Los delegados del Partido Republicano designaron al moderado Mitt Romney como su candidato a la presidencia de Estados Unidos
Internacionales
Excelsior - 2012-08-29
Una Convención Nacional Republicana abrumadoramente compuesta por personas de raza blanca proclamó ayer a Mitt Romney y al diputado Paul Ryan como sus candidatos a la Presidencia y a la vicepresidencia de Estados Unidos.
Y en lo que pareció una respuesta a críticos por la postura antimigratoria asumida por el Partido Republicano, el proceso de nominación puso en relieve la resurrección política de un personaje que parecía olvidado, el ex gobernador de California, Pete Wilson, marginado por años luego de que sus actitudes contra los indocumentados mexicanos llevaran a los latinos de ese estado a las filas demócratas.
Wilson fue el encargado de anunciar el apoyo de California a la candidatura de Romney, que apenas tuvo la simbólica oposición de un puñado de votos en favor del diputado Ron Paul, un libertario (anarquista de derecha) que mantuvo su candidatura como una declaración de independencia política.
La fórmula Romney-Ryan obtuvo más de mil 800 de los dos mil 200 votos posibles, con Paul en un muy lejano segundo lugar.
Normalmente la proclamación y el discurso de aceptación eran el último día de la convención, pero esta vez los republicanos rompieron la tradición, aunque Romney se dirigirá el jueves a sus correligionarios y ahora seguidores.
En ese marco, la prominencia de Wilson, de la gobernadora de Arizona Jan Brewer y otros enemigos de los migrantes indocumentados pareció una respuesta sin palabras a críticos del Partido Republicano y un desafío a las consideraciones de que Romney no podría ganar la Casa Blanca sin atraer a por lo menos 40 por ciento del voto hispano.
Algunos politólogos afirman que la elección estadunidense de 2012 será un duelo “entre la demografía y la economía”, con los republicanos como los principales representativos de la clase media blanca y los demócratas de las minorías.
Cierta o no, la noción pareció tomar cuerpo ayer, cuando luego de un retraso de 24 horas causado por el temor de que el huracán Isaac golpeara Tampa, los delegados de la Convención Nacional Republicana entraron finalmente al Foro Tampa Bay Tribune, la sede de su encuentro.
En su primer día de trabajos, los oradores en la Convención Nacional Republicana atacaron duramente “la fallida presidencia de Barack Obama”, como la definiera el ex gobernador John Sununu, ex jefe de asesores del presidente George H. W. Bush.
Y en ese marco, los asistentes aprobaron ayer lo que se considera como la plataforma electoral más conservadora de su historia, una que parecía en consonancia con la música de los años 60 que tocaba un grupo musical blanco que imitaba a músicos negros.
Y al menos de entrada, los delegados asistentes parecieron cumplir con todos los estereotipos alrededor del Partido Republicano y sus adherentes: abrumadoramente blancos, evidentemente de clase económica acomodada y de mediana edad.
De hecho, los pocos rostros morenos, afroestadunidenses o asiáticos destacaban en lo que parecía un mar de rostros de tez blanca, donde la pequeña delegación de Samoa era la única donde no predominaban los blancos.
El obvio ingrediente racial que hoy se encuentra en la elección es para algunos culpa del presidente Barack Obama. Para otros, de un Partido Republicano cada vez más controlado por la derecha.
Para el politólogo Thomas B. Edsall, la situación “se traduce en conflictos entre una coalición de desposeídos desproporcionadamente negros e hispanos y una desproporcionadamente blanca coalición (de acomodados)”.
En ese marco, la aprobación de la plataforma electoral, que incluye puntos contra el aborto y en favor de una política migratoria de dureza se dio sin mayores problemas, como se esperaba.
Sin embargo, tradicionalmente
las plataformas electorales son documentos ardientemente debatidos en comités, que son aprobados por los convencionistas y de los que nadie se acuerda después.
Esta vez, quizás, la excepción sean los “republicanos de la cabina de troncos” (log cabin republicans), que derrotados en las discusiones iniciales publicaron ayer un anuncio en el diario Tampa Tribune para expresar su apoyo a la libertad individual y contra la intrusión del gobierno, por lo cual debe aprobarse el matrimonio para homosexuales.
“El gobierno debe dejar de negar permisos de matrimonio a parejas homosexuales comprometidas”, indicó el anuncio.
Pero un vocero del grupo homosexual, que se dijo profundamente conservador, señaló que hay considerables diferencias de opinión respecto a la plataforma, con importantes divergencias de visión en términos demográficos.
Más aún, dijo Clarke Cooper, director del grupo, “es sólo una pieza de papel”.
Los más visibles momentos de disensión, sin embargo, fueron las periódicas irrupciones de entusiastas partidarios del diputado Paul, que coreaban el nombre por segundos hasta que se hacían llamados al orden.
Con esa excepción, las protestas de los gays, como algunas expresiones de desacuerdo de los comparativamente pocos hispanos o afroestadunidenses, pasaron literalmente desapercibidas para convencionistas más preocupados por moverse al ritmo de piezas como Eight Days a Week, una canción que The Beatles hicieron popular en 1964.
La alegoría quedó completa cuando el grupo musical que amenizaba entonó My Girl, una pieza de The Temptations, un importante quinteto afroestadunidense de los 60 casi perfectamente imitado por un grupo musical compuesto
por blancos.
Mitt puede rescatar a EU: Chris Christie
TAMPA, 29 de agosto.– El Partido Republicano proclamó a Mitt Romney como su candidato presidencial, pero su esposa Ann lo retrató como alguien que cumplirá sus compromisos y encabezará la recuperación del país, y el gobernador Chris Christie como “un auténtico líder”.
El liderazgo es importante, dijo Christie, porque “nuestros problemas son grandes y las soluciones no serán sin dolor. Todos debemos compartir el sacrificio. Cualquier líder que diga otra cosa no dice la verdad”.
Christie, gobernador de New Jersey, acusó al gobierno del presidente Barack Obama de mentir a los estadunidenses, de guiarlos mediante encuestas de popularidad y de no estar preocupados de llevar al país hacia un barranco financiero “en tanto que ellos manejen”.
Ann Romney y Christie tuvieron a su cargo presentar a un Mitt Romney humanizado, más allá del retrato de empresario ricachón y sin corazón que ha dibujado la propaganda demócrata, y aparentemente lo lograron, al menos con la multitud reunida en el marco de la Convención Nacional, predispuesta luego de horas de ataques contra el demócrata Barack Obama
y su “gobierno fallido”.
Ann Romney presentó a su esposo, el hombre confiable que la hizo sentir segura desde que se conocieron y que ha pasado décadas con ella. “Este hombre no fallará”, afirmó.
Christie, por su parte, colocó a Romney como el líder que necesita Estados Unidos y lanzó andanada tras andanada contra el presidente Obama, al que caracterizó como de un liderazgo ausente y habló del país como uno en profundos problemas que sólo podrá recuperarse si Romney llega a la Casa Blanca.
Pero Ann Romney participó a su forma en los ataques: “este hombre no fallará”, señaló al final de su discurso como un compromiso personal. A lo largo de la tarde, orador tras orador hizo hincapié en las promesas que Obama no cumplió, no quiso o no pudo cumplir.
“Esta noche empezamos. Debemos vivir como viven los estadunidenses, sin evitar las duras verdades”, dijo Christie, considerado como una estrella ascendente en el Partido Republicano, al que se asignó una posición que anteriormente ha servido de trampolín político a los oradores –incluso al propio Obama–.
En la vision de Christie, se necesitan políticos que tengan más interés en hacer algo que en ser algo. “El liderazgo cuenta, el liderazgo importa”, dijo al afirmar que Romney y su compañero de fórmula, el diputado Paul Ryan, son los líderes que podrán rescatar a Estados Unidos de la situación en que se encuentra.
Tal como están las cosas ahora, añadió, “nuestros problemas son muy grandes y nuestros líderes muy pequeños”, dijo Christie, que afirmó trabajar y luchar para que sus hijos “vivan en un segundo siglo estadunidense, donde el excepcionalismo estadunidense no sea un chiste”.
Más aún, añadió, “nunca hemos sido víctimas del destino... hemos hecho nuestro destino”.
Tanto Christie como Ann Romney hicieron hincapié en las características del candidato presidencial, que fue proclamado ayer, pero pronunciará su discurso de aceptación el próximo jueves.
Hombre de negocios, una persona confiable, segura, un padre y esposo, un líder... los calificativos aplicados a Romney establecieron un contraste con el retrato de alejamiento y hasta hosquedad que ha caracterizado hasta ahora los perfiles del candidato presidencial.
El discurso de Ann Romney fue “un discurso político envuelto en terciopelo”, mientras que el de Christie puso la tónica de ataques y de formulación política que los republicanos seguirán no sólo a lo largo de esta semana de convención, sino de los próximos dos meses de campaña presidencial.
En principio, es difícil considerar la efectividad de los discursos, toda vez que por lo normal los candidatos reciben un impulso durante sus convenciones que con frecuencia se pierde después, sea hasta que llega la convención del partido rival –la demócrata es la próxima semana– o durante las semanas que preceden a
la elección.
Ofrecen alternativas opuestas
Por tercera vez en 50 años, los estadunidenses enfrentan una elección que los pone frente a alternativas opuestas sobre el papel del gobierno en la vida del país.
De creer a David Gergen, uno de los más destacados comunicólogos políticos estadunidenses, los demócratas en este caso representan la opción de un gobierno activista, en tanto que los republicanos mantienen la opción de un gobierno limitado.
En 1974, el demócrata Lyndon Johnson propuso lo que ahora se define como “la gran sociedad” en base a programas de apoyo federal.
En 1980, 16 años después, el republicano Ronald Reagan abogó por un gobierno pequeño y por la desregulación de la economía. Reagan fue presidente dos periodos y aún
hoy es reverenciado por muchos.
Ahora el presidente Barack Obama, seguro candidato demócrata, y el aspirante republicano Mitt Romney, postulan opiniones que en un texto para la cadena de televisión CNN, Gergen calificó como “radicalmente diferentes”.
“Bajo el régimen del presidente Obama, el gasto federal es ahora 24 por ciento del PIB (Producto Interno Bruto), mucho más alto que el de décadas recientes”, apuntó.
Romney, por su parte, promete que de ser electo reducirá el gasto federal a 20 por ciento del PIB. “La diferencia puede ser poca, pero significa miles de millones de dólares al año”, recordó Gergen.
La gran diferencia, con las ocasiones anteriores es la polarizacion política del país, consignada por varios politólogos, del conservador Norman Ornstein al centrista Thomas Mann y al liberal Tom Edsall.
Tanto Johnson como Reagan sabían negociar y mantenían contacto con su oposición política. Pero ahora, consignó Gergen en base a un estudio de la Fundación Kaiser y el diario The Washington Post, el número de personas que se declaran con sentimientos políticos “duros”, demócratas o republicanos, se incrementó considerablemente.
La situación es tal que Gergen, que trabajó tanto con el presidente republicano Ronald Reagan (1980-1988) como con el presidente demócrata Bill Clinton (1992-2000), se preguntó si quien gane la eleccion podrá gobernar.
“La estridente y muchas veces viciosa naturaleza del combate (político) no ha sido alentadora hasta ahora”, comentó. “El abismo entre los dos partidos crece ante nuestros ojos”, añadió.
Y de hecho, las encuestas indican que la diferencia entre republicanos y demócratas es mínima, tanto que algunos politólogos comienzan a manejar escenarios de 50.5 a 49.5 por ciento.
Al mismo tiempo, según Mann y Ornstein, el gobierno estadunidense enfrenta una parálisis inducida por la mayoría republicana en la Cámara baja.
El mensaje en todo caso es que quien gane la Presidencia estadunidense debe recordar que el puesto no es de un partido y que necesita del otro para gobernar.
El debate racial, arma de Obama
La gobernadora de Arizona, Jan Brewer, acusó al presidente Barack Obama de usar el tema racial para cortejar a los votantes hispanos y acusar a los republicanos de ser intolerantes.
“Es todo el tiempo que nos hostiga racialmente”, se quejó Brewer.
El régimen de Brewer en Arizona se ha caracterizado por la adopción de medidas consideradas como de dureza contra los inmigrantes indocumentados, mediante legislación que el gobierno de Obama considera como discriminatoria contra ciudadanos de origen hispano y cuestionó judicialmente.
En el marco de un desayuno con reporteros políticos estadunidenses, Brewer dijo no tener duda alguna sobre las intenciones de hostigamiento de Obama, con el que ha tenido al menos un muy publicitado choque en persona.
Obama “trata de complacer” a la minoría hispana, aunque “no ha asegurado mis fronteras” –con México–, dijo.
Los votantes de origen hispano favorecen actualmente a los demócratas en general y a Obama en particular por 65 a 27 por ciento, según las últimas encuestas de opinión pública.