Las áreas verdes del Museo de Antropología de Xalapa (MAX) de la Universidad Veracruzana (UV) son un atractivo visual para los turistas que a diario visitan sus instalaciones, pues en una extensión de seis hectáreas se puede apreciar una gran variedad de especies de plantas, árboles y fauna silvestre protegidas y cuidadas por un equipo de trabajadores del área de jardinería.
Diariamente Bruno Durán Hoyos, encargado del área, así como Moisés Hernández Martínez, Alejandro Hernández Hernández, Óscar Omar Solano Hernández, Mario Salazar Alarcón, Maurilio Venancio Francisco y Juan Delgado laboran desde las 7:00 horas en la limpieza y embellecimiento de plantas y árboles.
Ellos expresaron la motivación derivada de los comentarios de turistas nacionales y extranjeros, quienes al visitar las instalaciones del MAX –sobre todo ahora que el acceso es gratuito para toda la comunidad universitaria, y los domingos para la sociedad en general– comentan el perfecto estado del espacio natural.
Luego de apreciar las piezas arqueológicas, las familias se reúnen en el área verde donde se pueden encontrar diversas plantas como: gravilias, astronómicas, hayas, camelias, magnolias, ave de paraíso, anturios, bambú, palmas areca, palma del viajero, izotes, gardenias, hortensias y camelias, entre otros.
También grandes árboles, entre ellos: encinos, cipreses, araucarias, árbol de nuez, pinos, árbol de plátano, ficus y jacarandas que son refugio de ardillas, búhos, aves y tlacuaches. Algunos de ellos son muy antiguos, pues fueron sembrados en la década de los sesenta, en los inicios del MAX.
Bruno Durán tiene 15 años de trabajar como responsable del área de jardinería, y piensa que al ser un área muy extensa es complicado brindarle mantenimiento a diario.
Los siete trabajadores se encargan de desyerbar, podar el pasto y limpiar, es decir, dejar impecables los jardines, lo cual propicia que los visitantes reconozcan su esfuerzo y los feliciten por su trabajo, creatividad y conexión con las plantas y árboles.
Sus actividades también consisten en la elaboración de composta y siembra de plantas tradicionales como: flor de noche buena, maíz y cempasúchil.
Moisés Hernández tiene 10 años de trabajar en el área de jardinería, a la que ingresó gracias a uno de sus hermanos. Aun cuando no sabía nada sobre el cuidado de las plantas aprendió esta tarea con la ayuda de sus compañeros, y no le fue difícil.
Desde temprana hora recibe instrucciones para la limpieza de las jardineras y recolección de basura.
Alejandro Hernández ingresó hace 18 años en lugar de su papá, quien ahí laboraba. Su jornada consta de ocho horas, tiempo en el que también barre y junta la basura para que el camión recolector se la lleve.
“No es difícil cuando uno lo hace con gusto; es como todos los días, algunos cansados y otros menos. Nos da gusto saber que nuestro trabajo se ve reflejado en la opinión del público.”
Óscar Omar Solano tenía muchas ganas de trabajar en el área de jardinería del MAX, y desde hace 10 años realiza este trabajo que le transmite paz, alegría, tranquilidad, pero sobre todo le brinda la oportunidad de estar en contacto con la naturaleza.
“Uno siente muy bonito porque hay una bitácora para los turistas y nos dejan mensajes de felicitación por nuestra labor, admiran la belleza.”
Comentó que durante la pandemia su labor no se suspendió, al contrario, continuaron dando mantenimiento, pues es un área que requiere del cuidado constante. Por eso se dividieron en dos equipos, cada uno acudía una semana.
Cuando no llueve, ellos sienten la impotencia de saber que las plantas necesitan agua. En caso de desabasto, las riegan dos veces por semana hasta que se normaliza el servicio.
Sin embargo, las tormentas y los fuertes vientos también ocasionan la caída de varios árboles que al día siguiente deben recoger.
“Se siente feo porque hay árboles que aún están vivos y uno debe hacerlos pedacitos, muchos son jóvenes y otros tienen la misma edad del MAX, como las araucarias y los ficus que plantaron cuando hicieron el museo.”
Mario Salazar es uno de los más jóvenes de este equipo y su ingreso se dio hace tres años, gracias a su gusto por el campo y la naturaleza.
“Me llama la atención podar y sembrar plantas, hago limpieza, diariamente se debe dar el mantenimiento para que se pongan más bonitas y más verdes.”
Uno de los retos a los que se enfrentan es el combate de plagas de insectos como hormigas y larvas de escarabajos o gallinas ciegas, o algunos hongos, lo cual es muy común.
Para Maurilio Venancio y Juan Delgado, atacar esas plagas es muy difícil, pero al igual que el resto del equipo disfrutan trabajar con las plantas porque les desestresa.
“Es bonito tomar la tierra, me gusta mantener la planta, limpiarla, tener contacto con ella, y ver que se está fortaleciendo por las manos de uno, son seres vivos, así lo siento”, opinó Juan Delgado.
También, se congratuló por la reacción de los visitantes que se acercan a ellos para preguntarles por los nombres de las plantas y árboles, “las admiran, casi quisieran llevárselas porque les gustan”.
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