El Arte de Sanar es enseñanza de nuestros abuelos: Sanadora Totonaca
+Janeth Valencia Valencia es terapista podal en la Casa del Arte de Sanar
+Sus abuelos transmitieron sus conocimientos de sanación para aliviar los dolores entre su comunidad
Zona Norte
COMUNICADO - 2014-03-24
La Casa del Arte de Sanar, o Puma’akgsanin, en lengua totonaca, es parte de las 15 que forman el Centro de las Artes Indígenas (CAI), donde la sabiduría de esta cultura milenaria es mezclada para sanar el cuerpo y alma con hierbas que cosechan en su propia tierra.
Como ya es tradición, cada año en el Festival de la Identidad, Cumbre Tajín, denominado en su 15 aniversario como La Revelación de lo Posible, se dieron cita en el también conocido Nicho de la Sanación, curanderos, brujos indígenas y sanadores, que brindaron a visitantes nacionales y extranjeros servicios medicinales para malestares físicos y del alma.
Janeth Valencia Valencia, terapista podal y en reflexología, aprendió este oficio por sus abuelos quienes la criaron; ella da masajes a cientos de visitantes con dolores en el cuerpo, piernas y pies, con ayuda de una indumentaria artesanal hecha de madera de cedro, otorgando alivio y descanso a sus clientes que en su mayoría son mujeres.
“Realizamos reflexología podal, bambú, masaje sueco, y el masaje tradicional totonaco, que consiste en frotar por completo el cuerpo, con ayuda de plantas medicinales que nosotros sembramos y cosechamos para dar este servicio a quien acude a nosotros por algún malestar en el cuerpo”, expresó la sanadora artesanal.
Explicó que en la Casa de la Sanación se cuenta con el apoyo de rezanderos, curanderos, los que hacen limpias, otros que ayudan a través del temazcal, y los abuelos que enseñan con medicinas hechas a través de plantas y aceites medicinales, esto como parte de preservar la cultura medicinal y cómo pueden curarse con lo que la tierra les brinda.
Valencia Valencia agregó que en su cultura el curandero o sanador totonaco conoce el uso de las plantas medicinales para aliviar los males físicos y algunas veces mentales y del alma o espirituales, siendo sus líderes o maestros sus abuelos, los sabios de la región.
Y es en el festival de Cumbre Tajín, donde mexicanos y extranjeros pueden apreciar de los conocimientos que comparten los curanderos Totonacas con el mundo para lograr la sanación del cuerpo, el espíritu y el vínculo con la Madre Tierra, misma que les regala los elementos necesarios para las curaciones.
El Centro de las Artes Indígenas cuenta con 15 casas de estudio, entre ellas la de Medios de Comunicación y Difusión, Escuela de Voladores, del Algodón, de las Pinturas, de la Alfarería, de la Gastronomía, Música y Museografía y la de Sanación.
En todas y cada una de estas casas-escuelas-talleres, los adultos transmiten sus enseñanzas a los niños, niñas y jóvenes que han destacado en alguna actividad para que continúen con las tradiciones que forman parte de su ancestral cultura.