A pesar de algunos dolores físicos y con 87 años, doña María Guerrero Ayala se levanta de su silla cada vez que escucha una canción y se pone a bailar, lo que sin duda disfruta y más cuando le regalan aplausos sus amigas.
Con el cuerpo un tanto encorvado, la piel arrugada por el paso de los años, ojos cafés que combinan con las canas de su cabellera, así es doña María, quien contagia su alegría a cualquiera que la conoce.
No siempre tuvo esa actitud, pues antes se sentía sola y aburrida en su hogar, sin embargo, eso cambió desde que ingresó a la guardería Apapachos del Corazón, una estancia para hombres y mujeres adultos mayores que se abrió por vez primera en el sur de Veracruz hace unos días.
"Aquí tengo una semana y me siento muy alegre. Yo le pedía a Dios estar en un lugar así porque en mi casa me sentía aburrida y sola cuando mis hijos salían a trabajar. Estoy muy feliz aquí", exclama María.
La mujer volteó la mirada para recordar cómo es que se enteró de este lugar, pero no lo logra. Entonces sonríe y dice que se siente llena de amor, pero, sobre todo, muy feliz por compartir con personas de su edad.
Apapachos del Corazón, es un proyecto de Marisol Márquez Acopa que nació como parte de su cariño a las personas adultas, inspirado por la pérdida de su madre, a quien siempre cuidó.
“Yo cuidé a mi mamá desde que cayó en cama. Cuando ella me dijo que no podía más, dejé mi trabajo y me di cuenta de que no podía dejarla sola. Comprendí que los abuelitos necesitan de nosotros y hay que cuidarlos; luego les platiqué a mis compañeros de trabajo sobre este proyecto y varios se sumaron de forma voluntaria", contó Marisol.
La mujer es enfermera en un hospital. Con ayuda de amigos, buscó una vivienda particular que decidieron rentar a un costado del parque “La noria” en el Puerto de Coatzacoalcos.
La casa de color naranja es segura y está rodeada por arboles de pino.
“Comenzamos con ocho abuelitos y hoy tenemos dieciocho”, comentó Marisol mientras, al aclarar que el lugar no es un asilo, sino un espacio que busca mantener unidas a las familias y ayudar a sus hijos
A lado de María se encuentra Irma Yolanda, de 79 años, otra de las abuelitas que asiste a la guardería y quien comparte la idea de sentirse plena en este lugar.
“Antes de esta guardería mi vida era muy triste, porque hace cinco meses perdí a mi esposo y me sentía muy sola. Me hacía falta hacer amistades”, expresó.
Apapachos del Corazón abre sus puertas a las siete de la mañana y funciona durante doce horas de lunes a viernes; en este lugar se les brinda desayuno, comida y cena por una aportación de cien pesos.
“Nosotros no cobramos, lo que pedimos es para comprar comida, pues esta guardería está enfocada en ayudar a las familias que no pueden cuidar a sus abuelitos, al tiempo que ellos se sienten bien de convivir con personas de su edad y cuidamos su alimentación”, señala Marisol.
El personal brindan atención de forma temporal y es manejada por un grupo de especialistas en diversas áreas de la salud, tales como medicina, nutrición, trabajo social y fisioterapia.
El proyecto tiene como objetivo principal inspirar en las generaciones futuras el respeto para el adulto mayor y la necesidad de contar con un espacio que brindará atención a los adultos con estas características.
Juegan, bailan y cuidan de su salud
“La chalupa, el diablito, el borracho” se escucha en el patio principal de la estancia, acompañado de carcajadas, se trata de las abuelitas y abuelitos que están jugando a la lotería como parte de las actividades que realizan.
Sin embargo, no sólo juegan y bailan, sino que aprenden a bordar y tejer, además de otras actividades físicas que puedan realizar algunos.
“Desde que llegan son sometidos a una evaluación médica para saber cómo están. Les llevamos un control de presión, si toman algún medicamento nos encargamos de que lo hagan y cuidamos su salud a cada momento”.
Este día tocó tomar la presión a todos y salir a dar un paseo por el jardín, —hasta donde aguanten— para después comer unas frutas y pan tostado, algo que agradecen los asistentes.
“Aquí hemos encontrado amor, bailamos y hacemos ejercicio. A mí me gusta caminar y hacer ejercicio con todas mis amigas y a todos los amo”, expresó María.
En su mayoría son mujeres, pero también hay hombres que forman parte de esta nueva familia. Marisol espera que el proyecto crezca y busca fomentar en las nuevas generaciones el amor y cuidado a los adultos
?La capacidad de esta guardería es para treinta personas, por ello continúan adecuando algunos espacios como el consultorio y las camas para descansar o tomar una siesta si así lo desean.
Marisol aseguró que han llegado abuelitos que viven solos y no pueden pagar su estancia, a quienes no niega el espacio ni la comida.
“Sí lo hacemos porque lo que buscamos es fomentar el amor, cariño y cuidado hacia los abuelitos en las nuevas generaciones, no queremos que los hagan a un lado”, reiteró.
Debido a que la cuota de recuperación es mínima, se ha visto en la necesidad de buscar donadores, en su mayoría de alimentos, productos médicos y material para las actividades que realizan, aunque requieren de mucha ayuda, pues no dependen de ninguna autoridad, religión o asociación civil.
Sin embargo, Marisol y sus compañeros de trabajo, tienen mucha esperanza en que este proyecto crezca y, en un futuro no lejano, existan más guarderías en Veracruz donde los adultos mayores sean cuidados con amor.
Incluso dice que buscará que sean visitados por estudiantes que deseen conocer el proyecto y ayudar a pasar un momento agradable entre los adultos.
“Ellos merecen nuestro respeto y admiración, porque aquí tenemos amor y sabiduría”, finalizó Marisol.