53 mil 379 millones de dudas: ¿Luchan por la justicia o luchan por la impunidad?

+ CLAROSCUROS, por José Luis Ortega Vidal

Zona Sur

José Luis Ortega Vidal - 2015-11-18

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Si el próximo gobernador de Veracruz es alguno de los Yunes: Pepe, Héctor o Miguel Angel, lo lógico es que al encontrarse en la etapa de conclusión de su gestión -de dos años- dicho personaje buscará influir y –si puede- determinar el nombre de su sucesor.

Aquí y en China, ayer, hoy y siempre, eso se llama ejercicio de poder y resulta un acto natural, digamos que muy humano.

¿Por qué tantas críticas a Javier Duarte por el hecho de que impulsa a un integrante de su equipo político para que lo releve: Alberto Silva o Erick Lagos, básicamente?

La respuesta a esta pregunta surge de otra acción lógica, natural del ser humano: quien no tiene el poder y lo desea lucha por él, lo disputa con todas las herramientas a su mano…incluidos los medios de comunicación.

Ni el afán por entregar el poder a un aliado ni la lucha por el poder haciendo sobresalir los errores del rival son acciones antidemocráticas: pendejo sería quien no las aplicara, de uno u otro bando.

Otra cosa es la Ley. Su existencia se justifica precisamente para regular estos comportamientos: en política se es pragmático o no se es. Hacerlo dentro de la Ley conduce al éxito o a la cárcel, hacerlo fuera de la ley también conduce al éxito o a la cárcel.

Hay, pues, que respetar la Ley y tener el poder para demostrar y defender tal comportamiento.

Hay, al mismo tiempo, que tener el poder, las pruebas y los huevos para demostrar que el rival actuó al margen de la norma y hacérselo pagar sin miramientos.

Quien no entienda estas condiciones en el ejercicio del poder no cuenta con las condiciones para desenvolverse en la política.

La política no es sucia, por si misma, la ensucian los actos de los hombres y a ellos hay que cuidar y de ellos hay que cuidarse, incluyéndonos a nosotros mismos.

(2)

Ayer, durante su comparecencia ante la Legislatura Local, el Secretario de Finanzas, Antonio Gómez Pelegrín, dio a conocer una nueva versión sobre el monto de la deuda pública del gobierno estatal veracruzano. Asciende, dijo, a un gran total de 53 mil 379 millones de pesos.

¡Eso si está cabrón!

Como ciudadanos -y como periodistas en particular- es fundamental no perdernos en la revisión del árbol sin tomar en cuenta la existencia y las características del bosque.

Cuando eso ocurre, en temas tan delicadas y trascendentes como el de la deuda pública de nuestra entidad, pasa que nuestros gobernantes nos están agarrando de tarugos o nos agarramos de mensos nosotros mismos.

Según se lee en una nota de José Topete en alcalorpolítico:

“Entre deuda pública y pasivos o pagos pendientes, el Gobierno del Estado debe 53 mil 379 millones de pesos, reveló el secretario de Finanzas y Planeación, Antonio Gómez Pelegrín, durante su comparecencia de este martes.

De la suma total vaticinó que antes de fin de año serán liquidados, cuando menos, los conceptos de las becas deportivas, PRONABES, el Fondo Metropolitano y la deuda a la Universidad Veracruzana (UV).

Lo anterior, al hacer el desglose de los pasivos del Gobierno de Veracruz recordando que 43 mil 786 millones de pesos corresponden a la Deuda Pública.

En este apartado, especificó que se incluye la deuda bancaria y la bursatilización; también hay 3 mil 468 millones de pesos pendientes a proveedores y constructores.

También se suman otros compromisos de pago en lo que se refiere a la deuda pública como son 4 mil 500 millones de transferencias al Fideicomiso del Impuesto a la Nómina y mil 308 millones de participaciones a la Universidad Veracruzana.

Se adicionan los 294 millones de recursos pendientes a municipios del Fondo Metropolitano; 22 millones de las becas PRONABES, además de una cifra que dijo no tener certeza, correspondiente al atraso a las becas deportivas y la que correspondería a los organismos públicos descentralizados.”

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El lunes 17 de agosto pasado –es decir hace tres meses- La Jornada publicó una nota de Eirenet Gómez –su corresponsal en Xalapa- en la que se indica:

“El gobernador Javier Duarte de Ochoa reconoció que Veracruz está endeudado por 44 mil 470.8 millones de pesos, más un pasivo circulante que no fue precisado, debido a que “el monto de estos pasivos varía día a día”.

Hay, pues, dos versiones diferentes sobre el monto real de la deuda pública de Veracruz de parte del gobernador y de su secretario de finanzas.


En la nota de José Topete en alcalorpolítico, se atribuye a Antonio Gómez Pelegrín la siguiente afirmación:

“Indicó que con la reestructuración de la deuda pública aprobada por el Congreso del Estado se logrará reducir hasta en un 90 por ciento la deuda, luego de comprometer el Fondo de Aportaciones para el Fortalecimiento de las Entidades Federativas, el Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social y el Impuesto Sobre Erogaciones por Remuneraciones al Trabajo Personal.

A partir de lo anterior, el Gobierno de Veracruz podrá liberar 6 mil 100 millones de pesos anuales, los cuales podrán ser destinados a obras de inversión pública.”

¿Exactamente qué quiere decir que el titular de la SEFIPLAN cuando afirma que “se logrará reducir hasta en un 90 por ciento la deuda”?

¿A partir de la reestructuración aprobada por el Congreso Veracruz ya no deberá 53 mil 379 millones de pesos, sino sólo el 10% de esa cantidad: es decir 5 millones 337 mil 900 pesos?

Veamos una declaración de Arturo Jaramillo Díaz de León, Subsecretario de Planeación en la SEFIPLAN, publicada el 21 de octubre del 2015 por xeu.com.mx:

“Arturo Jaramillo Díaz de León informó que la iniciativa enviada al Congreso Local, plantea contratar tres nuevos créditos dejando como garantía dos fondos federales y uno estatal para el pago de 22 mil millones de pesos de deuda pública heredada desde la pasada administración.

En entrevista señaló que el monto de la deuda heredada contabilizada es de 25 mil millones de pesos, por lo que se buscarán tres créditos con bancas de desarrollo y comercial el primero por 15 mil millones de pesos, dejando como garantía el impuesto de erogaciones por remuneraciones al trabajo; otro por 5 mil millones de pesos dejando como garantía el 25 por ciento del Fondo de Aportaciones para el Fortalecimiento de las entidades federativas ( FAFET), y otro por mil 700 millones de pesos dejando como garantía el 25 por ciento el Fondo de Aportaciones para la infraestructura Social.”

De este antecedente declarativo de un alto funcionario de SEFIPLAN se deduce que el 90 % de disminución de la deuda a que se refirió ayer –ante el Congreso- el señor Antonio Gómez Pelegrín, en realidad es la deuda que heredó Fidel Herrera Beltrán y no se alcanzará a pagar la deuda contraída durante el gobierno de Javier Duarte de Ochoa.

Por otra parte, al haber aprobado el Congreso una reestructuración de la deuda bajo la premisa de contraer más deuda lo único que se está haciendo es disminuir intereses viejos de una deuda vieja por una deuda nueva con intereses nuevos.

Esta nueva deuda, a su vez, se pagará con recursos comprometidos a futuro por fondos federales que originalmente estarían destinados a rubros muy distintos al pago de acreedores.

Vaya: no hay un sustento lógico en el argumento de que se disminuye la deuda reconocida ayer por el titular de la SEFIPLAN en 53 mil 379 millones de pesos.

En realidad sólo se reestructura un compromiso monetario con una estrategia financiera que permitirá gastar en el presente –para el pago de deuda- dinero que se debería usar en el futuro.

Dicho de otro modo: los veracruzanos de hoy veremos cómo se reestructura una deuda y los veracruzanos de mañana no gozarán de obras o programas de beneficio social porque el dinero destinado a ello fue el que nosotros, sus padres y abuelos, vimos destinarse al pago de compromisos contraídos durante los últimos 12 años.

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¡Coño!

Esto luce, se escribe y se lee como una locura.

Pero no hay otro modo de verlo, escribirlo y leerlo: porque la comparecencia del titular de SEFIPLAN ayer ante el Congreso, fue en sentido estricto la exposición de una locura…

Financiera, de recursos estatales veracruzanos, pero una locura al fin…

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Esto es un bosque.

Escribir y discutir todos los días sobre las señales, los dimes y diretes, los golpeteos de los hombres que se pelean por el poder sólo para quedarse con la administración de la referida locura, es detenerse en el árbol.

Una reflexión diaria de parte de los periodistas. Una reflexión diaria con sustento argumentativo, con datos, números, cuentas, antecedentes, aportaría mucho más que la crónica sobre los jalones de cabellos entre Alberto Silva, Héctor, Pepe y Miguel Angel Yunes o las sacadas de lengua entre todos ellos y Javier Duarte.

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¿Y la transparencia?

¿Y en qué se empleó el dinero que se debe, se reestructura y seguiremos debiendo?

¿Y los procesos legales contra los responsables de este evidente saqueo?

Si alguien de la fidelidad llega al poder, se entiende, todo seguirá igual.

¿Y quién nos garantiza que habrá claridad y justicia de llegar alguien ajeno a ese grupo?

¿Y quién nos puede demostrar que todos esos políticos en realidad se están peleando?

¿Y no cabe la posibilidad que todos los precandidatos de todos de los partidos políticos y de todos los grupos de poder en Veracruz están, en el fondo, de acuerdo en seguir manejando las cosas como están, dado que a ellos no les afecta en su peculio y al pueblo sí…pero aguanta?

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