Once niños murieron cuando un hombre disparó contra ellos al interior del colegio en Rio de Janeiro; el agresor también falleció
Internacionales
- 2011-04-07
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, decretó luto oficial de tres días y manifestó su "repudio" a la matanza perpetrada hoy por un hombre en una escuela pública de Río de Janeiro, que dejó al menos 11 niños muertos más el pistolero y otros 13 menores heridos, según el último balance oficial.
"No era de las características del país que ocurriera ese tipo de crimen, por eso considero que todos nosotros estamos unidos en el repudio a aquel acto de violencia, en el repudio a ese tipo de violencia, sobre todo con niños indefensos", dijo Rousseff en un acto en Brasilia.
Inicialmente, la policía había informado que el ataque de un pistolero en la escuela municipal Tasso da Silveira, situada en el barrio de Realengo, había dejado 13 muertos y 22 heridos, pero luego la Secretaría de Seguridad de Río de Janeiro corrigió las cifras y señaló que los muertos son once niños y el pistolero, mientras que otros 13 menores resultaron heridos, cuatro de ellos de gravedad.
Según la Secretaría de Seguridad, en la confusión inicial fueron incluidos entre los heridos los nombres de algunos padres de familia ajenos a la situación.
La presidenta, con la voz embargada y al borde del llanto, pidió a los presentes un minuto de silencio como homenaje a "los niños inocentes que perdieron la vida".
Según Rousseff, el minuto de silencio es "un homenaje a esos brasileñitos a los que se les quitó la vida tan temprano".
Después de su discurso, la presidenta emitió una nota oficial en la que decretó luto oficial de tres días en todo el país, en homenaje a los menores muertos en la escuela.
Previamente, el portavoz presidencial, Rodrigo Baena, había informado que Rousseff estaba "chocada y consternada" por la matanza.
"La presidenta Dilma Rousseff acompaña con grave preocupación el episodio. Ella está chocada y consternada", manifestó Baena.
El agresor, identificado como Wellington Menezes Oliveira, de 23 años, era un antiguo estudiante de la escuela y entró al centro educativo asegurando que era un conferenciante que iba a participar en un seminario que estaba previsto en el lugar, según las autoridades.