Mientras la Sub-17 hace historia con su quinto triunfo consecutivo en el Mundial y el boleto a semifinales, la Sub-22 debuta con un “papelón” en la Copa América
Deportes
- 2011-07-05
Unos se han agigantado tanto como se lo propusieron... Otros empequeñecieron ante la incapacidad de controlar sus emociones dentro y fuera de la cancha.
Contrastes de dos Selecciones Mexicanas que siguen la línea que sus acciones trazaron desde que iniciaron las misiones que les fueron encomendadas.
Jornada agridulce para el futbol nacional, con una Sub-17 que volvió a valerse de su inquebrantable fe y una Sub-22 que comprobó la vulnerabilidad de cualquier equipo que es desgarrado por absurdas decisiones e incomprensibles actitudes.
Los chicos que dirige Raúl Gutiérrez dieron otro paso histórico con la electrizante victoria sobre Francia en el estadio Hidalgo (1-2). Arropados por una multitud que sueña con dar la vuelta olímpica en el Azteca, el próximo domingo, enseñaron que el buen futbol no es su única arma. El temple resultó básico para eliminar a una selección que traicionó su linaje con el catálogo de patadas sobre los pícaros atacantes tricolores.
Primera vez que un representativo mexicano, sin importar categoría o género, gana sus primeros cinco partidos en una Copa del Mundo, prueba inmejorable del hambre de gloria que tiene un grupo inspirado por aquellos niños que rompieron esquemas hace casi seis años en Perú, aunque con el objetivo de mostrar que aquella hazaña no es irrepetible.
El plantel que encabeza Luis Fernando Tena también busca una proeza en la Copa América, certamen al que México fue obligado a asistir con una Selección Sub-22, reforzada por cinco futbolistas sin límite de edad, restricción que terminó en un segundo plano, luego del enorme poder de autodestrucción que caracteriza al balompié nacional.
Desmembrado en la etapa crucial de su preparación, debido a la urgencia de apuntalar al equipo mayor en la Copa de Oro, tras la separación de cinco elementos que dieron positivo por clembuterol en un control antidopaje preventivo, y todavía más debilitado por las ocho bajas que generó aquella noche de juerga en Ecuador, el equipo del Flaco es un auténtico híbrido, con las piezas Sub-22 que le quedaron, refuerzos que originalmente no estaban contemplados en el conjunto que ganó el título de la Concacaf y futbolistas emergentes, arrancados de la Sub-20.
Combinación que explica la derrota frente a la ensamblada selección chilena (1-2) en el estadio del Bicentenario.
Tena y sus hombres también hicieron historia. Primera ocasión que se pierde ante La Roja en un partido correspondiente a la Copa América. El balance era de tres victorias y un empate, con cinco anotaciones marcadas y una recibida. En siete minutos, los andinos le hicieron al Tricolor el doble de los goles que le habían firmado en los 426 previos dentro del certamen continental.
Negro pasaje que es superado más rápido, gracias a la frescura de esos adolescentes dirigidos por El Potro, para los que no hay límites.
Corea del Norte, Congo, Holanda, Panamá y Francia ya cayeron rendidos ante la magia que emana de sus pies, pero esos éxitos no son suficientes, porque la única consigna es proclamarse monarcas del orbe en el Coloso de Santa Úrsula.
Lo demuestran en cada partido, pero también fuera del campo, con disciplina absoluta e irrestricto apego a los consejos del hombre que los guía desde el primer entrenamiento, cuando inició un camino en cuyo andar se han hecho tan grandes como ellos mismos han querido.