Los milicianos indicaron que comenzaron a excavar el túnel de 305 metros de largo hace unos cinco meses desde una casa cercana a las torres de vigilancia de la cárcel
Internacionales
- 2011-04-26
Milicianos talibanes liberaron a más de 480 reos de la principal cárcel del sur de Afganistán mediante un largo túnel que excavaron durante meses, informaron ayer los insurgentes y las autoridades.
Funcionarios en la prisión de Saraposa, en la ciudad de Kandahar, descubrieron la fuga alrededor de las 4 de la madrugada, una media hora después de que el Talibán dijo que había sacado a todos los internos.
Los milicianos indicaron que comenzaron a excavar el túnel de 305 metros de largo hace unos cinco meses desde una casa cercana a las torres de vigilancia de la cárcel.
Se desconocía de inmediato si vivieron en la casa mientras excavaban. Planearon meticulosamente el recorrido del túnel para evitar retenes policiales y caminos principales, señaló el grupo insurgente en un comunicado. Llegaron a las celdas de la prisión alrededor de las 11 de la noche del domingo y un puñado de reos que sabían del plan abrieron las puertas de las celdas y sacaron a cientos de sus compañeros sin que se hiciera un solo disparo.
El gobierno de Kandahar puso en marcha un dispositivo de búsqueda inmediato. “Hemos capturado ya a 13 de ellos. Algunos tenían chalecos explosivos. En el penal de Kandahar había en total mil prisioneros”, dijo a EFE el portavoz de Kandahar, Zalmai Ayubi.
En tanto, Estados Unidos reportó ayer que el gobierno de Afganistán no sabe cuánta gente trabaja para su policía, creando un riesgo de abuso de los fondos internacionales destinados al pago de salarios de la fuerza.
La auditoría de la policía realizada por el inspector general especial para la reconstrucción de Afganistán reveló que desde 2002 se destinaron mil 600 millones de dólares (aportados por donantes internacionales a un fondo manejado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo) a pagar a policías afganos.
Pero sin un sistema central de pago de salarios es difícil saber “a dónde está yendo realmente el dinero”, dijo Herbert Richardson, el inspector general en funciones