El Efecto Forer de la política

2015-04-09

Antes de desarrollar el meollo de la presente “calumnia” editorial, repasemos los números que darán sentido a la macabra realidad que aquí será expuesta.
El proceso electoral federal ha comenzado. Las campañas están en marcha y, con una Reforma Político-Electoral operando; el escenario político en México se ha tornado más complejo, aunque al mismo tiempo estima una mayor participación en todos los sentidos.
Fíjese: este año contenderán cuatro mil 496 candidatos a diputados federales; dos mil 694 por la vía del principio de mayoría relativa y mil 852 por la vía “pluri”. De éstos, 22 serán independientes, para quienes el Instituto Nacional Electoral dispuso un fondo de 23 millones 457 mil pesos a gastar en sus respectivas campañas; es decir: de a millón 66 mil pesos por “aventado”.
Esta última cifra, cabe destacar, competirá con el millón 260,238 pesos que tienen como tope de gastos autorizado los partidos instituidos y conocidos.
¡Ah! Pero la “independencia” y actividad ciudadana como parte del quehacer comicial, también dio entrada a otros importantes contendientes no reconocidos, como es Televisa.
¿No me cree? Pues ahí le va: mientras que 21 aspirantes independientes quedaron fuera por no reunir los requisitos (la mayoría por firmas y cotejo apócrifo de credenciales para votar); la televisora de San Ángel tendrá un papel, digamos, “curioso” en estas elecciones, en lo que pareciera ser el “cobro” por los perjuicios que recibió tras la declaratoria de preponderancia que le acomodó el Instituto Federal de Telecomunicaciones, como parte de la Reforma en la materia. De esta manera, quizás suene conspiratorio y digno de un libro de Dan Brown, pero en este momento Televisa parece tener candidatas y candidatos ligados intrínsecamente con la empresa.
Todo lo anterior, sin menoscabar las legislaciones estatales de la Reforma Político-Electoral, donde se dieron sorpresivas aprobaciones para gubernaturas por dos años y reelección legislativa, como en el caso específico de Veracruz, nuestra entidad.
Ahora bien: una vez aterrizado este panorama, usted dirá: ¿y qué carajos tiene que ver el título de este panfleto con ello?
Le cuento: la connotación “ciudadana” que ha adquirido el entorno electoral de nuestro país, luego de la reforma mencionada y a través del cada vez mayor involucramiento de la sociedad como instrumento en el flujo de la información; ha aumentado exponencialmente. No obstante, con ello también creció la oportunidad de la ciudadanía para pensar que lo que ellas y ellos dicen, es más cierto que lo que dicen las y los candidatos, incluso.
¿A qué se debe esto? Precisamente a la intervención de las tecnologías de la información y su uso en ocasiones poco adecuado para lo que su definición misma sugiere; es decir: para informar.
Hoy en día, la proliferación de medios de comunicación más comprometidos con el entretenimiento que con la información, así como la puesta en boga de elementos como los “memes”, han estropeado en gran medida la conciencia real de un país que apenas despierta a la globalidad informativa y que, para colmo, lee muy poco y que por ende, tampoco sabe hacerlo, propiamente dicho.
Y es que con “no saber leer” refiero no solo a la habilidad para comprender una oración, sino también al hecho de cerciorarse de la fuente que le está dotando de la información y cuestionar el por qué de ésta, indagando más al respecto o ya de perdido, siquiera viendo la fecha de su publicación para asegurarse de que lo que comparte en sus redes sociales, es algo actualizado. De verdad pasa, en serio.
Lo malo es que, créame: ese no es realmente el problema. ¡Ah jijos! ¿Sabe cuál es? ¡Pues que hacemos nuestra esa falsa información y la defendemos como si se tratara de las piedras angulares de los intereses nacionales!


SUI GENERIS

Pero tranquilos, amigas y amigos lectores. Esto tiene una explicación científica (aunque no estaría demás considerarla y tener un poco más de cuidado a la hora de decir que la publicación o lo que dice nuestro amigo de Morena, el “mainstream” o el “revolucionario”, es lo correcto).
El Efecto Forer es, según su propio “descubridor”, el sicólogo norteamericano Bertram R. Forer: “la tendencia a aceptar una descripción de la personalidad como propia y muy precisa cuando en realidad podría aplicarse a muchas personas”.
En este sentido, el ejemplo más claro de cómo cualquiera es susceptible de caer en el Efecto Forer -y para que lo entendamos mejor- tomemos el caso de cuando leemos nuestro “horóscopo”. Sabrá Dios quién lo escribió y si corresponde realmente a nuestro signo y fecha de consulta, pero la conducta que asumimos tras hacerlo, es del “quizás me pase”, generando automáticamente una predisposición a que suceda lo que ese cachito de texto nos dice sobre “nosotros”.
Entonces, aplicado esto a la polaca: ¿cómo deberíamos tenerlo en cuenta para no caer en él? Desde la humilde perspectiva de quien suscribe autor de este “chorizo grillero” denominado Vía Crítica, hay dos formas de evitarlo:

No fomente la partidocracia defendiendo a capa y espada lo que de antemano sabe que está mal. Ningún partido y/o candidato le dará de comer lo suficiente y menos los lujos a los que aspira, si no es trabajando y conociendo más de lo que una temporada electoral le ofrece. O sea: no porque lo diga su “gallo” o “gallina”, es necesariamente la verdad. Evite convencer sobre falacias, si no está seguro de que no lo sean, porque todavía hay quien se la traga todita y no se vale abusar.
Las y los candidatos ciudadanos, no dejan de ser eso: ciudadanos. Tampoco tienen la razón en todo, pues velan por intereses parciales, desde el momento de competir por un distrito y no para la presidencia del país. Lo que digan éstos, es en factor de las necesidades de su demarcación, y si se atreven a decir algo que no vaya acorde con el territorio que les corresponde, entonces cuidado: está usted, no ante un aspirante a la diputación federal, sino de un suspirante a potencial chapulín de los que no terminan algo y ya andan metidos en otra cosa, “porque le saben a todo y pueden”, y ahí valió el perfil ciudadano.

Finalmente, agregaríamos una suerte de tercera recomendación para evitar caer en el Efecto Forer de la política, la cual radica en intentar -en medida de lo posible- no “endiosar” a las fuentes de información ni a sus proveedores (incluyendo a doña Carmen Aristegui y hasta al elocuente Ciro Gómez Leyva), solo porque se trata –en apariencia- de “transgresores de la corrupción y hasta de la democracia misma.
Lea, infórmese, esté al tiro, pues, pero también investíguele bien qué es lo que está compartiendo, pues detrás de toda la parafernalia informativa, siempre estará algo más importante: su identidad como parte de una sociedad harta, pero pensante, a la que ya le han visto suficiente la cara como para seguir en lo mismo, con todo y reforma político-electoral. ¿De acuerdo? Está bueno.

POST-IT: Abusado don Fidel Kuri Grajales. El Tiburón –de su propiedad- va rebien en la Liga MX, pero eso no significa que pueda utilizarlo para su campaña en Orizaba. ¿O qué no ha leído la Constitución? El Artículo 33, Capítulo III de nuestra Carta Magna dice claramente: Los extranjeros no podrán de ninguna manera, inmiscuirse en los asuntos políticos del país… y pues, no sé si ya lo sabía, don Fidel, pero Julio Furch (argentino), Fernando Meneses (chileno), Juan Ángel Albín (uruguayo) y Daniel Villalba (argentino) desfilaron el pasado domingo en el distrito por el que usted contiende, cuando inició el aquelarre electoral. Aguas, pues. Yo nomás digo.