener en perspectiva lo que implica decenios de sacrificios para construir la institucionalidad y legalidad en nuestro país.

La situación en Michoacán deberá resolverse en el corto plazo con la cooperación de los tres niveles de gobierno, está en juego la seguridad pública, la seguridad nacional y comprometida la imagen que durante el año pasado reconstruyó el gobierno federal hacia el exterior para hacerse atractivo al capital privado en beneficio del desarrollo económico nacional.