+ Ya han pasado 10 años de los Juegos Olímpicos de Atenas, unos juegos que regresaban a su ciudad de origen; hoy la historia es diferente, la crisis económica del 2008 y de la cual no han podido levantarse, ha provocado que aquel legado olímpico quede en el olvido
Deportes
MILENIO - 2014-08-13
En el oscuro rincón de un parque hay un recordatorio de que hace 10 años, Atenas fue el anfitrión de los Juegos Olímpicos. La demacrada estructura lleva la inscripción "gloria, prosperidad, sabiduría, victoria, triunfo, heroísmo, trabajo". Es ahí donde los dignatarios olímpicos en ese entonces plantaron un olivo con la esperanza de ser recordados en la posteridad.
Si bien ese pequeño teatro de mármol era entonces símbolo de pompa, es hoy emblemático del despilfarro de una olimpiada que dejó un legado ambiguo: un nuevo tren subterráneo, un nuevo aeropuerto y otras obras de infraestructura que mejoraron la calidad de vida en esta ciudad de 4 millones de habitantes, pero a la vez una enorme cantidad de escenarios deportivos construidos a la carrera y ahora en franco deterioro.
A medida que Grecia sufre una severa depresión, han surgido denuncias de que los Juegos fueron un proyecto demasiado ambicioso. Aunque economistas reconocen que no sería justo achacar la severa crisis económica a una competencia deportiva de 17 días, hay muchos que opinan que se desperdiciaron oportunidades, inclusive la oportunidad de reforzar la cultura deportiva del país. Es una lección que Brasil haría bien de aprender, ahora que se prepara para ser sede olímpica en 2016.
"No aprovechamos esa dinámica que creamos en el 2004", opina Pyrros Dimas, quien fue campeón levantador de pesas nacional y ahora es parlamentario socialista. "Simplemente cometimos el peor error de nuestra historia: apagamos todo, trancamos la puerta de los estadios, dejamos que se desmoronen y hasta allí llegó eso".
"Gastamos un montón de dinero en proyectos que ya no sirven o que se están derrumbando", expresó Dimas, que ganó su última medalla olímpica en una cancha de Atenas que es hoy un salón de conferencias. "Hubo proyectos que debían costar 2 o 3 millones de euros y que terminaron costando 13 o 14 millones. No hubo control".
Según cifras oficiales, los Juegos costaron unos 8.500 millones de euros, el doble del presupuesto inicial, pero una fracción insignificante comparado con la deuda de 320.000 millones de euros que el país acarreó después del 2008. El ex miembro del comité organizador Gianna Angelopoulos ordenó una investigación sobre el impacto económico total de los Juegos. La idea es comparar los gastos que se emitieron con las ganancias que se obtuvieron en cuanto a turismo, inversiones y empleo.
"Las Olimpiadas fueron muy importantes en la difusión de Grecia como marca", expresó el economista Theodore Krintas, director de Attica Wealth Management. "Pero hicimos muy poco después para darle seguimiento".
Andrew Zimbalist, un economista estadounidense que estudia el impacto financiero de eventos deportivos, dijo que la experiencia enseña que ser sede de unas Olimpiadas no necesariamente impulsa el desarrollo económico: "Al final del día, el principal beneficio es el entusiasmo colectivo que la experiencia suscita entre los habitantes de la ciudad anfitriona o del país anfitrión", comentó Zimbalist, a profesor de economía en el Smith College. "Pero ese es un sentimiento pasajero, no duradero. ¿Por qué Atenas simplemente no invirtió... en desarrollo y transporte y comunicaciones e infraestructura, en vez de ser sede de las Olimpiadas?"
El costo de ser una sede olímpica y de garantizar que los proyectos no queden en el olvido es un tema que está siendo debatido por el Comité Olímpico Internacional y su nuevo presidente Thomas Bach. Muchos países, al enterarse de que los Juegos de Invierno de Sochi este año costaron 51.000 millones de dólares, retiraron su candidatura para ser sede de esa justa en 2022.
La reducción de los gastos y el enfoque en los proyectos a largo plazo integran la "Agenda Olímpica 2020" de Bach, una serie de reformas que serán sometidas a votación en una conferencia del comité olímpico en Mónaco en diciembre.
En Grecia, muy pocas de las estructuras construidas para las Olimpiadas de hace 10 años siguen en funcionamiento. Las canchas de bádminton fueron convertidas en una sala de conciertos, pero el estadio de ténis de mesa y gimnasia está en venta, y la cancha de vóleibol de playa casi no se volvió a usar, y recientemente fue saqueada.
La mayoría de las estructuras están cerradas con candado.
El terreno del antiguo aeropuerto de Atenas tenía media docena de canchas deportivas. Durante una década los políticos han estado discutiendo cómo usar la extensa propiedad, y mientras tanto las instalaciones han caído en la desidia. Hay enormes tuberías abandonadas cerca de la carretera. Aviones en desuso descansan cerca del lugar donde los arquitectos una vez soñaron con construir un enorme parque de diversiones. Este año, inversionistas privados ganaron un contrato para construir allí un centro residencial, comercial y vacacional, a un costo de 7.000 millones de euros.
Spyros Capralos, director del Comité Olímpico de Grecia, dijo que las condiciones de esas estructuras "son una vergüenza nacional".
Capralos, ex campeón de natación y jugador de water polo, atribuye el olvido a una excesiva burocracia y a una falta de planificación.
"Nadie pensó en qué pasaría después", comentó. "Muchas de las instalaciones deportivas se construyeron sólo para ser construidas y a nadie se le ocurrió que habría que invertir dinero en mantenerlas después de las Olimpiadas", dijo Capralos.
En su premura por concluir las construcciones a tiempo, las autoridades ni siquiera obtuvieron los permisos legales para algunas de ellas, como por ejemplo la elegante cúpula encima del principal Estadio Olímpico diseñada por el famoso arquitecto español Santiago Calatrava.
El Ministerio de Deportes de Grecia dice que al fin ha corregido las fallas de las licencias de construcción, algo que hasta ahora impedía realizar reparaciones y mantenimiento, y que se han conseguido fondos para preservar el techo.
En general, insistió Capralos, las Olimpiadas fueron algo positivo para Grecia pues se crearon inversiones paralelas que de otra manera no se hubieran realizado.
"Me entristece pensar que la opinión pública piense que las Olimpiadas de Atenas no fueron un éxito", comentó. "Sí lo fueron, tanto desde el punto de vista deportivo como desde el punto de vista de proyectos que animaron a Atenas. El turismo aumentó, hay un aeropuerto moderno, carreteras, el tren subterráneo, los teléfonos funcionan y no se va la electricidad cada vez que hace calor".
Capralos cree que aún hay tiempo para rescatar el legado de las Olimpiadas.
"Simplemente alguien tiene que hacer lo necesario para que esas estructuras queden en manos del sector privado, porque no creo que el sector público puede ser un buen empresario o administrador de estadios".