Veracruz, un tintero de sangre y un sepulcro de periodistas

+ Asesinato de reportero veracruzano indigna hasta a la ONU + Cuitláhuac incapaz de garantizar la seguridad de la prensa

Zona Norte

Ángel Alvaro Peña - 2020-09-11

Se fue el PRI, le siguió el PAN y ahora gobierna la Cuarta Transformación, pero nada ha cambiado, siguen asesinando periodistas a lo largo y ancho de Veracruz, en una clara confirmación que la delincuencia manda en el estado, que aquí el derecho a la información y a ejercer el periodismo se paga con sangre y con la vida.

Este jueves se dio a conocer el asesinato de Julio Valdivia Rodríguez, del periódico El Mundo de Córdoba. Le quitaron la vida de la manera más brutal que existe, reflejo de la barbarie cotidiana que se vive en Veracruz y que Morena prometió erradicar.

Cuitláhuac se ha vuelto inmune al dolor humano, al crimen y a las injusticias. Ayer solo dedicó unas cuantas líneas para referirse al asesinato de Valdivia y para hacer público su compromiso de dar con todos los responsables, cosa que estamos seguros no cumplirá y la mejor prueba de ello es el asesinato de María Elena Ferral, cuyo esclarecimiento se quedó a medias.



Si bien fue en el gobierno de Javier Duarte cuando se cometieron 17 de los 30 asesinatos de periodistas que han ocurrido en los últimos 10 años en la entidad, no deja de sorprender la incapacidad que han mostrado los gobernadores para proteger a los periodistas. De nada sirvió la creación de la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas, ni las fiscalías especializadas en delitos contra periodistas.

El gobierno prefiere investigar los asesinatos, en lugar de trabajar en la prevención de atentados contra la prensa. Todos los trabajadores de los medios de comunicación estamos indefensos, a merced de grupos criminales, políticos y funcionarios que resultan ser parte del crimen autorizado o gubernamental.



Los asesinatos de periodistas en Veracruz no solo estremecen a la prensa en México, sino también están desatando indignación y condena internacional. Ayer, la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) condenó el asesinato del periodista Julio Valdivia Rodríguez.

“El asesinato del señor Valdivia y la brutalidad con que se cometió nos recuerdan la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran muchos periodistas en México, quienes enfrentan serios riesgos por realizar una actividad fundamental para la vida democrática del país como es informar sobre lo que sucede” señaló Jesús Peña, Representante adjunto de la ONU-DH en México.

Tras conocerse el asesinato del periodista, el gobernador llevó el tema a la Coordinación Estatal para la Construcción de la Paz, que por cierto, sería recomendable cambiarle el nombre y ponerle Coordinación de Recuento de las Víctimas de la Violencia, porque poco aportan para pacificar la entidad.

En Veracruz ningún ciudadano debe morir a manos de criminales, como tampoco se debe permitir que funcionarios de gobierno alienten la escalada de violencia contra la prensa, actuando en forma indolente e irresponsable no haciendo nada para erradicar los ataques sistemáticos contra los hombres de medios.

Es claro que, ni Andrés Manuel López Obrador, ni Cuitláhuac García Jiménez han cumplido con su compromiso de devolvernos la paz. Tampoco han cumplido con su compromiso de llevar justicia a los autores de ejecuciones, secuestros y otros delitos.

Otro periodista ha muerto y con su sangre se escribirán las páginas más oscuras del estado de Veracruz, donde la vida de un periodista no vale nada.

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