Y Duarte saludó a Pepe

Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

2015-08-13

¿Coincidencia? En política todo puede ser. El martes por la tarde en la ciudad de México hubo una reunión política de alto nivel que se puede considerar ya casi definitoria para el futuro político de Veracruz, concretamente para la designación del candidato del PRI al relevo gubernamental que ya está a la vuelta de la esquina, si bien la política está sujeta a circunstancias. Ayer, mientras el senador José Francisco “Pepe” Yunes Zorrilla platicaba en el presídium del Teatro del Estado con el diputado federal electo y exsecretario de Gobierno, Erick Lagos Hernández, mientras esperaban el inicio del acto de asunción de Víctor Rodríguez Gallegos como nuevo dirigente estatal de Movimiento Territorial del PRI, de pronto arribó el gobernador Javier Duarte de Ochoa y comenzó a saludar a quienes iba encontrando a su paso, hasta que llegó a donde estaban Erick y Pepe. Saludó primero a Erick y a continuación a Pepe. El saludo duró lo que demora un saludo de manos, tres segundos quizá, pero hasta donde se puede calificar de cordial fue cordial, respetuoso, institucional, de correligionarios políticos, que bien pudo abrir la posibilidad de que nuevamente el viernes se encuentren y se saluden cuando venga al estado el secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso, y cuando venga el futuro nuevo dirigente nacional del PRI Manlio Fabio Beltrones en su recorrido que está haciendo por el país, y cuando venga lo que tenga que venir. El encuentro y el saludo no ocurrían desde antes de finales del año pasado cuando fue aprobada en diciembre la gubernatura de dos años, y contrario a lo que ocurrió el 6 de enero en el acto agrario que se celebraba en el World Trade Center de Boca del Río y luego el 9 de marzo en la sesión extraordinaria del Consejo Político Estatal del PRI en el Teatro del Estado en Xalapa, esta vez Pepe no abandonó el acto ni cuando llegó ni cuando habló Duarte. Pepe diría que se trataba de un acto de su partido y, que se sepa, lo que ocurrió tampoco indicaría por ahora un cambio en la actitud que ha venido manteniendo para con el gobernador, pero lo cierto es que accedió al saludo, y la política está llena de simbolismos. Por lo demás, el acto fue muy al estilo del sur con muchas porras y baile, que Víctor es de Coatzacoalcos y se perfila para ser el próximo candidato a diputado local, en donde además recibió mucho calor el alcalde Joaquín Caballero, o sea, también le salió muy bien el acto a Marcelo Montiel y a Carlos Brito Gómez.
El linchamiento mediático
(Dije ayer que de tantos mensajes que recibí en mi teléfono celular que replicaban publicaciones positivas para el gobernador Duarte había quedado turulato, tanto que me equivoqué diciendo que el lema con el que cerró su boletín de prensa informando que había rendido su declaración ante personal ministerial del De Efe y deslindándose del crimen de Rubén Espinosa era de la Universidad Anáhuac cuando, en efecto, es de la Universidad Iberoamericana, donde estudió.)
Se trató ahora de Javier Duarte pero pudo haber sido cualquier otra figura pública. Las redes sociales en especial pero también un importante sector de la prensa lincharon al gobernador y la madriza ya ni Dios Padre se la quita. En el terreno material, no virtual, equivaldría a que alguien lo hubiera acusado de un delito sin pruebas, simplemente por una sospecha a raíz de un señalamiento de alguien que se sentía atemorizado y lo responsabilizaba de que sus perros lo hubieran atacado ya una vez y amenazaran con seguir haciéndolo, y entonces, finalmente muerto en forma violenta el atemorizado, sin mayor averiguación se lapidara a Duarte hasta dejarlo tirado, sangrando, casi inconsciente y tratándose de defender como pudiera hasta el grado de aceptar ir a declarar voluntariamente sin estar obligado a ello y sin necesidad de que le echaran tehuacán por las narices o lo trataran de ahogar en las aguas pútridas de la tasa del baño de la sala de torturas de la agencia ministerial para que fuera a “cantar”.
Más allá del caso y porque es un fenómeno que merece la pena analizarlo fríamente porque las redes sociales son hoy el instrumento de comunicación por excelencia, tanto que a la actual se le llama la era digital y a los jóvenes, niños y adolescentes miembros de la Generación de la Internet, me atrevo a reproducir un trabajo de análisis que público ayer en El Universal Alonso Cedeño, experto en comunicación política, que, a mi juicio, vale la pena reflexionar, más allá del resultado final de la investigación que se sigue por el múltiple asesinato en la colonia Narvarte de la ciudad de México y que determine si Duarte es inocente o culpable. Corre película:
“Mediante un comunicado rematado con la famosa frase de San Agustín y divisa de la Universidad Iberoamericana (su alma máter): ‘La Verdad nos hará libres’, el gobernador de Veracruz, Javier Duarte, se dirigió a la opinión pública para puntualizar que si rindió declaración ante la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal fue por iniciativa propia y para dejar patente su colaboración y disposición para aclarar el caso del multihomicidio sucedido en la colonia Narvarte en la ciudad de México.
“A diez días de darse a conocer el crimen el manejo de situaciones aparenta ser tardío e ineficiente. Sin embargo, en los tiempos de la comunicación digital cada vez aplica menos la sentencia: ‘Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla’. Lo anterior, porque básicamente no existe el silencio, y la línea entre opinión pública y opinión publicada desaparece con cada expresión espontánea o inducida.
“¿Cuánto tardaron los usuarios de Twitter y Facebook en generar un juicio sobre el móvil, oportunidad y autor intelectual sobre el homicidio? Los datos nos arrojan que los primeros mensajes que vinculaban a Javier Duarte, que lo llamaban asesino, corrían de manera inmediata, es decir, a los pocos minutos de que se diera a conocer la triste noticia.
“Más de 38 horas duró #RubenEspinosa como tendencia, 132 mil 848 mensajes individuales se encargaron de mantenerlo; 48 mil 124 incluían también el nombre de Duarte o una referencia a su cuenta. Difícilmente se puede identificar alguna positiva.
“¿Qué elementos o indicios tenían la gran mayoría de los tuiteros, quienes desconocían quién era Rubén Espinosa, para llamar asesino al gobernador? En primerísimo lugar con la nota de @Proceso, replicada mediante el mensaje más relevante de toda la tendencia (757 veces y con 292 favoritos https://twitter.com/revistaproceso/status/628007504472096772) “Rubén Espinosa, un fotógrafo ‘incómodo’ para el gobierno de Duarte”, seguido por una publicación de @Aristegui Online (1,443 RT’s 662 Favs) “‘Considérate enemigo del pueblo’ le dijo el vocero del gobierno de Veracruz a Rubén Espinosa” http://owl.li/QqxXm(https://twitter.com/AristeguiOnline/status/628225234588536836) que incluía un vínculo al artículo de Lydia Cacho “No se mata la verdad”. @DeniseDresserG aparece como la tercera contribuidora en influencia, descalificando de inmediato la versión del ‘robo’.
“Todo esto vino a recrudecerse al identificarse una segunda víctima también antagónica al Ejecutivo veracruzano. No hubo un solo influenciador que no diera parte del exilio de Rubén, de las amenazas recibidas. Un total de 51 mil 339 mensajes el 1 de agosto y 57 mil 163 el día 2 contribuyeron a fijar otra tendencia nacional #JusticiaParaRubén, pero nunca tan rápida y expedita como lo apetecen los medios digitales. A las 18:00 horas del día 2 de agosto, ya se había modificado el artículo ‘Javier Duarte’ dentro de la Wikipedia, dando cuenta del incidente, y tres horas más tarde un usuario no identificado añadió la sentencia ‘asesino’ junto a su trayectoria profesional.
“Así administran justicia los juzgadores, influenciados, de manera inequívoca y sin escuchar las versiones de los acusados, que si bien aparentan llegar tarde realmente dejan poco margen de maniobra a quienes desean expresar su versión. Ahora la Procuraduría capitalina tiene dos tareas. La primera, enmarcada en sus atribuciones legales y para lo que, teóricamente cuenta con todos los elementos y la capacitación: encontrar a los verdaderos responsables, intelectuales y materiales de un asesinato que no puede ni debe quedar impune. La segunda, y a mi gusto la más difícil: convencer a quienes ya emitieron su veredicto, lo han socializado y al amparo del anonimato y estridencia de la manada no admiten más verdad, no importa si libera o esclaviza, que la escrita en 140 caracteres.”
Al margen de todo ello, añadiría que, a mi juicio, y eso debiera preocupar al propio Ejecutivo y a todo su equipo de asesores o consejeros o hacedores de imagen, hayan sido precipitados y sumarios el juicio y la sentencia sin pruebas que condenó a Duarte y lo apedreó en público, en el fondo subyace un descontento popular por la forma en que se gobierna y el estado en que se tiene a Veracruz y porque ante la corrupción y ante la impunidad el ciudadano no encuentra otra forma de encauzar su protesta y hasta de desquitarse más que, cobijado en el anonimato que permiten las redes sociales, linchar a quien consideran el responsable.
A pesar de todo ello, adentro debieran de congratularse de que el descontento se dé hasta ahora sólo en las redes sociales y no se materialice en las calles, en los edificios y en los sitios públicos con destrozos materiales, saqueos y quemas de oficinas y de vehículos, cierres de aeropuertos y todo tipo de actos vandálicos como los que hemos visto en otros estados.
El linchamiento mediático y en las redes sociales debiera servir de advertencia.