Una columna de hombres armados y con casco avanza lentamente detrás de un blindado hacia la escuela de policía de Draveil, en las afueras de París, durante una simulación de un ataque terrorista a gran escala organizada la semana pasada.
Una hora antes, cuatro asaltantes encapuchados y con fusiles de asalto han penetrado en el edificio principal de la escuela, un castillo del siglo XIX ahora sacudido por gases lacrimógenos y el estruendo de las granadas.
Cuando el equipo de alerta de la policía de élite RAID sale de su base situada a una treintena de kilómetros, unidades intermedias ya se han desplegado en el lugar.
En un informe de situación en el estacionamiento de la escuela, el capitán Romain, responsable de la columna, transmite a los jefes de equipo la información recogida por los primeros agentes desplegados, como la ubicación de los asaltantes, el número de víctimas y rehenes.
Un miembro de las unidades intermedias se integra entre los policías de élite del RAID para guiarlos en el asalto.