La Arquidiócesis de Xalapa aseguró que el matrimonio sólo puede darse entre un hombre y una mujer, por lo que advirtió que la determinación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de invalidar el artículo 75 del Código Civil de Veracruz es una imposición ideológica y un caciquismo legislativo.
A través de un comunicado, el vocero José Manuel Suazo Reyes manifestó su rechazo a la determinación de los ministros de invalidar este artículo que ponía límites a la unión entre personas del mismo sexo, al afirmar que llamar a esa unión matrimonio es algo “contradictorio, una realidad contra natura, y algo que ofende a la humanidad”.
“La decisión de la Corte o de un Congreso de llamar matrimonio a las uniones entre personas del mismo sexo, suena más a un caciquismo legislativo, a una imposición ideológica o un cambio de paradigma que responde más bien a una ideología que a los derechos humanos; ese veredicto lesiona el concepto de familia y crea malestar en la sociedad mexicana. El reconocimiento de esa unión civil como matrimonio va contra el bienestar público y contra el equilibrio y desarrollo de los niños”, afirman.
Llamó al estado de Veracruz a proteger la institución natural del matrimonio pues considera que si bien las personas del mismo sexo tienen el derecho a proteger civilmente su patrimonio, su bienestar y su estilo de vida, el Estado contempla diferentes formas jurídicas.
“El matrimonio sólo puede darse entre un hombre y una mujer. El término matrimonio viene del Latín ‘matrimonium’ que quiere decir: oficio o condición de la mujer (Madre), este oficio o condición femenina se fundamenta en la posesión de la matriz. La matriz es un órgano reproductor con el que la mujer procrea”.
Insistió en que la unión de dos varones que no pueden procrear, nunca puede ser matrimonio “por rotunda imposibilidad física y biológica, ya que ninguno de los dos contrayentes posee matriz” y en el caso de ser dos mujeres, que no logran realizar su condición de posibles madres, al no poder fertilizar sus matrices entre sí, tampoco se puede emplear ese término.
"La posesión de la matriz, es pues el condicionante fundamental que se da para que pueda constituirse un verdadero matrimonio, desde el punto de vista físico, biológico y etimológico".
Agregó que la historia y tradición de la humanidad, les ha enseñado que el matrimonio tiene una naturaleza propia, finalidades específicas y propiedades esenciales, que una relación entre personas del mismo sexo, aunque venga reconocida civilmente, nunca podrá alcanzar.
"No se puede denominar matrimonio a una relación socio-asistencial, sexual o meramente afectiva. Llamar ‘matrimonio’ a las uniones civiles entre personas del mismo sexo es algo contradictorio, una realidad contra natura, y algo que ofende a la humanidad. Las personas homosexuales o lesbianas tienen todo el derecho a proteger civilmente su patrimonio, su bienestar y su estilo de vida, para ello ya el Estado contempla diferentes formas jurídicas".
Dijo que la Iglesia respeta las decisiones que cada persona tome sobre su vida y que mantienen abiertas sus puertas a todas las personas, pero que cambiar el paradigma del matrimonio dado sólo entre un hombre y una mujer resulta irresponsable y peligroso para la sociedad y que, quienes defienden esto o lo desean imponer, lo hacen por razones ideológicas de rechazo a la familia y no por razones científicas y ni siquiera de demanda social.
"Hoy más que nunca necesitamos fortalecer el matrimonio y la familia que han sido siempre la principal escuela de los valores, el espacio donde uno aprende lo fundamental de la vida; El matrimonio y la familia es el espacio donde se transmiten los valores humanos. Una relación entre personas del mismo sexo nunca podrá equipararse a la dignidad y grandeza que tiene el matrimonio, eso sólo adultera el concepto de familia y lejos de enriquecerlo o aportarle algún beneficio sólo lo empobrece y deteriora”
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