Iguala y Tlatlaya pusieron rostro a problemas de México: John Bailey

+El académico de la Universidad de Georgetown considera que desde la sociedad, a nivel municipal y con acuerdos federales pueden darse las condiciones para que la seguridad mejore en México.

Internacionales

Milenio.com - 2014-11-06

Los casos de Iguala y Tlatlaya son el rostro de los problemas de seguridad que tiene México, considera el académico de la Universidad de Georgetown, John Bailey.

El autor de "Crimen e impunidad. Las trampas de la seguridad en México", recuerda que en el Foro Económico de Davos, a principios de 2014, se le reconoció al gobierno de Enrique Peña Nieto la aprobación de las reformas constitucionales en materias económicas, pero se tenía la duda de la imagen de violencia que mantenía México.

"Iguala y Tlatlaya pusieron rostro a esos problemas de México" que, dice, son comparables con un árbol: "el crimen tiene su parte visible por encima de la tierra, pero debajo de la tierra hay otra bola de mugre donde se nutren las raíces del crimen organizado".

Dice que la desaparición de 43 jóvenes normalistas en Iguala, Guerrero, refleja que México ha entrado en una nueva fase entre grupos criminales, el Estado y la sociedad civil, en la que se debe penetrar con las herramientas de inteligencia, pactando con las autoridades locales y bajo la presión de la sociedad civil.

Bailey considera que hasta que el Estado penetre y comience a cortar y limpiar esas raíces es que los cambios en materia de seguridad serán palpables.

En su libro, Bailey analiza la política del crimen en México, la manera en que la criminalidad se acentuó en 2006 y se estabilizó en 2012, las percepciones de inseguridad que dominan en la población, las amenazas que enfrenta el país como la corrupción y la impunidad y compara a México con otros países de América Latina demostrando las causas de la crisis de violencia actual.

En entrevista con MILENIO, Bailey reconoce la creación de policías estatales como Fuerza Civil en Nuevo León -que surgen tras la exigencia de sus habitantes, el apoyo de la clase empresarial y la voluntad política de los gobernantes.

"Los políticos están dándose cuenta que esa bandera de la seguridad les puede servir. Los buenos resultados pueden tener un impacto en los electores".

Bailey destaca los avances en materia de seguridad en las ciudades en las que la ciudadanía se ha involucrado como Ciudad Juárez con la participación de la Policía Federal, Tijuana con las acciones del Ejército y Monterrey con su propia policía.

Plantea que el primer paso debe darse en las calles, con las policías, pues son "el Estado en la calle" y la concepción que se tenga de ellas afectará mucho el comportamiento del ciudadano.

Explica que es debido a la concepción que los ciudadanos tienen de quienes los cuidan que México se encuentre en los niveles más bajos de confianza de su policía, "anda como el Perú, casi hasta abajo del espectro".

Para el académico el gobierno federal tiene mucha responsabilidad en materia de seguridad, pero advierte que las soluciones deben darse desde los municipios y cuando los presidentes municipales encuentren la fórmula "se puede difundir".

Comenta que el presidente Enrique Peña Nieto tiene limitaciones por el federalismo, las cuales "la gente tiene la inercia de pedir que Peña haga algo, pero necesita formar pactos con los gobernadores, con los otros partidos y autoridades locales".

"Si no hay confianza en los gobernantes locales, muy difícilmente la sociedad puede entrar a participar. Pero si empieza la sociedad civil y gobernantes a mostrar que hay posibilidad de cambio tendrá un efecto positivo".

Para lograr los cambios en materia de seguridad, Bailey recomienda que se involucre el sector empresarial, la iglesia católica, las organizaciones de la sociedad civil, con lo que el "Presidente tendrá el terreno preparado para una nueva política frente a ese problema de crimen organizado".

Entre las necesidades para combatir la violencia, detecta la falta de un sistema de inteligencia policial, que los municipios estén dispuestos a perder el control de sus policías ya sea a mandos únicos estatales o a intervenciones federales y que haya voluntad política para revisar a los candidatos.

Sin embargo, considera que las próximas elecciones de 2015 "pueden ser demasiado inmediatas", por lo que mejor se debe "preparar el terreno para la próxima elección presidencial".

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