La Cámara de Representantes en EU aprobó el proyecto de ley para dotar de fondos al Departamento de Seguridad Nacional supeditándolo a retirar los recursos destinados a materia migratoria.
Internacionales
MILENIO - 2015-01-15
La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó el proyecto de ley para dotar de fondos al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) supeditándolo a retirar los recursos destinados a las acciones ejecutivas en materia migratoria impulsadas por el presidente Barack Obama.
Con una votación final de 236 votos a favor y 191 en contra, el texto legislativo logró el beneplácito de la Cámara baja y pasa ahora a consideración del Senado, donde se enfrentará a la oposición demócrata y a las reticencias de algunos republicanos, lo que podría prolongar el debate sobre la financiación del DHS hasta que expire su haber, el 27 de febrero.
De todos modos, aunque el texto prospere en la Cámara alta, es prácticamente imposible que logre el apoyo de dos tercios de los cien senadores, suma necesaria para evitar el veto presidencial con el que ya ha amenazado el mandatario.
"En vez de aprobar una reforma migratoria integral, la Cámara ha votado para tumbar el progreso. Es tiempo de soluciones, no de política", reaccionó inmediatamente Obama en su cuenta de Twitter.
Sin embargo, los republicanos argumentan que la propuesta legislativa para acabar con las medidas ejecutivas del presidente responde a su responsabilidad por proteger los valores constitucionales.
"No tomamos esta acción a la ligera, simplemente no tenemos otra alternativa. Esto no es una controversia entre los partidos, o incluso entre las ramas de nuestro Gobierno. Esta extralimitación del ejecutivo es una afrenta al Estado de Derecho y a la propia Constitución", dijo el presidente de la Cámara baja, el republicano John Boehner, antes de la votación.
Sin embargo, alrededor de una decena de republicanos votaron en contra de la propuesta, ya que sus distritos tienen un importante número de población latina.
Así, el proyecto de ley de presupuesto destinado a la seguridad nacional lleva adjuntas dos enmiendas que revocarían los fondos para la acción ejecutiva anunciada por Obama en noviembre, además de los destinados a la conocida como Acción Diferida (DACA), que desde 2012 ha evitado la deportación de más de medio millón de jóvenes indocumentados criados en el país.
Los demócratas han acusado a los conservadores de "jugar" con la seguridad de los ciudadanos estadounidenses para hacer política, ya que el DHS también es el encargado de ejecutar toda la estrategia antiterrorista.
La directora de Política Nacional de la Casa Blanca, Cecilia Muñoz, dijo horas después en una conferencia telefónica que "no hay razón en absoluto para jugar con las acciones ejecutivas", en referencia a un posible acuerdo intermedio con los republicanos para poder financiar el Departamento.
De todos modos, el voto de hoy también evidencia el creciente poder del ala ultraconservadora de los republicanos en el seno del partido, ya que la continua afrenta contra la comunidad latina puede costarles muy caro en las elecciones presidenciales de 2016.
"El liderazgo republicano de la cámara y su caucus pueden creer que hoy votaron en contra del presidente, pero en realidad han votado en contra de los millones de familias estadounidenses cuyos seres queridos están trabajando muy duro para cumplir con la ley", dijo la directora del Consejo Nacional de La Raza (NCLR), Janet Murguía, tras conocerse el resultado de la votación.
Asimismo, el senador demócrata por Nueva Jersey, Robert Menéndez, uno de los más fervientes promotores de una reforma migratoria integral, consideró que los republicanos están jugando "a la ruleta rusa con la seguridad" del país, mientras lanzan propuestas "envenenadas", "extremistas" y "antiinmigrantes".
"Es chocante, mas no sorprendente, que la nueva estrategia de los republicanos en la cámara sea la misma que la de antes: proteger nuestro roto sistema migratorio a capa y espada sin importar los costos", sentenció el senador.
La inmigración se ha erigido, con la conformación del nuevo Congreso de mayoría republicana, como uno de los principales lugares de desencuentro entre ambos partidos, así como entre la Casa Blanca y el Legislativo.