Aunque la empresa nacional Petróleos Mexicanos (PEMEX) reporta solamente tres derrames en los últimos 10 años en Las Choapas, lo cierto es que en todo territorio choapense la situación de contaminación y daño ecológico es lo suficientemente amplio como para señalarlo de grave.
Lo anterior, ya que esos tres derrames “oficiales” de acuerdo con una consulta a través de la plataforma del Instituto Nacional de Transparencia no son los únicos, pues al hacer un recuento de los derrames más visibles y de los que se tiene conocimiento hasta ahora, son ocho tan solo en este 2022.
Una fuga fue reportada a finales del 2021 en el mes de diciembre, misma que para el mes de marzo se repitió de nueva cuenta y de la que vecinos de la colonia J. Mario Rosado dieron a conocer por el fuerte olor a combustible, pero que fue atendido a la brevedad por PEMEX aunque no sería la última vez que se presentara en la calle Mártires de Chicago.
El 13 de mayo en una línea de 10 pulgadas que proviene de Cuichapa hasta Las Choapas, misma que sufrió una avería y terminó por derramar agua con aceite hasta el sector Polanco de la colonia J. Mario Rosado que afectó a más de 10 ranchos por la contaminación de 20 kilómetros de un arroyo.
Posteriormente, se reportó un fuerte olor a crudo en la colonia agrícola y ganadera Venustiano Carranza, mejor conocida como kilómetro 6, tan solo 72 horas después del primer derrame, se hizo del conocimiento las afectaciones de otro escurrimiento de crudo que también fue dado a conocer a las autoridades locales ante la omisión de PEMEX en atender estos focos de contaminación.
Castillo Reyes, el pasado 4 de junio de este año se registró un derrame de crudo en el rancho El Mangal en la colonia J. Mario Rosado y parte de este hidrocarburo es el que aún permanece en el arroyo.
Por su parte, el 29 de junio de este año, otro derrame se hizo presente luego de que sujetos desconocidos “seguetearan” una línea de ductos de nueva cuenta en la colonia J. Mario Rosado cerca de las compresoras, que generó semanas de fuertes olores a combustible y que atendieron cuadrillas de trabajadores, pero sobre los hechos no hubo un solo detenido.
El 22 de julio se provocó otro derrame en la colonia J. Mario Rosado, también en las cercanías de la zona de compresoras, que aunque ya se detuvo el derrame, las acciones de remediación dejan que desear puesto que solamente se saneó una parte de los cientos de metros de contaminación y lo demás aún permanece en los potreros.
Posteriormente, el 30 de julio “brotó” crudo en el arroyo “El Control” y el agua hizo correr por un par de kilómetros aceite mezclado con los lirios, mismo que fue detectado por el departamento de Ecología Municipal, quienes realizaban la limpieza del afluente de los lirios, cuando notaron las manchas de crudo en la zona.
Por último, este martes 02 de agosto otro derrame fue reportado en un rancho a orillas de la carretera a Cuichapa, en el kilómetro 6, donde personal de PEMEX aún se encuentra laborando y del que Protección Civil municipal acudió para verificar los daños, sin embargo, los afectados y la paraestatal aún se encuentran en pláticas sobre las afectaciones.
NI PAGA NI REMEDIA
De acuerdo con Manuel Murrieta Vega, propietario del rancho “Santa Clara”, uno de los afectados del derrame del pasado mes de mayo en el sector Polanco, informó que ante la desidia de PEMEX, aún no han resuelto el pago de las afectaciones por causa del derrame.
Indicó a través de una llamada telefónica que la paraestatal intenta negociar con los dueños de 13 ranchos afectados pero a todos los citan por separado y tratan de pagarles cifras arbitrarias solamente por el ganado perdido, pero no por los daños a los afluentes y pérdidas que han presentado.
De manera personal, Murrieta Vega informó que él ha tenido pérdidas por más de 200 mil pesos entre alimentación, medicamentos, animales perdidos, pastura, etcétera, a raíz de la contaminación que se generó por el derrame.
Sin embargo, enfatizó que aunque las manchas de aceite todavía son visibles en la zona, PEMEX solamente les ha dicho que las lluvias han lavado los restos, lo que es una omisión de la empresa en cuanto a la remediación y saneamiento del afluente.