#ArrierosSomos: LO PERFECTO ES ENEMIGO DE LO BUENO

Así dice un dicho: “Lo perfecto es enemigo de lo bueno. Como no podemos ser perfectos, por lo menos tratemos de ser buenos”.
¿Por qué digo esto?
Porque en el artículo de la semana pasada, cometí un error –sólo los que no hacen nada no se equivocan– al señalar la fecha del decreto que emitió Guadalupe Victoria el 8 de octubre de 1825, para establecer el puerto y la aduana en el lugar más propicio en la barra del río Coatzacoalcos, que por ser La Fábrica, ahora Minatitlán, el poblado existente más cercano, aquí se establecieron.
El error fue que señalé como la fecha del decreto el 7 de octubre de 1825 y lo correcto es el día 8.
Así, que corregido el error, con mi cara de vergüenza, pido disculpas por tan grandísimo descuido.

18 de Octubre de 1863, historia regional

Varios amigos míos, después de leer el artículo anterior hicieron comentarios acerca de la organización de los festejos del 18 de Octubre y su trascendencia para nuestro pueblo.
Algunos los consideran ajenos, porque no fue en nuestro actual territorio, aunque se les olvida varios aspectos que hay que considerar, principalmente dos:
a.- El 18 de octubre de 1863, Minatitlán era la cabecera del Cantón del mismo nombre, y en él se incluía la municipalidad de Cosoleacaque, entre otros.
b.- Los vecinos de la región que participaron voluntariamente en esa batalla, y parte del Ejército regular de la Federación que combatió a la Intervención Francesa, fueron nativos o avecindados de los pueblos del sur de Veracruz.
c.- Si bien la intervención de los voluntarios fue marginal, el ofrecimiento que hicieron a Francisco P. Carrión es significativo para las familias que aportaron a sus seres más querido para hacer frente al enemigo, para salvaguardar y rescatar la soberanía nacional. Los vecinos encuadrados en el Ejército republicano, eso sí participaron en la batalla.
d.- No fue la única batalla que se dio en el sur de Veracruz. Todavía falta investigar y conjuntar todo el contenido histórico de la presencia de las fuerzas invasora en nuestra región y lo que pasó en cada pueblo. Sólo hemos dado pinceladas.
e.- En la página doce o sea la última página de este ejemplar, el Maestro Florentino Cruz Martínez, Cronista de Cosoleacaque, nos regala detalles de los hechos posteriores a la batalla de Totoapan, que nos amplía más el conocimiento sobre ese hecho.

¡Ah!, los recuerdos

También, hicimos un ejercicio de “buena” memoria y recordamos cómo se organizaban las fiestas alusivas al 18 de Octubre de 1863.
Y esto también es parte de la historia.
La actual escuela “Profr. Hilarión Morales”, antes se llamó “18 de Octubre de 1863 y mucho antes, fue fundada con el nombre de “Ignacio López Rayón”, el 9 de agosto de 1934 (la calle de su costado derecho lleva ese nombre), cuando el presidente municipal Demetrio Martínez colocó la primera piedra para construir sus edificios. Ignacio López Rayón fue un insurgente mexicano, secretario del cura Miguel Hidalgo y Costilla, que encabezó el movimiento de independencia a la muerte de éste. Redactor de los Elementos constitucionales, miembro de la Suprema Junta Nacional Americana y del Congreso de Anáhuac en 1813 que daría como fruto la Constitución de Apatzingán de 1814.
Varios profesores estuvieron en la dirección de esta escuela, entre ellos el Maestro Hilarión Morales y vivieron la precariedad de recursos para mejorarla, según iba creciendo la demanda de oportunidades para estudiar ahí y la ausencia de espacios e instalaciones adecuadas.
Contando con el entusiasmo, capacidad e iniciativa, esos directores buscaron un pretexto para que la población cooperara con recursos para mejorar sus instalaciones y aprovechando que por la calle Hidalgo, Ejército Mexicano y 18 de Octubre, mucho antes llamado Camino Real, pasaron los soldados franceses rumbo a Cosoleacaque cuando sucedió la batalla a que hacemos alusión, idearon celebrar el acontecimiento para celebrar la fecha, organizando verbenas populares, donde el esparcimiento, la diversión y la convivencia dejará recursos para mejorar las instalaciones de la institución educativa.

¿Cómo eran los festejos?

Por lo que recordamos, había competencias deportivas: carrera pedestre de Minatitlán a Cosoleacaque; carrera ciclista con el mismo trayecto. Entonces participaban ambos municipios en su organización. Participaban todas las fuerzas vivas, incluyendo a la Cruz Roja.
Se organizaban bailes populares y encuentros de jaraneros. Se instalaba los juegos mecánicos, vendimia de artesanías y de dulces regionales. Entre los juegos mecánicos que más se recuerdan estaba el martillo, la rueda de la fortuna, el gusano y los caballitos.
En los bailes populares, como no había salones, se hacían en la rotonda Santa Clara, donde las damas no pagaban por bailar. Los caballeros sí pagaban y para distinguir quién había pagado y quién no, se les colocaba en la solapa de la camisa un listón prendido de un alfiler o con un “seguro”.
Desde luego que no faltaba una representación de la batalla, donde los alumnos de la escuela participaban, un grupo como los invasores franceses y otro grupo como el Ejército Nacional.
Tampoco faltaban las competencias deportivas como el béisbol y el volibol.
Y atrás de la escuela, en lo que hoy es la calle Azcapotzalco, hubo en unas épocas charreadas y la mayoría de las veces carreras de caballos en varias modalidades.
Desde luego no faltaba las juegos de azar como la tómbola, las cábulas o lotería con sus pregoneros, ni los dados, que siempre han estado prohibidos, pero que al fin y al cabo, son el imán para los que gustan de las diversiones fuertes y de tenar a la suerte.
Y como fiesta que se respete, obligado, corría el alcohol en todas sus modalidades, desde cerveza, aguardientes y licores embotellados “de marca”.

¿Qué pasó con la fiesta?

Primero, fueron los patronatos de la escuela “18 de Octubre de 1863”, quienes tuvieron a su cargo la organización de los festejos.
Ya, cuando habían satisfecho sus expectativas y mejorado la escuela, “entró al quite” la Junta de Mejoras de la colonia Santa Clara, para mejorar la infraestructura urbana, como guarniciones, banquetas y pavimentación, donde brilló por su entusiasmo el bien recordeado minatitleco Blandelino Alor Alor (+), que además era trabajador de la Refinería de Minatitlán y periodista. Blandelino era un conocedor de la historia regional y de nuestro pueblo.
Posteriormente, al agotar la expectativas del patronato de la colonia, fue la Junta de Mejoramiento Moral, Cívico y Material de Minatitlán, quien se encargó de organizar estos festejos, para finalmente, en el trienio del Ing. Ignacio Hernández Berrueco lo organizara el ayuntamiento en un esfuerzo de recuperar las tradiciones.
La fiesta fue creciendo y las costumbres se fueron distorsionando entre la gente que acudía a estos festejos. Los vecinos empezaron a quejarse de que no se respetaban sus propiedades. Ni siquiera las costumbres morales a que todos estamos obligados frente a los demás.
Denunciaban que sin recato alguno, individuos alcoholizados hacían sus necesidades fisiológicas frente a todo el mundo, dejando como recuerdo el pestilente olor de sus desechos corporales. O, algo más grave, las constantes peleas entre parroquianos, ante la falta de vigilancia de la policía municipal.
Se objetaba el entorpecimiento del tráfico por las calles que eran su paso ordinario y constante y… el ruido. Desgraciadamente, quien pone un negocio o paga un permiso, siente y cree que tiene el derecho de “llamar la atención” como mejor le parezca, haciendo estruendoso ruido, sin importar la vecindad con enfermos o con personas con necesidad de descansar para estar plenamente despiertos a la hora de laborar, sea su trabajo manual o intelectual.
La fiesta fue degenerando y quizá nos ha faltado imaginación para idear algún programa que rescate la tradición y enaltezca nuestros hechos heroicos, que permita también a la población un tiempo y un espacio de convivencia, esparcimiento y diversión… pero también de identidad.