TLAPACOYAN: Vehículos oficiales para surtir negocios de empleados

Escondidos tras la sombre de la honestidad y transparencia de Víctor Apolinar Barrio, varios empleados municipales que están a cargo de las diversas dirección se aprovechan de ello y de los pocos vehículos oficiales con los que cuenta el ayuntamientos para poder supervisar sus negocios y que se encuentran trabajando sin ningún inconveniente, toda vez que se ha convertido en juez y parte.

Un designio un poco equipado por parte del alcalde tlapacoyense fue la del inspector de alcoholes, Mateo Benavides, el cual a pesar de haber entrado en funciones el día 1 de enero, este no ha dejado de atener su negocio personal, el cual es tan conocido Bar El Tucán.

“El Tucán”, nombre que por cinco temporadas dentro de un torneo de futbol de veteranos llevo por nombre un equipo de futbol que organizo Mateo Benavides en donde Apolinar Barrios era el principal patrocinador, creciendo así la amistad y ahora pagándole con ese importante puesto.

A pesar de que en su mayoría del gremio de bares y cantinas lo vio mal, siendo ofendidos con este nombramiento, toda vez que el personaje señalado es también de este gremio y ahora imponiendo diversos cobros, de los cuales ni los propios ediles han decidido.

Al grado de acudir con los propietarios de varios negocios, en donde dejo en claro que todo lo que repartían los cantineros para poder trabajar en pasadas administraciones, ahora se lo tendrán que dar a el para no ser molestados por nadie y poder trabajar hasta la hora que ellos quieran.

Otra situación similar se dio en la localidad de la Palmilla, en donde se presentó como representante de hacienda, solicitando cobros indebidos para der laborar las 24 horas, o de lo contrario tendrían que acudir a hacer sus altas correspondientes ante el SAT para no ser molestados.

Y ahora se da el uso de vehículos oficiales para poder atender su negocio, el cual lo estaciona justamente frente a su negocio, Bar El Tucán, permaneciendo por varias horas y también siendo utilizado para poder surtir de licor, sin que nadie le diga nada, toda vez que está bien con el presidente municipal y sin que la encargada de la dirección de comercio pueda meter las manos.