El gobierno de México mantiene abierta la frontera sur al ingreso irregular de extranjeros de un centenar de países y los traslada vía terrestre a la capital chiapaneca. Tras registrar sus datos, los libera con el compromiso de que abandonen el país en tres días, lo que, por lo general, nadie cumple.
En un recorrido que realizó EL UNIVERSAL se pudo observar el ingreso de decenas de migrantes a bordo de balsas construidas con neumáticos y tablas, que navegan por el río Suchiate, la frontera con Guatemala.
Los cruces son a cualquier hora del día, sobre todo en los embarcaderos conocidos como Los Verdes, Los Rojos, Limones, Palente, Armadillo y Coyote, lugares por donde también ingresa todo tipo de mercadería, principalmente de abarrotes, ropa y zapatos, entre otros artículos.
En otro punto del río Suchiate, lejos de la vista de las autoridades, en un lugar conocido como El Basurero, traficantes ingresan a territorio mexicano a la mayor cantidad de extranjeros. Frente a esta área, del lado guatemalteco del río, se ubican al menos una docena de casas de seguridad.
Del lado mexicano son recibidos por jóvenes que se desplazan en moto y conducen a los migrantes a través de áreas cubiertas de maleza: “No pueden entrar aquí, está prohibido tomar fotos”, increpan dos de los jóvenes, quienes están en contacto con otras personas a través de radios de comunicación, mientras otro encapuchado realiza amenazas contra los reporteros.
En tanto, en el paso conocido como Los Rojos, dos agentes del Instituto Nacional de Migración (INM), resguardados por elementos de la Guardia Nacional (GN), reciben a una veintena de migrantes de todas las edades provenientes de Venezuela.
Las autoridades explican que hay autobuses disponibles para que los trasladen a Tuxtla Gutiérrez y luego pueden continuar su viaje a la frontera norte por sus propios medios.
“Es más seguro que se vayan con nosotros, en el Punto de Rescate se les proporcionará un pequeño lunch para todos, luego podrán abordar los autobuses priorizando a las familias con menores de edad”, explica uno de los agentes al grupo.
“¿Señor, no nos van a detener?, tenemos miedo de que nos deporten, venimos viajando desde hace varios días, nos quitaron dinero en la selva del Darién y nos han robado mucho en el camino”, explica uno de los migrantes al agente migratorio.
“Vayan al Punto de Rescate para que se registren, nadie los va a detener, pero es más seguro que se vayan con nosotros”, insiste el oficial.
En el lugar conocido como paso El Coyote, el INM y la GN instalaron lo que llaman Punto de Rescate Humanitario, donde diariamente salen por lo menos tres autobuses con destino a la capital chiapaneca.
A tres kilómetros de Ciudad Hidalgo se ubica otro Punto de Rescate Humanitario, que antes del 27 de marzo —cuando murieron 40 migrantes en una estancia migratoria de Ciudad Juárez, Chihuahua— se conocía como lugar de revisión migratoria.
Hay otros más en la entrada de Tapachula, en el ejido Viva México y en Huixtla, en todos se registra y traslada a migrantes a la capital chiapaneca en autobuses.
Por esta frontera ingresan migrantes de 103 nacionalidades, la mayoría llegan de Centroamérica, Colombia, Venezuela, Cuba y Haití, pero también de varios países de África, Europa del Este, Medio Oriente y Asia.
Deportan centroamericanos
El Instituto Nacional de Migración inició en junio pasado las deportaciones exprés de decenas de migrantes centroamericanos, confirmó el cónsul de Guatemala en Tapachula, Carlos Chopen.
Explicó que desde finales de septiembre pasado, los guatemaltecos asegurados en cualquier punto de México son enviados directamente a su país.
Fuentes migratorias explicaron que se está repatriando a migrantes de Honduras y El Salvador de manera exprés.
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