Papa da ‘jalón de orejas’ a sacerdotes y políticos brasileños
El pontífice hizo un llamado enérgico a los religiosos para que salgan de sus parroquias y sean "callejeros de la fe", por otro lado reclamó a las autoridades una "visión humanista" de la política y la economía que elimine el elitismo y la pobreza.
Internacionales
Milenio.com - 2013-07-27
El papa Francisco dio el sábado un tirón de orejas a la clase política de Brasil, que poco antes de su visita fue blanco de masivas protestas de una sociedad civil desencantada por la corrupción y la ineficiencia de los servicios públicos. Previo a esto también hizo un llamado enérgico a los sacerdotes para que salgan a las calles y no quedarse en sus parroquias.
En un discurso ante autoridades, legisladores y miembros de la sociedad brasileña reunidos en el Teatro Municipal de Río de Janeiro, el pontífice argentino de 76 años reclamó una "visión humanista" de la política y la economía que elimine el elitismo y la pobreza.
"El futuro nos exige hoy la tarea de rehabilitar la política, que es una de las formas más altas de caridad", dijo Francisco en el penúltimo día de su visita a Brasil.
"Entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta siempre hay una opción posible: el diálogo", añadió. "Cuando los líderes de los diferentes sectores me piden un consejo, mi respuesta es siempre la misma: Diálogo, diálogo, diálogo".
Más de un millón de personas salieron en junio a las calles de Brasil para protestar contra la corrupción, el alto costo de vida, los exorbitantes gastos de las obras para la Copa Mundial del 2014 y la mala calidad de la educación y la salud pública en la mayor economía de América Latina.
Las manifestaciones, en ocasiones violentas, derrumbaron la popularidad de la presidenta Dilma Rousseff y ensombrecieron sus posibilidades de reelección en el 2014.
"Quien desempeña un papel de guía debe tener objetivos muy concretos y buscar los medios específicos para alcanzarlos, pero puede haber el peligro de la desilusión, la amargura, la indiferencia cuando las expectativas no se cumplen", dijo el Papa.
Francisco visita Río de Janeiro desde el lunes para la Jornada Mundial de la Juventud, un festival religioso que atrajo a más de un millón de fieles de todos los rincones del planeta.
Su primer viaje internacional desde su elección en marzo ha estado lleno de potentes declaraciones contra la corrupción, el egoísmo de los ricos y la marginación de los jóvenes.
El viernes por la noche, durante una representación del vía crucis en la playa de Copacabana, reconoció ante cientos de miles de jóvenes que las incoherencias del clero llevaron a muchos a perder la fe y abandonar la Iglesia, en alusión a los escándalos financieros y sexuales en el Vaticano.
Salgan a la calle, dice Francisco
El sábado por la mañana durante una misa en la catedral de Río de Janeiro pidió los religiosos aventurarse más allá de la comodidad de sus iglesias para llegar hasta los más pobres y necesitados.
Francisco se vio eufórico al ingresar al enorme templo de forma cónica, con sus paredes internas cubiertas de vitrales, al ser rodeado por prelados y seminaristas que lo abrazaban y tomaban fotos para conmemorar su presencia, en el penúltimo día de la Jornada Mundial de la Juventud, en Brasil.
"No podemos quedarnos enclaustrados en la parroquia, en nuestra comunidad, cuando tantas personas están esperando el Evangelio", dijo.
Desde su elección en marzo como el primer Papa no europeo en mil 300 años, Francisco ha instado a los curas, monjas y obispos a escuchar más el clamor de los hambrientos de necesidades tanto materiales como espirituales.
"No es un simple abrir la puerta para acoger", dijo, "sino salir por ella para buscar y encontrar".
Conocido en Argentina como el "cardenal de los pobres" por su estilo de vida austera, sus desplazamientos en metro y sus visitas a los barrios más humildes, Francisco instó al clero a asumir riesgos.
"Es en las 'favelas', en los 'cantegriles', en las 'villas miseria' donde hay que ir a buscar y servir a Cristo", añadió, citando a la fallecida Madre Teresa de Calcuta.
Y Francisco ha predicado con el ejemplo en el Vaticano, donde rechazó la lujosa residencia de sus predecesores en el Palacio Apostólico para instalarse en un pequeño cuarto de una casa de huéspedes y come a menudo con los demás religiosos.
El Papa participará el sábado por la noche en una vigilia con jóvenes en la playa de Copacabana y oficiará el domingo una gigantesca misa campal antes de regresar a Roma.