La alianza nombra a general canadiense al mando de la operación aliada
Internacionales
- 2011-03-26
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) advirtió ayer que la operación para establecer una zona de exclusión aérea sobre Libia podría prolongarse 90 días, una versión que daría al traste con los planes del presidente estadounidense Barack Obama, quien al aceptar pasar al ataque contra el régimen de Muammar Gaddafi dijo que no quería que el conflicto se alargara meses.
Aviones de la coalición internacional continuaron ayer con sus ataques a posiciones del régimen libio a las afueras de la capital, Trípoli, un día después de que la OTAN acordara asumir, a partir del lunes, el control de las operaciones de vigilancia de la zona de exclusión aérea. Ayer mismo, el teniente general Charles Bouchard, de la Fuerza Aérea canadiense, fue nombrado como responsable de las operaciones de la alianza atlántica en el país africano.
Bouchard estará a cargo tanto de la campaña aérea como de la operación naval que hace valer el embargo de armas al gobierno de Libia.
La decisión fue tomada por el almirante estadounidenses James Stavridis, responsable militar de la OTAN para Europa, indicó un comunicado.
El organismo aún considera “asumir un papel más amplio”, que podría incluir el “mando político” de las acciones, según señaló la portavoz de la OTAN, Oana Lungescu.
En otras palabras, asumiría también el mando de las misiones de defensa de la población civil, incluyendo ataques contra objetivos terrestres. Esto podría ocurrir mañana, domingo.
Aunque una operación internacional así es inusitada, pero no sin precedentes, funcionarios de la OTAN insisten en que no habrá contratiempos en la entrega del mando, por parte de las fuerzas estadounidenses, las cuales conducen actualmente la embestida aérea.
Estados Unidos, mientras tanto, ha intensificado su contacto con la oposición libia y se plantea reconocer la autoridad del Consejo Nacional Transitorio (CNT), aunque ese paso aún enfrenta “obstáculos legales”, según dijo ayer el embajador estadounidense en Libia, Gene Cretz. Antes, aclaró, “existen varias cuestiones de derecho internacional que hay que responder”.
Por su parte, Gaddafi, sigue mandando mensajes ambiguos.
Una delegación del gobierno libio desplazada a Addis Abeba, la capital etíope, para una cumbre de alto nivel con la Unión Africana (UA) y los gobiernos de Rusia, China, Estados Unidos y Francia, aceptó las propuestas de la organización panafricana, que incluyen reformas democráticas y diálogo con los rebeldes. “Estamos dispuestos a poner en marcha la hoja de ruta del Comité de Alto Nivel del Consejo de Paz y Seguridad de la UA, incluida la adopción y aplicación de una política que satisfaga las aspiraciones del pueblo libio de manera pacífica y democrática”, dijeron los enviados libios, que reclamaron el fin de los bombardeos y un alto el fuego de todas las partes.
Sin embargo, un alto responsable del Pentágono, el vicealmirante estadounidense Bill Gortney, aseguró que, en un aparente signo de desesperación, Gaddafi está armando a “voluntarios” contra los rebeldes.
“No sé a ciencia cierta si son realmente voluntarios ni sé cuántos ha podido reclutar, pero me parece revelador que considere necesario buscar refuerzos entre los civiles”, dijo. Además, según la agencia estatal Jana, Gaddafi ha decidido ascender a un grado superior a todos los que participan “en sus unidades terrestres, aéreas y marinas, por su heroica y valiente lucha contra la agresión cruzada y colonialista”.