En el 50 aniversario del “domingo sangriento”, el mandatario recuerda en Selma, Alabama, los hechos de Ferguson, Misuri.
Internacionales
Miguel A. Bravo León - 2015-03-09
El presidente de EU, Barack Obama, conmemoró ayer el triunfo de los derechos civiles durante el 50 aniversario de la marcha de Selma a Montgomery (Alabama), que llevó a la aprobación de la ley de derecho al voto, aunque recordó que la "larga sombra" del racismo no se ha desvanecido.
El aniversario se produce en momentos en los que en Estados Unidos se vuelve a cuestionar la discriminación contra la población negra y la actuación de la policía hacia las minorías, después de varios episodios en los que afroamericanos desarmados han muerto por disparos de agentes de la ley.
"Sabemos que la marcha no ha terminado", aseguró el presidente ante miles de personas en el puente Edmund Pettus, donde hace 50 años los activistas fueron duramente reprimidos por la policía, en lo que pasó a la historia como el Bloody Sunday ("domingo sangriento").
Obama, el primer mandatario negro del país, rechazó la idea de que "nada ha cambiado" pero señaló que sería un "error" considerar que el racismo ha sido desterrado y que la labor de los hombres y mujeres que participaron en la marcha de Selma se ha completado.
"Sólo tenemos que abrir nuestros ojos y oídos, y el corazón, para saber que la historia racial de esta nación todavía proyecta su larga sombra sobre nosotros", agregó.
El mandatario hizo referencia a casos como el de Michael Brown, un joven afroamericano de 18 años, que murió en agosto pasado en Ferguson (Misuri) baleado por un policía blanco, en un suceso que desató protestas y disturbios, que dieron lugar a un movimiento que denuncia las desigualdad que sufren los afroamericanos.
El Departamento de Justicia estadunidense constató en un informe sobre la actuación general de la policía de Ferguson la discriminación racial y la violación sistemática de los derechos civiles de la población negra, con detenciones sin motivo aparente y el uso excesivo de la fuerza especialmente contra esta comunidad.
"Selma nos enseña, también, que la acción requiere que nos despojemos de nuestro cinismo", dijo Obama, y señaló que "en lo que se refiere a la búsqueda de la justicia, no podemos permitir ni complacencia ni la desesperación", agregó ante una audiencia de 40 mil personas, entre los que se escucharon algunas consignas de protesta que fueron acalladas por el público.
Si bien admitió que lo que pasó en Ferguson "puede que no sea único", rechazó que sea "algo endémico" y a diferencia de lo que ocurría antes del movimiento por los derechos civiles "no está protegido por la ley ni la costumbre".
Obama alabó el modelo del movimiento pacífico liderado por Martin Luther King, quien también participó en las marchas de Selma, que sirvieron de catalizador para lograr la igualdad del voto de los afroamericanos en una época de segregación, e hizo un guiño al poder de los jóvenes para el cambio.
"Desde las calles de Túnez al Maidan en Ucrania, esta generación de jóvenes puede sacar fuerza de este lugar, donde los menos poderosos pudieron cambiar a la mayor superpotencia del mundo, y empujar a sus líderes a expandir los límites de la libertad", dijo.
En el acto estuvieron el ex presidente republicano George Bush y su esposa, Laura, así como el gobernador de Alabama Robert Bentley, y una delegación de un centenar de congresistas encabezada por el demócrata John Lewis, quien participó en la marcha cuando tenía 25 años y a quien Obama se refirió como uno de sus "héroes".
Tras su discurso, Obama, que ya visitó Selma como candidato presidencial en 2007, cruzó el emblemático puente Edmund Pettus junto con su familia y una delegación de unas cincuenta personas, entre las que había sobrevivientes de los ataques policiales.
Claves
Falsa alarma
- Una alarma de seguridad en la Casa Blanca retrasó 50 minutos la partida del presidente Barack Obama a los eventos del 50 aniversario del "domingo sangriento" de Selma, Alabama.
- Un perro detector de bombas encontró un objeto sospechoso en un automóvil cerca de la residencia presidencial en Washington, a raíz de ello se cerró al acceso a la zona de forma preventiva.
- Además, una pequeña explosión con un incendio en un puesto de alimentos a unas cuadras de la Casa Blanca aumentó el nivel de alerta.