Eduardo Matos Moctezuma, arqueólogo e investigador emérito del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), reconoció a la Universidad Veracruzana (UV) como una institución y emporio de formación de nuevos cuadros de investigadores.
En la conferencia virtual que impartió a la comunidad de la Facultad de Antropología de esta casa de estudios, Matos Moctezuma destacó la trayectoria de varios investigadores de la UV, cuyas aportaciones al estudio arqueológico han sido trascendentales a nivel nacional e internacional.
El evento tuvo lugar en el Salón Blanco de la Unidad de Humanidades, como parte del ciclo de conferencias magistrales de ex miembros de la Junta de Gobierno, para celebrar los 25 años de este organismo y de la autonomía universitaria.
En presencia de Leticia Mora Perdomo, presidenta en turno de la Junta de Gobierno, el arqueólogo y uno de los pilares en cuanto al estudio de la cultura mexicana y del patrimonio de México, mencionó a Alfonso Medellín Zenil, a quien se le debe el libro Cerámicas del Totonacapan, obra fundamental para entender los estudios cerámicos de la región norte del estado de Veracruz.
De la misma forma se refirió a Sara Ladrón de Guevara, estudiosa de la zona arqueológica El Tajín; y otros personajes como Lourdes Budar Jiménez y Félix Báez Jorge.
“Con sus conocimientos han aportado a la formación de arqueólogos y antropólogos en nuestro país.”
En el marco de su ponencia titulada “Vínculos entre la arqueología y la historia en el estudio de Mesoamérica”, el director y fundador del Proyecto Templo Mayor en 1978, y miembro de la Junta de Gobierno entre 2014 y 2019, dijo que la historia de la arqueología en México es tan amplia que bien podrían escribirse hasta 50 tomos.
Ofreció un panorama general de lo que fueron los inicios de la arqueología y antropología y comentó que las sociedades prehispánicas en el momento cercano a la conquista española, pueden ser estudiadas a través de dos fuentes del conocimiento: desde la arqueología, y también por medio de crónicas, relatos, pictografías y códices tanto prehispánicos como novohispanos realizados por cronistas del siglo XVI.
Narró que a la llegada de los españoles por el sur, específicamente en el área maya, se les dio un recibimiento bélico y violento, representativo de los momentos vividos por esta etnia en otras expediciones previas.
Posteriormente, cuando Hernán Cortés arribó a tierras veracruzanas, sucedió todo lo contrario, pues los totonacas brindaron su ayuda al conquistador, debido al yugo ejercido por los mexicas del centro de México.
Fray Bernardino de Sahagún fue uno de los cronistas de los mexicas, creador de una obra etnográfica conformada por 12 libros donde describe la historia de la Nueva España y las características del pueblo recién conquistado.
Otro de los cronistas fue el dominico Fray Diego Durán, cuya obra se centró en los jeroglíficos mayas; Fernando Alvarado, en la cultura mexica.
A partir del siglo XVIII, Carlos de Sigüenza y Góngora escribió un libro referente a diversos tópicos del mundo prehispánico; así también, Lorenzo Boturini, quien creó un museo donde reunió documentos del pasado.
Matos Moctezuma dio a conocer que, el 12 de julio de 1785, se publicó en la Gazeta de México todo lo referente a la pirámide de los Nichos, en la zona arqueológica El Tajín. A partir de ahí hubo interés por parte del mundo europeo por conocer las ruinas y realizar expediciones en nuestro país.
Como consecuencia de estos hallazgos, se dieron cuenta de que los pueblos prehispánicos no estaban atrasados, sino era todo lo contrario.
En 1790, por ejemplo, también hubo hallazgos dentro de la Plaza Mayor. Una de ellas fue la de La Coatlicue y la Piedra del Sol, el 13 de agosto de ese mismo año.
“Ambos descubrimientos fortalecieron la idea de que los mexicas generaban grandes esculturas sin el uso del metal.”
Obras desarrolladas posteriormente también provocan que muchos volteen la mirada hacia ese pasado, a través de documentos encontrados.
Con el México independiente arribaron al país otros europeos, investigadores, historiadores y estudiosos de la Nueva España, entre ellos: el naturalista y alemán, Alexander von Humboldt, John Lloyd Stephens y Frederick Catherwood.
Estos dos últimos aportaron conocimientos, estudios y dibujos del mundo maya que publicaron a través de dos libros.
También, Augustus Le Plongeon, quien documentó la cultura maya por medio de fotografías; Adela Breton, artista inglesa que se hacía acompañar por una cámara, y Leopoldo Batres.
Después continuó el interés por parte de Enrique Juan Palacios, Wilfrido Du Solier, Pedro Armillas, Jorge Acosta, Pablo Martínez del Río, Robert H. Barlow e Ignacio Marquina, entre otros.